Covid en Bolivia: Los muertos que cuentan y los que no cuentan

Muchos fallecidos sospechosos de Covid-19 no están siendo tomados en cuenta en la estadística porque no se someten a prueba PCR. El temor a acabar en una fosa común y el afán político de contener el desastre falsea las cifras

Después de cuatro meses largos de pandemia en el país, muy poco ha cambiado en los hospitales de los diferentes departamentos y muy poco en la estrategia para hacer frente al Covid-19, por lo tanto, se empiezan a cumplir las expectativas al pie de la letra: la letalidad empieza a crecer de forma exponencial en el país.

En los últimos reportes diarios del Ministerio de Salud, los números se acercan ya a las tres cifras y es cuestión de tiempo superarlas. Los hospitales están colapsados, las medicinas escasean, el invierno se endurece y el virus no ha cambiado su esquema. No es nada que no se esperara.

Hasta el martes 29 de julio había 2.808 fallecidos en el país con una tasa de letalidad del 3,81%. De los 2.808 fallecidos, 1.685 se han registrado en el mes de julio, pero, aun así, se tienen prácticamente certezas de que los consolidados no acaban de recoger la realidad.

Las “sorpresas” están viniendo particularmente de La Paz, que sigue ostentando la más baja tasa de letalidad del virus – 1,70% el martes -, a pesar de que los medios paceños reportan día por medio colapsos en los cementerios, fallecidos sospechosos sin atención y numerosos levantamientos de cadáveres en domicilios. Las autoridades de Viacha, por ejemplo, advirtieron que en su municipio ha habido unos 100 fallecidos, muchos con síntomas Covid, pero que la estadística oficial del Servicio Departamental de Salud solo recoge un caso.

La palabra la tiene en buena medida el Servicio de Registro Cívico, quien ya debería estar dando las estadísticas de decesos por departamento y mostrando lo sucedido en años anteriores

En el extremo opuesto está Cochabamba, un departamento en el que el Covid se extendió pronto por las comunidades pero que reportó un ritmo muy bajo de notificaciones hasta que en junio explotó. Actualmente tiene una tasa de letalidad del 7,5% pese a tener la mitad de los casos registrados en La Paz y una cuarta parte de los registrados en Santa Cruz. En Cochabamba hace ya dos semanas que se registró la crisis en los cementerios y los hospitales, y nada hace indicar que haya mejorado.

En todos los países del mundo ha habido dificultades para registrar los muertos causados por coronavirus y algunos, como España y Ecuador entre los casos más sonados, han tenido que modificar sus estadísticas oficiales para reconocer una mayor cantidad de óbitos.

El asunto parece simple, pues en muchos casos los fallecidos no cuentan con la prueba pertinente que confirme o descarte la presencia del virus, pero también puede ser mucho más complejo, pues los protocolos de levantamiento de cadáveres no se cumplen y en muchos casos, el estigma de la enfermedad y la posibilidad de acabar en una fosa común hace que se busquen caminos alternativos para enterrar cadáveres, con la corrupción mediante.

La palabra la tiene en buena medida el Servicio de Registro Cívico, quien ya debería estar dando las estadísticas de decesos por departamento y mostrando lo sucedido en años anteriores, para evitar especulaciones.

Ahora bien, también está claro que un incremento de casos positivos tiene unos impactos sobre la política – por ejemplo, retrasa elecciones -, pero una cifra inasumible de muertos evidencia la mala gestión y puede provocar otras consecuencias, y no será la estadística oficial la que en este caso sea consultada.


Más del autor
El olvido de la nacionalización
El olvido de la nacionalización
Tema del día
Tema del día
Para comprender el valor
Para comprender el valor