Un diálogo nacional
Desde su exilio, el expresidente Evo Morales ha convocado a una mesa de diálogo nacional que contribuya definitivamente a pacificar el país, una iniciativa que bien podía haber nacido desde el Gobierno de Áñez, más lento de lo esperado en una situación de extrema crisis como la que se...
Desde su exilio, el expresidente Evo Morales ha convocado a una mesa de diálogo nacional que contribuya definitivamente a pacificar el país, una iniciativa que bien podía haber nacido desde el Gobierno de Áñez, más lento de lo esperado en una situación de extrema crisis como la que se vive, pero que en cualquier caso, puede resultar mucho más efectivo para que tenga éxito por la ascendencia que tiene Morales aun sobre los movimientos sociales.
En cualquier caso, para que el diálogo sea efectivo, se deben evitar cualquier situación sui generis como la que se vivió ayer en plaza Murillo, cuando se trató de impedir el acceso de la senadora Adriana Salvatierra a la Asamblea Plurinacional, argumentando que había renunciado a su cargo, como si eso le privara de libertad de movimientos, y sin querer atender al argumento de que la renuncia – como se vio en televisión – fue a la Presidencia del Senado y no a su curul.
Los sectores del pacto de Unidad están desplegando medidas de presión en diferentes zonas del país en defensa de Evo Morales y desconociendo a Jeanine Añez como Presidenta. El propio Morales expresó aquello de que “si el pueblo quiere que vuelva a pacificar, volveré” que recuerda tanto a viejos escenarios, pero sirva el incidente con Salvatierra como ejemplo de lo que no se debe hacer.
Si alguien en el nuevo Gobierno transitorio ha pensado que el conflicto ha pasado y que se puede tratar de gobernar dejando de lado a los casi tres millones de personas que votaron por el MAS – con o sin fraude – y a todo el poder territorial acumulado durante este periodo en forma de Alcaldías, Gobernaciones y efectivamente, sus dos tercios en las cámaras está probablemente muy equivocado.
La presidenta Añez ha recalcado en todas sus intervenciones el carácter provisorio de su Gobierno y el objetivo único de convocar elecciones, aunque añadió poco ortodoxamente la intención de “derogar” la sentencia constitucional que permitió la habilitación de Evo Morales en las fallidas elecciones.
Ni una cosa ni otra son competencia de la Presidenta, y es demasiado pronto como para empezar a entrar en errores de ese tamaño, luego de que precisamente se llegue a esta situación por la falta de respeto a las normas.
Lo que sí está en sus manos es impulsar el diálogo nacional, donde fundamentalmente se debe sentir representado el Movimiento Al Socialismo, puesto que son sus asambleístas y no otros, quienes deben reconstituir un Tribunal Supremo Electoral que esta vez de garantías al proceso, y modificar las normas necesarias para acelerar plazos, sin que eso suponga procedimientos lesivos a los derechos.
Es necesario no arrojar más leña al fuego, tomarse en serio lo de pacificar, tomar en cuenta que otros conflictos más graves encontraron soluciones políticas y no querer buscar revanchismos anticipados. El diálogo es imprescindible para que este proceso desemboque en unas elecciones creíbles para todos. Es tiempo de avanzar.
DESTACADO.- La presidenta Añez ha recalcado en todas sus intervenciones el carácter provisorio de su Gobierno y el objetivo único de convocar elecciones
En cualquier caso, para que el diálogo sea efectivo, se deben evitar cualquier situación sui generis como la que se vivió ayer en plaza Murillo, cuando se trató de impedir el acceso de la senadora Adriana Salvatierra a la Asamblea Plurinacional, argumentando que había renunciado a su cargo, como si eso le privara de libertad de movimientos, y sin querer atender al argumento de que la renuncia – como se vio en televisión – fue a la Presidencia del Senado y no a su curul.
Los sectores del pacto de Unidad están desplegando medidas de presión en diferentes zonas del país en defensa de Evo Morales y desconociendo a Jeanine Añez como Presidenta. El propio Morales expresó aquello de que “si el pueblo quiere que vuelva a pacificar, volveré” que recuerda tanto a viejos escenarios, pero sirva el incidente con Salvatierra como ejemplo de lo que no se debe hacer.
Si alguien en el nuevo Gobierno transitorio ha pensado que el conflicto ha pasado y que se puede tratar de gobernar dejando de lado a los casi tres millones de personas que votaron por el MAS – con o sin fraude – y a todo el poder territorial acumulado durante este periodo en forma de Alcaldías, Gobernaciones y efectivamente, sus dos tercios en las cámaras está probablemente muy equivocado.
La presidenta Añez ha recalcado en todas sus intervenciones el carácter provisorio de su Gobierno y el objetivo único de convocar elecciones, aunque añadió poco ortodoxamente la intención de “derogar” la sentencia constitucional que permitió la habilitación de Evo Morales en las fallidas elecciones.
Ni una cosa ni otra son competencia de la Presidenta, y es demasiado pronto como para empezar a entrar en errores de ese tamaño, luego de que precisamente se llegue a esta situación por la falta de respeto a las normas.
Lo que sí está en sus manos es impulsar el diálogo nacional, donde fundamentalmente se debe sentir representado el Movimiento Al Socialismo, puesto que son sus asambleístas y no otros, quienes deben reconstituir un Tribunal Supremo Electoral que esta vez de garantías al proceso, y modificar las normas necesarias para acelerar plazos, sin que eso suponga procedimientos lesivos a los derechos.
Es necesario no arrojar más leña al fuego, tomarse en serio lo de pacificar, tomar en cuenta que otros conflictos más graves encontraron soluciones políticas y no querer buscar revanchismos anticipados. El diálogo es imprescindible para que este proceso desemboque en unas elecciones creíbles para todos. Es tiempo de avanzar.
DESTACADO.- La presidenta Añez ha recalcado en todas sus intervenciones el carácter provisorio de su Gobierno y el objetivo único de convocar elecciones