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La COB, el TSE y una salida no violenta a la crisis

La fecha de las elecciones está definida y cada día que pasa es un día de campaña. Resulta complicado entender a quien le puede beneficiar una resolución violenta del conflicto. Desde luego, a Bolivia no.

Después de un fin de semana surrealista, Bolivia vuelve este lunes al mismo punto en el que se quedó el pulso el viernes en la tarde. La Central Obrera Boliviana (COB) y los grupos afines al MAS planean arreciar los bloqueos en el territorio, mientras que el Gobierno, vapuleado en su diálogo, calcula la intervención. Además, se suman los grupos paramilitares de la autodenominada “Resistencia Juvenil” con toda clase de abusos, y también el candidato ex cívico cruceño ha llamado a levantar los bloqueos en Santa Cruz.

El viernes en la noche había un acuerdo fraguado que nunca pareció demasiado difícil. El TSE derivaba las responsabilidades sobre la anulación de las siglas al TCP, metiendo en el mismo saco a Comunidad Ciudadana y Juntos y advirtiendo de la poca proporcionalidad de la sanción ante un comentario, y el MAS aceptaba el 18 de octubre como fecha para la elección con una Ley de respaldo que lo haga inamovible, algo que Salvador Romero ya había garantizado.

Cada cual jugó su papel, incluso el Gobierno convocando un diálogo sin haber negociado antes la participación de las partes parecía blindar las posibilidades de éxito.

El país debe pasar por las ánforas en una elección limpia y con participación de todos, donde se obtengan unos resultados inobjetables que sean respetados por todos

A la media noche, sin embargo, Luis Arce apuntó que no se podía dialogar con detenidos en los bloqueos – pero sí con bloqueos, que nadie había exigido que se levantaran como condición – y a los pocos minutos el dirigente de la COB se levantó de la mesa criticando la falta de flexibilidad de Salvador Romero.

El propio Evo Morales había bendecido el diálogo a través de su incendiaria cuenta de twitter poco después de que los dirigentes se sentaran en la Vicepresidencia con el presidente del TSE y el Vicepresidente del Senado, Milton Barón.

Lo único pendiente es la fecha electoral del 18 de octubre, que ahora consta en un memorándum de entendimiento que el TSE va corriendo para sumar firmas. De nuevo el propio Evo Morales parece haber exigido a los suyos - al instar a la reflexión -, a decidir “entre la renuncia de Áñez que postergará aún más nuestro retorno a la democracia o elecciones prontas con la garantía de Naciones Unidas”.

Lo cierto es que la COB, que en noviembre pidió la renuncia de Morales, ha renunciado a cualquier argumento que no sea estrictamente político partidario para sostener la movilización, por lo que no parecería normal desoír las sugerencias directas de los jefes del partido, salvo que en la búsqueda de la confrontación violenta se estén buscando beneficiar otros intereses.

La resolución a la crisis multidimensional que vive el país debe ser necesariamente democrática. El país debe pasar por las ánforas en una elección limpia y con participación de todos, donde se obtengan unos resultados inobjetables que sean respetados por todos. La fecha de las elecciones está definida y cada día que pasa es un día de campaña. Resulta complicado entender a quien le puede beneficiar una resolución violenta del conflicto. Desde luego, a Bolivia no.


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