Las elecciones en España y eso que llaman “iberoesfera”

La ultraderecha avanza en Europa y desde España se apuntala un nuevo relato para “revisar” la interpretación de los hechos de la colonia

España ha entrado oficialmente en campaña electoral para una cita que tendrá lugar el 23 de julio, una fecha atípica en medio del caluroso verano pero que es consecuencia de los resultados producidos en las elecciones autonómicas y municipales, que al contrario que en Bolivia, se han celebrado con anterioridad a las nacionales. El mal resultado del Partido Socialista del presidente Pedro Sánchez motivó el audaz movimiento con el fin de quitarle el discurso triunfalista al Partido Popular al volver a electoralizar el país.

En España hace más o menos una década voló el bipartidismo que desde los 80 alternaba en el poder a los socialistas y a la derecha conservadora del PP, pero pasado el tiempo el escenario es similar, aunque se hable de bloques. A la derecha del PP se ha colocado una fuerza de apariencia ultra pero de programa neoliberal clásico, que es VOX, que crece agitando banderas como el miedo a la migración o al feminismo, mientras que la izquierda del PSOE ha vivido un brutal descalabro luego del paso por el gobierno de coalición de Podemos.

El descalabro en realidad tiene más tintes de voladura controlada: los voceros y políticos más de clase han sido apartados y en su lugar se ha creado una suerte de “partido instrumental” denominado Sumar que representa más a una intelectualidad progresista funcionarial y académica que no acaba de conectar con la base natural, por lo que el olor a desastre abunda. El proceso de defenestración de Podemos es curioso, pues los datos del gobierno de coalición a nivel macroeconómico son los mejores de Europa y, además, ha impulsado las principales medidas sociales de las que alardea el presidente, como el Ingreso Mínimo Vital, la Ley de Vivienda, la reforma laboral o la política de Regulación Temporal de Empleo aplicada en la pandemia y que logro salvar los muebles a una ingente cantidad de empresas y familias durante la peor crisis mundial.

Los datos sin embargo no han logrado trazar un relato convincente y la derecha ha ganado en eso que llaman “batalla cultural”, más acorde a estos tiempos de individualismo y “pelotazos” en redes sociales hablando de gobiernos socialcomunistas y de “grandes reemplazos”. Así, las encuestas dan una probable victoria en coalición del PP y VOX no tanto por la caída del PSOE sino por la hecatombe a su izquierda.

El cambio de paradigma está en línea con lo que viene pasando en Europa, donde los gobiernos son cada vez más extremados a la derecha con la post fascista Giorgia Meloni gobernando Italia como símbolo.

Es evidente que lo que acabe sucediendo en España y en el conjunto de Europa también acabará manifestándose en Sudamérica. Hace años que VOX patrocinó el Foro de Madrid junto a otros altos representantes de la ultraderecha en el continente y le ha dado forma al concepto de “Iberoesfera” precisamente para encarar su gran proyecto de corte incluso imperial: recuperar la memoria de la “conquista” y ponerla en valor frente al relato más indigenista o soberanista.

Sin duda que los vínculos entre España y Sudamérica son históricos, pero conviene estar alerta no sea que alguien empiece a proponer la construcción de nuevos imperios cuando apenas nos despojamos del pasado.


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