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Tarija necesita una cuarentena autónoma

El Gobierno alista un nuevo plan para la cuarentena, que pese a ser papel mojado, se sigue señalando como el único método válido para frenar el avance de la pandemia. Sin embargo y vistos los antecedentes, es preciso que Tarija, tanto departamento como municipio, tome sus propias decisiones...

El Gobierno alista un nuevo plan para la cuarentena, que pese a ser papel mojado, se sigue señalando como el único método válido para frenar el avance de la pandemia. Sin embargo y vistos los antecedentes, es preciso que Tarija, tanto departamento como municipio, tome sus propias decisiones para salir de un buque que camina a toda velocidad hacia el precipicio.

El Gobierno decretó una cuarentena ultra rígida desde el 22 de marzo cuando había 27 casos en el país, y ya vamos camino a los 8.000. Después, como quien ve el problema pero se aparta, decretó una “cuarentena dinámica” cargándole el muerto de la decisión a alcaldes y gobernadores. Como 500 pesos no alcanzan para nada y además, toda la comunicación del Gobierno pasaba por lo bien que se estaba haciendo todo, pasó lo evidente: la gente perdió el miedo a la enfermedad y salió a las calles.

Lo último ha sido el impulso determinante al transporte público de El Alto y La Paz que el ministro de Obras Públicas Iván Arias y el socio preferente de Jeanine Áñez, Luis Revilla, le han dado al sector para empezar a operar pese a que en ningún lugar del famoso decreto de la “cuarentena dinámica” se establecía algo semejante. El ejemplo, evidentemente, va a ser seguido por el resto del país, porque evidentemente no hay ciudadanos de primera y de segunda.

La epidemia en Tarija está teniendo su propia dinámica y sus peculiaridades, y dado que hasta la fecha la intervención del Gobierno o su asesoramiento no han servido prácticamente para nada, corresponde que los actores locales tracen un plan lo más amplio y consensuado posible que permita proteger a los colectivos vulnerables y avanzar rápidamente en la identificación de casos, o por último, en la constatación de la baja incidencia registrada hasta ahora.
Quedarse en casa sigue siendo lo más efectivo, evitar el ocio aun es posible
La cuarentena ya es papel mojado, por lo que parece conveniente restablecer horarios laborales con una especie de toque de queda en la tarde lo antes posible, donde se exima a los colectivos vulnerables – mayores de 60 años y madres de niños menores de cinco años, como recogía originalmente el decreto nacional y que posteriormente fue eliminado -, se privilegie la jornada continua y sobre todo el teletrabajo, una opción que es más posible de lo que se cree siempre que los responsables sean capaces de abrir su mente.

Además, los poderes públicos tarijeños deben hacer esfuerzos por promocionar las medidas de bioseguridad – de las que quedarse en casa es la más efectiva -, y eso no pasa solo por barbijos y distancias, sino también por eliminar las burocracias y promocionar la digitalización de todo cuanto sea posible. En el contexto de levantamiento de medidas, cabe señalar también que limitar el transporte privado o reducir las unidades del servicio público solo contribuyen a aglomeraciones, de por sí más peligrosas.

Con todo, la clave sigue pasando por lo médico. Con apenas un laboratorio puesto en marcha desde el nivel nacional – no ítems, no camas UTI -  la necesidad de encontrar más y más pacientes sospechosos es fundamental para dar tranquilidad. Las pruebas rápidas por un lado y la “flexibilización” del protocolo de pruebas PCR – ahora que ya son más accesibles – son medidas útiles que de haberse tomado hace dos meses en todo el país, probablemente no estaríamos viendo las estadísticas que se ven en departamentos como Santa Cruz o Beni.

Tarija tiene toda la legitimidad para pilotar su camino, más después de dos meses y medio de sacrificios sin resultados.

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