Más acción y menos compromisos
Las palabras están muy bien, pero si las promesas de cambio no se acompañan de las acciones necesarias para que se hagan realidad, se las lleva el viento
El presidente Luis Arce ha vuelto a convocar a la movilización general para defender su gobierno de los ataques interesados desde la oposición, pero sobre todo, desde las propias filas del MAS por el grupo liderado por Evo Morales, convertido ya en el más feroz crítico de su delfín.
El problema para Arce es que sus conjuras se han amortizado de tanto usarlas a destiempo, pues ni bien llegó al gobierno avalado por un solvente 55% y con un pueblo agotado por la pandemia y la errática gestión de Jeanine Áñez, ya empezó a convocar movilizaciones en defensa de su persona, más que de sus ideas.
Seguramente se trata de una aplicación errónea de la teoría que gastan sus académicos aliados internacionales para mantener la pulsión de gobierno “revolucionario”, pues en esos casos de lo que se trata es de plantear movilizaciones que empujen reformas o transformaciones de fondo y no solo la defensa de un aspirante a caudillo que apela a inminentes golpes de Estado pese a la bajísima probabilidad, sobre todo porque ese mismo gobierno tiene el control absoluto de las fuerzas de represión del Estado, del poder electoral, judicial y también del económico. Como en 2019.
La estrategia no le sirve porque la desconexión total con el presidente Morales supone la pérdida de la fuerza popular más allá de los reductos que controla Choquehuanca y aquellos sometidos de una u otra forma al aparato institucional, y que por cierto cada vez quieren aparecer menos no sea que cambien las cosas.
La forma de reconectar es marcar la agenda que beneficie al grueso de los ciudadanos, pero con la crisis económica planeando en Bolivia han aflorado los planteamientos más ortodoxos de la escuela clásica capitalista: Arce no tiene previsto ninguna reforma tributaria, ningún compromiso alternativo al sometimiento al dólar, y los voceros más señalados de su transformación más visible, que es la puesta en marcha de la Gestora Pública de Pensiones, se esfuerzan en asegurar que todo seguirá igual, o incluso con más inversión en el extranjero que con las propias AFP.
La otra forma es escuchar y tomar acciones concretas y visibles. Hay errores graves en Ministerios claves y más de una actuación que ha dado vergüenza patria, como el narcovuelo de BoA al corazón de Madrid con plena impunidad, pero el presidente no parece dispuesto a mover una sola pieza de su engranaje, por si se cae el edificio. En esto es sintomático lo sucedido en el Ministerio de Medio Ambiente, cuyo ministro fue sustituido mucho después de que saltara el escándalo y por un miembro de su mismo gabinete, como si no supiera lo que estaba sucediendo.
Las palabras están muy bien, pero si las promesas de cambio no se acompañan de las acciones necesarias para que se hagan realidad, se las lleva el viento. Arce no debe creer que el poder le asistirá en el momento clave, sino todo lo contrario. Al final, el pueblo le juzgará por las decisiones que tomó, o que no tomó, peor si fue avisado.