Para no mirar de balcón

Una vez más Bolivia se sacude y se comprime a causa de espantosos hechos de infanticidio.  Las víctimas son menores que como dicen comúnmente no pidieron venir a este mundo, pero están aquí por z o x motivo. Lamentablemente en muchos casos no aplica el concepto de amor en una pareja como...

Una vez más Bolivia se sacude y se comprime a causa de espantosos hechos de infanticidio.  Las víctimas son menores que como dicen comúnmente no pidieron venir a este mundo, pero están aquí por z o x motivo. Lamentablemente en muchos casos no aplica el concepto de amor en una pareja como origen de su concepción, y esto es muy lamentable.

En estos crímenes no existe género, no siempre es la madre no siempre es el padre el que comete estos hechos, puede ser cualquiera, pero lo claro es que suceden. Las hipótesis son despecho tras relaciones toxicas, “nuevas” parejas que no quieren saber nada de “hijos ajenos”, pero una de las más fuertes es la situación económica.

Se dice que la economía y el delito son dos variables funcionales, pues la falta de recursos genera depresión y desesperación, y en muchos casos los finales son estos. Padres o madres deprimidos que atentan contra la vida de sus hijos e incluso contra las de ellos mismos.

De ninguna manera buscamos justificar semejante crimen, pero si aportar a la siguiente reflexión “si se crearan políticas económicas y sociales para apoyar a este tipo de familias disfuncionales y pobres, estos crímenes reducirían”.

Más aún, para llegar a esto, se requiere estudiar el problema y para ello se necesita una gran eficiencia de las instituciones encargadas de generar una lectura conceptual específica, para la interpretación de este tipo concreto de realidad,

La precarización del salario, la falta de oportunidades para los jóvenes y el aumento en la desigualdad son factores que están desencadenando desesperación social. Gran parte de la población boliviana sigue siendo pobre a pesar de los avances.

La pobreza extrema en Bolivia pasó del 38,2% en 2005 al 15,2% en 2018, es decir, registró una reducción de 23 puntos porcentuales en 13 años, esto según el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. Sin duda éste es un avance, pero la vida diaria y las calles de siempre nos muestra que aún existen muchos lugares, poblaciones y familias hundidas en la pobreza.

En esta sintonía el experto Severo Cruz afirma que la pobreza no sólo estigmatiza, sino que es causante de delitos mayores como el feminicidio e infanticidio. Según Cruz este tipo de hechos tuvieron su origen entre los pobres de nuestra sociedad. Entre gente que tenía escasa educación y limitados recursos económicos.

Estas falencias incidieron para cometer tales excesos. “La pobreza golpea los hogares más humildes de los amplios sectores populares. En su arremetida genera no sólo feminicidio ni infanticidio sino delincuencia, prostitución, deserción escolar, etc.” explica.

De esta manera, una vez más la reducción de la pobreza se refuerza como el gran reto de todos los gobiernos, pero esto debe estar acompañado de políticas sociales de apoyo que contemplen una ayuda integral.

Basta de calcular estadísticas y de contabilizar víctimas. Es urgente ponerle cerebro al problema.

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