Las decisiones del Tribunal Electoral

El TED debe tener voz propia y autoridad suficiente en el proceso, de lo contrario, la sensación de vacío no beneficiará a la limpieza de un proceso que se atisba tumultuoso, sea cuando sea.

La cuenta atrás para el 7 de marzo sigue vigente, pero ya pocos confían en que esa fecha se mantenga tras el incremento de casos positivos de Covid que se prevé en el país con la segunda ola y ante la clamorosa ausencia de las autoridades para hacer cumplir las medidas de bioseguridad y control.

La pelota está sobre el tejado del Tribunal Supremo Electoral, que ya ha abierto consultas con expertos y también de alguna forma contactos políticos que blinden un posible aplazamiento. Una prórroga de las elecciones siempre tiene consecuencias, como quedó bien claro en 2020 con las vacilaciones de Jeanine Áñez y compañía. Por un lado, los Gobernadores y Alcaldes que están en campaña tomarán las decisiones pensando en sus perspectivas electorales y no en el bien de la sociedad; por otro lado, no hay Gobierno en el mundo que haya salido indemne de la lucha contra la pandemia, ni Ángela Merkel, y eso tiene consecuencias electorales entre los del mismo color.

Por un lado, los Gobernadores y Alcaldes que están en campaña tomarán las decisiones pensando en sus perspectivas electorales y no en el bien de la sociedad; por otro lado, no hay Gobierno en el mundo que haya salido indemne de la lucha contra la pandemia

En ese sentido, está claro que pierde el ciudadano, y por lo tanto, hay que hacer la reflexión de si más vale acelerar la votación antes de que sea peor o esperar a que pase el ciclo completo, es decir, otros seis meses de postergación, lo que convertiría ya a las gestiones departamentales de largo en las más largas de la historia.

Ahora bien, mientras esto pasa, los Tribunales Electorales Departamentales deben ejercer su función e imponer la autoridad en su área de responsabilidad, que en este caso también hace a la salud pública.

La presidenta del Tribunal Electoral Departamental, Nataly Vargas, se ha acostumbrado a que sea el Tribunal Supremo Electoral el que acabe resolviendo los asuntos polémicos que atañen al departamento de Tarija. Así lo hizo con la distribución de curules ajustada a la norma que mandó el Tribunal Constitucional y que la Asamblea Legislativa Departamental no quiso tampoco hacer y así parece que sucederá con otras flagrantes violaciones a las normas internas – como la manipulación de listas del Movimiento al Socialismo respecto a las definidas en ampliado – o a la 026 – como la publicación y comentario de encuestas no autorizadas.

En Tarija los casos positivos crecen a un ritmo superior que las pruebas realizadas, y por lo tanto, es inminente la necesidad de tomar medidas que corten la transmisión del virus, para ello es necesario volver al distanciamiento social y a reducir la actividad pública, más allá de si se vuelve o no a una cuarentena en cualquiera de sus modalidades.

Lo inverosímil es que se puedan anunciar medidas restrictivas, prohibir las fiestas y las aglomeraciones y que las campañas electorales – hoy reducidas a caravanas infinitas de colores, regalos, sonrisas y abrazos – se mantengan sin que nadie levante la voz ni haga conciencia al respecto.

El TED debe tener voz propia y autoridad suficiente en el proceso, de lo contrario, la sensación de vacío no beneficiará a la limpieza de un proceso que se atisba tumultuoso, sea cuando sea. 


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