El Covid-19 y la orfandad de Tarija
Hay autoridades tarijeñas en el nivel central del Estado, que precisamente en estas circunstancias debieran hacer las gestiones pertinentes para, sin fijarse en las rivalidades políticas de coyuntura, garantizar una atención oportuna
En plena cuarta ola de contagios y con récord de víctimas del virus, los médicos de Tarija responsables de la gestión del Hospital San Juan de Dios en Cercado, vuelven a alertar de retrasos en aspectos administrativos elementales, como es el de garantizar los contratos de trabajo al personal de salud para hacer funcionar las Unidades de Terapia Intensiva (UTI).
Para ser escuchados incluso alertaron de una renuncia masiva y la atención únicamente de emergencias en otras patologías.
Sin embargo, un dato que dio una autoridad de salud en esta crisis última, y que vale la pena ponerle atención, es el siguiente: “… a Yacuiba le regalaron 400 tubos de oxígeno, mientras que al San Juan de Dios solo le dieron 23”. Para el galeno que reveló este dato, existe la sospecha de que “para el Gobierno (Tarija) es el último eslabón en atención en comparación a otros departamentos”.
En medio de la incertidumbre generada por el retraso en la recontratación de personal, el dato que aparentemente refleja una atención discriminadora es altamente sensible.
Si el gobierno central persiste en privilegiar razones políticas antes que sanitarias a tiempo de tomar decisiones de distribuir recursos, ítems y actos administrativos, los efectos de esa actitud se volcarán contra sus autores, dado que la gente no está dispuesta a seguir poniendo en riesgo sus propias vidas solo por rivalidades de orden político, que se manifiestan en cosas concretas, como la discriminación denunciada.
Esta crisis institucional en el sector salud de Tarija se produce justamente cuando desde el Ministerio del ramo se enfrenta un cuestionamiento público persistente por los dos últimos decretos supremos que regulan el uso del carnet de vacunación, a los que varios sectores que respaldan usualmente al gobierno, cuestionaron por atentatorios a sus derechos básicos. Esa oposición obligó al gobierno a modificar su aplicación, un nuevo retroceso que pone nuevamente en duda la seriedad de los actos ejecutivos, su pertinencia y la sintonía de los gobernantes con el pueblo que sufre las consecuencias de la pandemia-
Tarija, golpeada especialmente por esta cuarta ola del Covid19, golpeada también por el contrabando imparable para una Aduana incapaz de ponerle fin al drenaje de mercancía que afecta a productores locales, golpeada por la disminución permanente de recursos provenientes de la explotación hidrocarburífera, entre otros aspectos, merece la más dedicada atención de las autoridades nacionales para con sus más urgentes necesidades, en este caso de salud.
Las denuncias de los galenos conocidas ayer, dan cuenta que las gestiones fueron hechas con la debida anticipación y que el mismo gobernador del departamento fue ignorado por las autoridades nacionales.
Hay autoridades tarijeñas en el nivel central del Estado, que precisamente en estas circunstancias debieran hacer las gestiones pertinentes para, sin fijarse en las rivalidades políticas de coyuntura, garantizar una atención oportuna a las necesidades y emergencias del departamento.
¿Con qué cara, si no lo hacen ahora, pedirán el voto en las siguientes eleciones?