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6 de Agosto, la construcción permanente de la Independencia

La Patria no es un concepto teórico al que loar cada x años o en las fechas de guardar, sino que es un armazón al que honrar cada día, con las acciones pequeñas y sin perder el norte

Bolivia cumple años ya pensando en el Bicentenario. Quedan dos años para esa fecha redonda que por alguna razón acostumbramos a festejar con más efusividad, aunque al fin y al cabo todos merecen el mismo respeto. Escapar de la tiranía imperial es una gesta de primer nivel que tal vez nunca ha sido suficientemente ponderada ni digerida, tal vez porque nos detenemos demasiado poco en nuestras victorias y demasiado mucho en las derrotas. Demasiado en celebrar la reivindicación marítima y demasiado poco en la batalla de Suipacha.

Tal vez el Bicentenario traiga aparejada un cambio de mentalidad, una nueva generación de bolivianos nacidos y crecidos ya en este siglo de la reivindicación identitaria y la conexión global; en este tiempo donde cada cual se atreve a ser más él mismo aún disuelto en la inmensidad de las redes. Bolivia necesita superar muchas de sus taras y dar saltos hacia adelante mucho más rápido que los países de su entorno para poder entrar en una nueva dimensión, pero a la vez parece que demasiados jalan en la dirección contraria tratando de sacar algún tipo de rédito de quién sabe qué.

Los números redondos suelen utilizarse para planificar y no fue diferente en el caso de Bolivia, que hace ya una década que viene trabajando sobre esa Agenda del Bicentenario que se convirtió en Plan de Desarrollo y que es tan amplia que permite encajar casi cualquier acción en el corto plazo para verse lustroso, pero que pierde brillo cuando se trata de ver el conjunto: casi todos los planes trazados están demorados o simplemente, abandonados.

Bolivia vive un momento de coyuntura delicada en varios frentes que requieren altura de miras para no perder el objetivo. Algo que aplica a la economía, a la política, pero también a asuntos de fondo como la salud o la educación.

Las urgencias con el dólar vienen ligadas a los bandazos mundiales, sus subidas de tipos de interés y la incipiente recesión que acabará frenando al mundo entero, pero el fondo es llegar a un bicentenario con mayor capacidad financiera y productiva apostando por la industrialización y las potencialidades nacionales que hoy por hoy no encuentran suficiente respaldo, pero que deben ser prioridad.

En el plano más político, Bolivia aspiraba a llegar al Bicentenario fortalecida institucionalmente, con organismos más eficaces en el desempeño de su función y ciudadanos más conscientes de sus derechos y de los mecanismos para exigir su cumplimiento más allá del paro y el bloqueo. En la coyuntura, sin embargo, está hacer lo posible para sobrevivir hasta la próxima elección y que estas puedan celebrarse con la confianza, al menos formal, de todos los partidos.

Bolivia aspira a llegar a un bicentenario con ciudadanos más sanos y sabios, pero en la coyuntura los maestros combaten con uñas y dientes cualquier cambio en la malla curricular y la salud teme quedarse sin sus refuerzos Covid que garanticen personal mínimo para atender con dignidad.

La cuestión es que acomodar las dificultades de la coyuntura a los objetivos de largo plazo suele conducir a la derrota por incomparecencia, y la Patria no suele perdonar esas licencias.

La Patria no es un concepto teórico al que loar cada x años o en las fechas de guardar, sino que es un armazón al que honrar cada día, con las acciones pequeñas y sin perder el norte.

Hoy es un 6 de agosto en el que honrar estos 198 años de construcción permanente, con sus errores y aciertos; un 6 de agosto en el que festejar las muchas cosas que están por venir.

Feliz Día de la Independencia, Feliz Día de la Patria Bolivia.


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