Certidumbres en el Covid “para salir adelante”

La pandemia y el temido rebrote sigue condicionando el desempeño económico en el país, acogotando el consumo y lastrando la inversión. El Presidente debe dar señales sobre la pandemia y no ignorarla

El Gobierno de Luis Arce Catacora acaba de cumplir una semana en el puesto, por lo que es demasiado pronto para hacer cualquier evaluación de resultados, sin embargo, el ritmo imprimido parece demasiado lento para las circunstancias en las que está inmerso el país.

La crisis aprieta en muchos ámbitos y las expectativas depositadas sobre el Gobierno del ex ministro de Economía, que se atribuye el éxito del crecimiento boliviano de los últimos lustros, son altas. Él mismo advirtió en su discurso de investidura que el país requería acción urgente e inmediata, sin embargo, el Gobierno sigue en fase de composición y hay docenas de cargos intermedios y viceministerios - que son los que al final resultan imprescindibles – pendientes de designación.

Hasta el momento se ha limitado a dar seguridades: casi todos los nuevos cargos clave trabajaron con él en el pasado, ha descartado firmemente una devaluación y ha asegurado que el Bono Contra el Hambre se entregará hasta fin de año.

Faltan sin embargo muchas precisiones, como qué mecanismos se aplicarán para incentivar el empleo, asegurar la producción interna, evitar que el mentado bono se esfume en forma de contrabando, etc.

Varios analistas habían previsto que Arce presentaría por decreto un plan urgente de reactivación con medidas de fondo, pues conoce a la perfección los mecanismos del Estado y podía deducir su situación financiera, sin embargo, hasta el momento se ha limitado a entrar de puntillas, haciendo una evaluación y presentando el cadáver de la economía boliviana con heridas más profundas de las reconocidas por su anterior custodio. Una forma de poner la venda antes de la herida culpando a la herencia recibida.

Hoy por hoy, dar certezas tiene que ver, sobre todo, con el manejo de la pandemia. Luis Arce y su equipo, bien keynesiano, sostienen que es necesario inyectar recursos a la ciudadanía para volver a mover el aparato productivo (en Bolivia más comercial que productivo), sin embargo, las variables de la pandemia mantienen el consumo atenazado y la inversión paralizada, salvo raras excepciones.

El Gobierno de Luis Arce Catacora debe presentar un urgente plan de contingencia para la pandemia, pues aunque los datos en el país son literalmente “increíbles”, y bien haría en publicar todos, especialmente el número real de decesos, la segunda ola castiga Europa, pero Sudamérica sigue estando entre los continentes más afectados.

La falta de pruebas diagnósticas ha llevado al “sálvese quien pueda” por fuera de las estadísticas, y de ahí, a la sensación victoriosa que, sin embargo, no está teniendo un efecto real en la economía: contratantes e inversores temen el rebrote del que todo el mundo habla.

El Gobierno de Arce tiene la obligación de buscar los aliados que le ayuden en esta incertidumbre, buscar a China, Rusia, y demás países que desarrollaron métodos propios y efectivos, además de tomar las previsiones para evitar despidos y cierres de empresas masivos. Sin ello, no hay ninguna certidumbre de que realmente “vayamos a salir adelante”.

DESTACADO.- Varios analistas habían previsto que Arce presentaría por decreto un plan urgente de reactivación con medidas de fondo, pues conoce a la perfección los mecanismos del Estado y podía deducir su situación financiera


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