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Economía y revancha

Por el momento, dos ejes van a marcar la inminente campaña electoral que ya ha arrancado, pero que lo hará formalmente a partir del 3 de febrero, cuando los partidos y alianzas inscriban a sus candidatos ante el Tribunal Supremo Electoral. El principal de ellos va a volver a ser el...

Por el momento, dos ejes van a marcar la inminente campaña electoral que ya ha arrancado, pero que lo hará formalmente a partir del 3 de febrero, cuando los partidos y alianzas inscriban a sus candidatos ante el Tribunal Supremo Electoral.

El principal de ellos va a volver a ser el económico. El Movimiento Al Socialismo (MAS), o concretamente Evo Morales, no ha dudado en poner al frente de la candidatura a Luis Arce Catacora, el Ministro que ha personalizado el “milagro” económico boliviano, con década y media de crecimiento, aunque esto no haya servido para salir del furgón de cola del continente.

En cualquier caso, su elección para la postulación delimita un encuadre en el que el resto de partidos y candidatos van a tener que entrar a la discusión, lo cual se agradece. Es necesario que por una vez, en Bolivia se discutan las recetas económicas previstas para el futuro inmediato para que así, todos los bolivianos podamos elegir más convenientemente.

El MAS logró construir el mito del modelo Económico Social Productivo Comunitario, que en la práctica es poco más que eso, pues la competitividad ha bajado y las importaciones básicas crecido, pero que ha conseguido una ilusión de crecimiento firme gracias a la redistribución de la renta petrolera con medidas tan poco progresivas como la Renta Dignidad, el Bono Juancito Pinto o el Doble Aguinaldo. No ha sido la del MAS una política económica izquierdista, y apenas ha aplicado proteccionismo sobre su producción, pero es cierto que la nacionalización ha dejado en el país los dineros que antes se esfumaban en forma de repatriación de dividendos y que en estos años se convirtieron en carreteras, edificios y otros.
La hostilidad es propia de la campaña, y desde octubre se han alcanzado cotas de intolerancia muy altas tanto de unos como de otros, y esta vez no parece que sea solo parte de la puesta en escena, sino que se está utilizando como mensaje en sí mismo.
En 14 años de oposición, los partidos no lograron crear una propuesta económica alternativa que fuera bien acogida por la población. Apenas logró generar algunas dudas por el manejo de las Reservas Internacionales – usadas en parte para financiar proyectos estratégicos -, y cuestionar el endeudamiento externo, pese a que sigue en márgenes de seguridad (inferior al 50% del PIB) recomendados por el FMI. También se ha hizo bandera contra el gasto público, sin que sin embargo la llegada del Gobierno de Transición haya cambiado en algo esto, ya que no ha prescindido de ningún Ministerio ni programa hasta el momento.

El otro eje tendrá que ver con la polarización versus la reconciliación. La hostilidad es propia de la campaña, y desde octubre se han alcanzado cotas de intolerancia muy altas tanto de unos como de otros, y esta vez no parece que sea solo parte de la puesta en escena, sino que se está utilizando como mensaje en sí mismo.

El MAS ha querido despojarse de esa imagen de confrontación, que es la que proyecta Evo Morales, poniendo a dos candidatos siempre ponderados por las voces más a la derecha, uno por su no revolución económica, el otro por la catarsis que generaba al interior del MAS y particularmente en su ala más dura: Álvaro García Linera y Juan Ramón Quintana. Evo no va a desaparecer, por lo que cuenta ahora con dos alas que irá regulando en campaña.

Al frente, Carlos Mesa es el que parece proyectar una imagen mayor de reconciliación nacional, lo que le vale los calificativos de funcional y tibio; mientras que tanto Luis Fernando Camacho como la candidatura gubernamental que intentan generar en torno a Tuto Quiroga se presentan como el ala más dura con López y Murillo como ejemplo.

La campaña está lanzada a falta de detalles, y toca empezar a pensar por qué va a votar cada uno en un tiempo clave para el desarrollo nacional.

 

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