Los desafíos de Tarija: la industrialización

Para Tarija, impulsar la industrialización es clave para su propia articulación, es decir, para consolidar cientos de puestos de trabajo en el Chaco, de vocación industrial, mientras el valle consolida un modelo agropecuario y de servicios

La recta final de la campaña electoral por la Gobernación de Tarija, con debate incluido, sigue teniendo como escenario el festival de adhesiones y como motivación principal el beneficio individual, por un lado se ofrecen bonos, por otro lado empleos, y aunque toda Tarija es consciente de que no habrá bonos para medio millón de personas y mucho menos laburo. Aun así, los dos temas se han convertido en centrales.

Los planes de exploración cada vez están más claros y no tienen nada de romanticismo. Fracking y exploración en áreas protegidas cuyo potencial está contrastado, pero aún así, se sigue sin responder qué hacer con ese futuro gas,

Como sea y sea cual sea el resultado del domingo, los recursos para llevar adelante uno u otro plan tendrán que salir del subsuelo tarijeño, es decir, de su gas, porque ninguno ha presentado un plan alternativo que garantice la entrada de recursos, al menos en el corto plazo de una legislatura.

La apuesta es por tanto arriesgada, pues los ingresos del gas no solo se mantienen en precios bajos por la coyuntura desacelerada de la economía mundial, sino que los campos chaqueños están en franco declive y los mercados argentino y brasilero en proceso de autosuficiencia, así que no queda claro cómo se pretenden financiar los nuevos empleos a crearse, ni qué ingresos son los que se van a titularizar. Las respuestas a estas preguntas que desde El País se han formulado suelen llevar a lugares comunes y actos de fe, pero en el mejor de los casos, apenas llegarán unos 600 millones de bolivianos al año.

Los planes de exploración cada vez están más claros y no tienen nada de romanticismo. Fracking y exploración en áreas protegidas cuyo potencial está contrastado, pero aún así, se sigue sin responder qué hacer con ese futuro gas, pues no tiene sentido exportar a precios bajos y sin valor agregado.

La apuesta por la industrialización del gas ha sido desechada en ciertos foros disque intelectuales porque no se acomoda a algunos criterios ortodoxos del neoliberalismo clásico, como si los emporios árabes o rusos sí lo hicieran, y más parece tener que ver con la pereza de tener que ponerse a trabajar frente a la comodidad de las regalías que a otra cosa, con todo, el Gobierno del MAS tampoco ha apostado nunca firmemente por crear una reserva estratégica que apuntale la provisión de los proyectos de industrialización que por otro lado, nunca avanzan lo suficiente.

Para Tarija, impulsar la industrialización es clave para su propia articulación, es decir, para consolidar cientos de puestos de trabajo en el Chaco, de vocación industrial, mientras el valle consolida un modelo agropecuario y de servicios acorde a sus condiciones naturales, pero hasta el momento nada ha pasado de las promesas y los planes en el aire.

Claro que para que Tarija logre un beneficio directo en la cadena hidrocarburífera es necesario que el Pacto Fiscal llegue a buen puerto en sus negociaciones y se produzca una redistribución adecuada de los recursos, aunque solo los beneficios indirectos justificarían la apuesta.

El asunto está sobre la mesa, ojalá pronto se le de la atención debida. 


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