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En la incertidumbre, reconciliación

Hoy es buen día para mirarnos y recordarnos que hay cosas más importantes que el poder, que hay cosas esenciales de la bolivianidad que debemos cuidar y mejorar, y que eso es independiente de ningún gobierno

La jornada de votación del 18 de octubre fue una de las más tranquilas de los últimos años. La pandemia evitó cualquier tipo de aglomeración a las entradas de los colegios y aumentó la distancia social dentro de los recintos, aunque es verdad que las primeras horas se registraron grandes colas en varios colegios electorales.

Sin embargo, hasta bien entrada la noche, y el cierre de esta edición, los datos seguían siendo demasiado bajos como para sacar conclusiones definitivas después de varias renuncias: primero fue el Tribunal Supremo Electoral, que tuvo el doble del tiempo previsto para consolidar un sistema de transmisión rápida de datos, pues inicialmente la elección estaba prevista para mayo, pero se retrasó hasta octubre, y sin embargo, a última hora decidió no utilizarlo. Que Bolivia no tenga un sistema de transmisión rápida de datos nos coloca de nuevo a la cola del continente, y nos condena a largas noches de incertidumbre, o a delegar en empresas privadas la determinación de presidentes.

Probablemente, todo el país estaba ya preparado a estas alturas para un final como este, un conteo voto a voto, una amanecida de las místicas y un resultado de esos que hay que explicar.

Así pasó en 2014, cuando Evo Morales se declaró vencedor con dos tercios a las 20.01 luego de la publicación del sondeo de pie de ánforas, y así pasó ayer, cuando tras muchas dudas CiesMori primero y Jubileo después obtuvieron autorización para publicar sus conteos rápidos que dieron holgada victoria a Luis Arce.

Sin datos, los nervios empezaron a circular por los partidos, que no tenían organizados operativos independientes y solo se dedicaron a repetir las consignas de campaña durante la larga espera.

Y por si faltaba algo, las patrullas policiales encendieron las sirenas y se fueron a recorrer el centro y otros barrios periféricos en Tarija y en todo el país. Una acción innecesaria, pero que viene a replicar el libreto marcado desde el Ministerio de Gobierno de Arturo Murillo, y que se basa en marcar presencia con amedrentamiento siempre que se pueda.

Probablemente, todo el país estaba ya preparado a estas alturas para un final con un conteo voto a voto, una amanecida de las místicas y un resultado de esos que hay que explicar. Vivir en la incertidumbre se está convirtiendo en una costumbre demasiado recurrente, y no deberíamos avanzar en ese sentido.

Lo importante, en cualquier caso, sigue siendo que la ciudadanía conserve la calma, que triunfe la democracia y que todos sean capaces de aceptar los resultados, porque la reconciliación nacional depende fundamentalmente de ello.

Hoy es buen día para mirarnos y recordarnos que hay cosas más importantes que el poder, que hay cosas esenciales de la bolivianidad que debemos cuidar y mejorar, y que eso es independiente de ningún gobierno. Ya hemos votado, Bolivia ya ha decidido más allá de cuando se cierre el cómputo oficial. Hoy, en la incertidumbre, es el mejor día para empezar la reconciliación nacional, para encontrarnos y seguir caminado.

Hoy tiene que ganar el país.


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