Maya Soruco y la alternancia

Llama aún más la atención que entre los ejecutivos no haya mujeres, ni gobernadoras ni apenas alcaldesas y cada vez menos ministras

Entre las últimas corrientes reaccionarias se ha puesto de moda cuestionar todos los avances del feminismo y, especialmente, la política de cuotas. La argumentación es muy similar a los que están en contra de las medidas que fomentan la igualdad de oportunidades y hablan de la “cultura del esfuerzo” sin tener en cuenta las condiciones de partida de cada sujeto.

En Bolivia las medidas feministas son escasas a pesar de que los principales lobbys han arropado el proceso de cambio y han estado cerca del Movimiento Al Socialismo casi siempre, pero nunca han llegado a influir decisivamente en la toma de decisiones sino apenas han logrado incluir unas pocas medidas, entre ellas está precisamente la de impulsar una política de cuotas en las elecciones a órganos legislativos, es decir, las listas a la Asamblea Plurinacional, pero también a las asambleas departamentales y a los concejos municipales, sin embargo, estas medidas han contribuido a señalar aún más las fallas.

Por ejemplo, resulta curioso que aunque haya una mayoría de mujeres en los órganos legislativos, la inmensa mayoría de los presidentes de las instituciones sean hombres. Pasa en el Senado, en el Congreso de Diputados, en el Concejo Municipal de Tarija o en la Asamblea Departamental donde no entran en los planes.

De la misma manera, llama aún más la atención que entre los ejecutivos no haya mujeres, ni gobernadoras ni apenas alcaldesas y cómo han ido perdiendo terreno también en los gabinetes.

En paralelo a esta reflexión cabe también señalar la escasa confianza que existe entre los ejecutivos y sus alternos: en Cochabamba y Santa Cruz el alcalde alterno resulta ser el hijo, que fue metido como concejal seguramente por sus grandes dotas políticas, mientras que en Santa Cruz, el propio Luis Fernando Camacho no se plantea ni remotamente ceder el poder.

Por eso resulta trascendente que en Tarija haya asumido la gestión la vicegobernadora Maya Soruco durante un receso que el propio gobernador Oscar Montes ha solicitado que seguramente será sano para todos, pues estar demasiado inmerso en la gestión durante demasiado tiempo puede acabar nublando la vista.

Nunca han estado claras las funciones de la Vicegobernadora, pues en el Estatuto se incluyó con una función muy específica: que no vuelva a suceder una interinidad de cuatro años y medio como la que ejerció Lino Condori. Esta es la primera gestión en la que se ha incluido la figura y se van ensayando fórmulas: encargarle la relación con el Chaco en tanto se eligió chaqueña para completar el ticket no es una buena idea pues ahonda más en la división. En ese sentido, encargar las relaciones con la Asamblea parece más acertado.

Evidentemente, Maya Soruco no tendrá autonomía en estos días de suplencia, pero será sano el ensayo. Montes, por su propia forma de gestionar, delega más bien poco y no es de confiar en casi nadie, por eso este es una contribución por cambiar cosas y naturalizar ejercicios para que, a futuro, los tickets electorales sean más potentes y se sumen más matices y visiones en la tarea de dirigir el departamento. Con seguridad será bueno para todos.


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