Las elecciones de la UAJMS, en el foco

La UAJMS estará en el foco al ser la primera universidad que concurre a elecciones después del escándalo. Es importante que los actores puedan concentrarse más en volver al origen de la autonomía

La Universidad Juan Misael Saracho busca una nueva oportunidad para volver a la institucionalidad perdida hace ya tantos años que nadie se acuerda, y en realidad nada pasaría si no fuera porque mientras tanto hay una serie de procesos que usurpan elementos parasitarios que poco o nada aportan a la imagen de la propia universidad.

En principio se ha logrado solucionar aquella interpretación cuasi absurda que exigía a cualquier candidato que pretendiera ser Rector prácticamente a ganar con el 60 por ciento de los votos en ambos estamentos, es decir, entre los estudiantes y entre los docentes, y todo el poder recaía en un Comité Electoral que, por sus antecedentes, era por demás vulnerable: casi todas las elecciones de los últimos 15 años han tenido episodios violentos.

Hay problemas de fondo que no solo tienen que ver con la Juan Misael Saracho. La autonomía universitaria se ha acabado pervirtiendo en demasía, lo que ha acabado protegiendo a las propias roscas universitarias de docentes, que hace años han dejado de competir por la excelencia y se conforman con mantenerse en los cargos sin demasiada conflictividad para así poder seguir metiendo familiares que, además, luego se convierten en floridos académicos muy viajados, todo en nombre de la igualdad de oportunidades.

En general, hace falta rehacer el pensamiento de la educación a todos los niveles, pues una buena parte de los alumnos que llegan al bachiller deberían tener salidas técnicas honrosas y mucho más productivas que la simple titulación genérica. Después toca darle la vuelta a la educación superior, que no aparece en ningún ranking de prestigio del continente y que se ha convertido en una fábrica de titulados que apenas llegan a trabajar de lo que han estudiado, porque sí, la cantidad de abogados que produce solo Tarija cada año es inexplicable y no hay ninguna capacidad de asimilarlos al sistema – y eso que el propio sistema judicial es capaz de entramparse a sí mismo hasta el infinito.

Por mucho polvo que ha levantado la tragedia de Potosí, que acabó en linchamiento del “joven” Max Mendoza tras más de un cuarto de siglo usurpando cargos estudiantiles con tremendos sueldos, nadie parece verdaderamente dispuesto a modificar el sistema de la autonomía universitaria, que se pensó para que los estudiantes pudieran fiscalizar a los docentes y que estos se pusieran las pilas ofreciendo docencia actualizada de calidad, y ha acabado siendo una especie de mercado persa donde se negocian becas, pasantías, viajes y quien sabe si incluso resultados académicos.

La UAJMS estará en el foco al ser la primera universidad que concurre a elecciones después del escándalo. Es importante que los actores puedan concentrarse más en volver al origen, a los principios del sistema, a ofrecer calidad de educación, modernización y nivel en términos medibles. Ojalá sí se puedan cambiar las cosas en la UAJMS.


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