Tarija, la decisión

La desconfianza Tarija – YPFB es evidente después de demasiados años viviendo de espaldas y soportando a Ministros que ninguneaban el criterio de los habitantes de esta tierra y subordinaba todo a los ingresos económicos

Caídas las máscaras, la situación económica y gasífera está sobre la mesa en Tarija. El departamento sigue siendo el que tiene el mayor potencial hidrocarburífero del país y el que ha dado mejores resultados desde siempre. Por el otro lado, la estructura – y los sueños – trazados en esta década larga de autonomía intervenida han sido construidos sobre el gas, y renunciar a él no es tan sencillo.

Ya hace bastantes campañas electorales que los candidatos hablan de superar el gas y dan por amortizado su impacto, pero después, a la hora de la verdad, son las regalías las que acaban solucionando el papelón, o agravándolo.

Es evidente la necesidad de proteger las áreas naturales del departamento y a la vez encontrar los consensos que permitan explotar espacios con todas las garantías para que retribuyan riquezas

Y es que mientras los países más industrializados del mundo dicen que apuestan por el automóvil eléctrico en los próximos diez años, los países de la OPEP no dudan en que su combustible seguirá teniendo la llave del progreso, sobre todo en los países en vías de industrialización que no están dispuestos a ralentizar su crecimiento pagando licencias verdes que los países enriquecidos no pagaron. El petróleo sigue cotizando alto sobre los pronósticos del año más allá de la moderación temporal de estos días por el anuncio del lobby petrolero de incrementar la producción. Se vienen tiempos inflacionarios que el mercado ya está descontando.

En este contexto, Tarija tiene que tomar sus propias decisiones de futuro, pero en el corto plazo.

YPFB presentará esta semana el plan de desarrollo hidrocarburífero para el próximo quinquenio y no hay duda de que a Tarija le interesa especialmente el desarrollo de sus áreas por lo que suponen a nivel económico para el departamento, su estructura, sus programas y su propio crecimiento. De momento, lo que se sabe es que la entidad petrolera quiere ir de la mano del departamento en esto.

No se trata de llenarse de consignas vacías o de anteponer criterios políticos a los de la racionalidad del desarrollo. Es evidente la necesidad de proteger las áreas naturales del departamento por su vitalidad para que funcionen los ecosistemas que hacen de Tarija lo que es, y a la vez es necesario encontrar los consensos que permitan explotar espacios con todas las garantías para que retribuyan riquezas. Esa es la naturaleza de la propia regalía, una compensación por el deterioro que debía servir para apuntalar otro modelo de desarrollo y que casi cien años después de que brotara en Bermejo la primera gota de petróleo del país, en Tarija no se ha podido desarrollar.

Es preciso un pacto departamental que probablemente debe articular el Gobernador Óscar Montes, que logre incluir en el plan de YPFB objetivos más claros y concretos para el departamento de Tarija, con compromisos específicos de todas las partes.

La desconfianza es evidente después de demasiados años viviendo de espaldas y soportando a Ministros – tarijeños para más INRI – que ninguneaban el criterio de los habitantes de esta tierra y que subordinaba todo a los ingresos económicos, como si eso fuera lo imprescindible para Tarija. Es tiempo de construir un nuevo tiempo.


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