El desafío del Estado Plurinacional

22 de enero de 2020; una década del Estado Plurinacional. Una década de uno de los cambios matrices del país, de la revolución más pactada de su historia y de un momento que se vivió con esperanza, aunque la fecha elegida siempre haya generado disparidad de opiniones. El 22 de enero de...

22 de enero de 2020; una década del Estado Plurinacional. Una década de uno de los cambios matrices del país, de la revolución más pactada de su historia y de un momento que se vivió con esperanza, aunque la fecha elegida siempre haya generado disparidad de opiniones.

El 22 de enero de 2010 no se ponía en marcha la segunda legislatura de Evo Morales, aunque hubo quien se esmerara en simplificar ese evento, sino que echaba a andar formalmente la nueva Constitución Política del Estado aprobada en referéndum el 25 de enero de 2009 y promulgada el 7 de febrero de ese mismo año. Probablemente la fecha del feriado y de los fastos patrios debería modificarse para recordar la votación y no la asunción del eventual Presidente en 2010, pero ese es otro debate.
A la fecha, las autonomías siguen siendo una buena intención sin financiación y atrapada dentro de la Ley Marco de Autonomía, que limita la gestión presupuestaria
La cuestión es que el 61,43% de la población votó a favor de aquella Constitución que trataba de marcar un antes y un después en la configuración del país, aunque una década después se sienta ciertamente descafeinada, sobre todo por las leyes orgánicas que la debían desarrollar y se convirtieron, más bien, en cepos.

La propia redacción de la Constitución, realizada en Asamblea Constituyente, lo que dio una mayor participación y transparencia, atravesó momentos críticos con violentas manifestaciones que costaron incluso vidas humanas. Finalmente se impuso el diálogo y en el Congreso se destrabaron algunos asuntos que permitieron dotar al país de un texto más consensuado.

El punto más discutido fue el de las autonomías, aunque probablemente el que más enojos generaba en las altas instancias era aquel que garantiza la propiedad y soberanía del Estado sobre todos los recursos naturales.

A la fecha, las autonomías siguen siendo una buena intención atrapada dentro de la Ley Marco de Autonomía, que limita la gestión presupuestaria, y una instancia política sin incidencia real ante la nula voluntad de dotarlas de una financiación justa a través del Pacto Fiscal, pero también de ordenar las competencias para que sean efectivas para los ciudadanos y no para la reproducción del poder.

La Constitución tiene todavía demasiados artículos por desarrollar y otros muchos por matizar, por ejemplo en lo que se refiere a la soberanía sobre los recursos naturales y las intenciones de futuro. En 2019 la Constitución ha salvado uno de sus pilares que estaba a punto de violentarse: la limitación de mandatos, una característica propia de regímenes presidencialistas, pero las amenazas sobre su letra siguen planeando por el país.

En tiempos de zozobra, es en la Constitución donde todos los bolivianos nos debemos encontrar para encontrar los cauces, y por ahí fluir para seguir desarrollándonos como nación libre y soberana. Incluso para aquellos que pretenden borrar sus logros, deben acudir a su letra y desde allí promover los ajustes que consideren.

Bolivia camina hacia una elección que necesariamente nos debe servir para crecer como país y para reencontrarnos como bolivianos. Para reconocer lo que somos. Que el Día del Estado Plurinacional sea justamente para eso: para mirar el futuro.

 

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