La reivindicación plurinacional

La conformación del Estado Plurinacional es el resultado de una pulsión revolucionaria que se canalizó a través de la Constitución y que no gustó a todos, pero que es de todos

El Día del Estado Plurinacional llega apenas tres días después de la muerte de uno de sus íconos más reconocidos en el país, Felipe Quispe, El Mallku, cuya trascendencia en el devenir de la historia boliviana se encargará de juzgar el tiempo. En lo que hay consenso es que sin una figura tan interpeladora como la de Felipe Quispe, Bolivia no sería lo que ha sido en estos últimos 30 años, con cuyo resultado, por cierto, no estaba conforme.

Lo que se reconoce en casi todos los círculos es que Felipe Quispe contribuyó como pocos a la reconstrucción de la dignidad indígena, a una liberación todavía inacabada y que sigue tropezando con convenciones racistas, pero también con taras propias en las que la subordinación cultural sigue vigente.

El Mallku, como el compadre Palenque y otras figuras de los 80 y 90, contribuyeron a dar forma ideológica e identitaria a un bloque popular que en Bolivia siempre fue abrumadora mayoría y que bebió del nacionalismo patriótico desde antes de la revolución de 1952, pero a la que se dotó de cierta conciencia de clase, que como todo en Bolivia, exige ciertos escorzos para integrar lógicas barrocas, como Halloween en el Kollasuyo.

En este 2021 el Covid no va a permitir exhibiciones, pero en cualquier caso, es un buen momento para seguir reflexionando sobre lo que somos y lo que queremos ser

Aquella pulsión revolucionaria se concretó en la agenda de octubre, en la expulsión de Goni, de Carlos Mesa, y en el triunfo del Movimiento Al Socialismo en 2005. Como toda revolución, se moldeó en una Constitución pretendidamente ambigua en algunos temas clave y que salvo más forma que fondo. Como fuere, convirtió a Bolivia en Estado Plurinacional con el apoyo de más del 60% de la población siendo el punto álgido del proceso.

No todos los que conformaban el bloque popular que encumbró a Evo Morales estaba de acuerdo con el concepto. La izquierda nacional de Andrés Soliz Rada advertía que Bolivia era mucho más criolla de lo que se pretendía, y que ciertos derechos entregados daba en realidad el poder a ONG y grupos de interés y no al Estado Soberano. Otros, como el Mallku, directamente no creía en el concepto de Bolivia y se apegaba a otras tesis supremacistas aunque desde planteamientos de justicia social.

11 años después de que el Estado Plurinacional empezara a andar, los resultados son diversos, pero lo cierto es que ha habido más trabas en lo económico o en lo político que en lo verdaderamente cultural. Bolivia se ha reivindicado como lugar de encuentro intercultural a los ojos del mundo y por eso mismo, se han ido bajando algunas banderas que flameaban el victimismo y no el orgullo.

Negar el devenir plurinacional del Estado pasa factura, como quedó en evidencia en 2020, donde el día se convirtió en el lanzamiento electoral de la entonces Presidenta. Convertirlo en un acto personalista a favor de un partido o una persona, como pasó en 2019, también. En este 2021 el Covid no va a permitir exhibiciones, pero en cualquier caso, es un buen momento para seguir reflexionando sobre lo que somos y lo que queremos ser. Y que nada nos detenga.

Feliz Día del Estado Plurinacional, que es de todos.


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