El sueldo de los asambleístas

Ya es conocido que la principal institución de la autonomía, la que debía ser la voz plural del pueblo tarijeño es nomás un conjunto de buenas palabras y pocas vergüenzas

El 29 de abril de 2022 los asambleístas departamentales se reunieron en maratónica sesión para tratar de elegir una Directiva, aunque como todo el mundo sabía, los números no cuadraban, pues había un empate a 15 merced a los intereses políticos que cada bancada había puesto sobre la mesa después del primer año de gestión que fue eminentemente cómodo para la Gobernación, ya que contó con una mayoría más que cualificada para sacar adelante sus planes sin mucho ruido al otro lado de la plaza.

La cuestión es que los asambleístas, poniendo en cuestión su capacidad y horrorizando a más de uno con algunos planteamientos, teorizaron durante casi 18 horas sobre la cualidad del voto blanco, sobre qué era la mayoría absoluta de 30 asambleístas o cómo se rompía un empate de 14 votos sí y 14 blancos y si era preciso declarar la sesión por tiempo y materia o no, que en realidad sí lo era, pero cerca de las 6.00 de la mañana el señor presidente Nicolás Montero decretó un cuarto intermedio de tres días, porque era 1 de mayo y fiesta de guardar, la de los trabajadores, irónicamente, pero desde ese martes 3 de mayo ya nunca más se retomó un pleno que sigue perfectamente acogido a la norma, pues estaba en cuarto intermedio.

La cuestión es que han pasado tres semanas entre cálculos y diatribas políticas, entre negociaciones por debajo de la mesa que quién sabe cuánto transparentes y defendibles serán cuando se enciendan las luces, pero la solución no ha pasado.

Ya es conocido que la principal institución de la autonomía, la que debía ser la voz plural del pueblo tarijeño y donde debían forjarse los grandes acuerdos que convirtieran en proyectos concretos los anhelos de autogobierno tantas veces expresados se quedaron nomás en un conjunto de buenas palabras y pocas vergüenzas, que en la Asamblea siempre han primado los intereses personales de autopromoción y después, los partidarios, y que muy pocas veces eso ha supuesto algo interesante para los territorios y para el conjunto del departamento.

El problema es que esta vez sucede en un momento especialmente sensible, con la economía decreciendo desde hace más de seis años, con deudas por pagar, y con muchos problemas en las economías familiares de todos los tarijeños, a los que no les agrada ver como 30 asambleístas discuten de sus problemas mientras tienen garantizados sus jugosas nóminas a final de mes sin haber tenido más que una sesión para saber quién mandaba más o menos el próximo año.

A la ya congénita crisis de Tarija se sumó la de la pandemia y ahora está llegando amenazante la de la estanflación mundial, agudizada por las decisiones que están tomando los países ricos de subir las tasas de interés que, como siempre, las acabaron pagando los pobres. No es economía ficción, es la canasta familiar disparada y las expectativas arruinadas porque algunos se la pasan discutiendo sobre el color del voto blanco.

Algo debería hacer la asamblea si pretende ser mínimamente un referente de algo.


Más del autor
Sabiduría
Sabiduría
Tema del día
Tema del día
Las obras de Bolivia
Las obras de Bolivia