La agenda legislativa pendiente en la ALDT

La futura elección de directiva será clave para revitalizar la institución, o, definitivamente, encaminarla al ostracismo

Aunque a menudo la infravaloremos, la autonomía tarijeña es una de las más desarrolladas del país y su Asamblea Legislativa Departamental fue pionera en la ardua tarea de compatibilizar el Estatuto con la Constitución, así como en la producción legislativa en general. Algunos dirán que, efectivamente, también es la más cara y la más superpoblada, aunque cabe recordar que en la mitad del país también tienen Asamblea Legislativa sin tener ni siquiera un Estatuto aprobado.

En Tarija la Asamblea Legislativa ha jugado un rol determinante. Muchas veces para mal. En el hemiciclo se decapitó al primer gobernador electo en apenas ocho meses, y en el hemiciclo se han aprobado algunas leyes controvertidas y atentatorias contra la misma autonomía que la sostiene, como esas leyes que autorizaban, vía débito automático, que el gobierno central metiera la mano en la bolsa para repartirlo a su conveniencia.

No es que sea su característica principal, pero la Asamblea también ha promocionado algunas leyes que se han convertido ya en servicios y beneficios consolidados para los tarijeños, algunos ya extintos como el Susat, y otros supervivientes como los de las canastas alimentarias. También ha habido algunas leyes que pretendieron ordenar el futuro como la de las alianzas público privadas y otras de protección específica.

En cualquier caso, la enorme mayoría de la producción legislativa tiene que ver con lo declarativo, con todas esas leyes sobre el rosquete, la empanada blanqueada o la protección de otras festividades que fueron protagonistas de chistes generales, pero que no dejan de ser importantes para las familias y comunidades que son reconocidas.

En los 13 años largos de autonomía, vivimos el periodo de mayor estabilidad en el departamento porque la alianza que llevó a Oscar Montes a la Gobernación también supo forjar la mayoría estable que controla la Asamblea restando quebraderos de cabeza al ejecutivo. Apenas dos años con Lino Condori como interino en el Salón Rojo se logró la sintonía, aunque aquel periodo resultó incluso menos productivo.

Sin plata y sin muchas ganas de mover nada de fondo, la agenda legislativa tarijeña empieza no existir, lo que en algún momento se volverá contra el ente, pues algo tendrá que hacer, y no es que no haya temas: La Ley Electoral sigue en el mismo cajón en el que lo metió el expresidente Guillermo Vega (MAS) a finales de 2020; el Pacto Fiscal Departamental sigue siendo un debate necesario que nadie aborda; y la misma posibilidad de reformar el Estatuto para adelgazar la estructura y encontrar mejores sinergias con la Asamblea Regional del Chaco también aguarda.

Quedan todavía muchos meses de legislatura y la Asamblea puede tomarse su tiempo para abordar los temas de fondo, aunque no convendría que, de nuevo, se dejara pisar por el calendario. Sonaría a excusa de las malas. Sin duda que la futura elección de directiva será clave para revitalizar la institución, o, definitivamente, encaminarla al ostracismo.


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