Lo del golpe
Es indeterminado el número de veces que un Gobierno puede apelar a la fórmula de “golpe de Estado” para alertar a la comunidad internacional sobre las revueltas en marcha dentro de un país. Normalmente puede pasar como con el cuento del lobo. El gobierno del MAS lo ha utilizado en...
Es indeterminado el número de veces que un Gobierno puede apelar a la fórmula de “golpe de Estado” para alertar a la comunidad internacional sobre las revueltas en marcha dentro de un país. Normalmente puede pasar como con el cuento del lobo.
El gobierno del MAS lo ha utilizado en diferentes ocasiones a lo largo de sus 14 años de gestión. Cuando más, en los años de la lucha por la autonomía, donde se teorizó aquello del golpe cívico prefectural, a lo que se añadió el caso Rozsa.
En estos últimos años apenas lo ha recuperado, pero sí a partir del referéndum de 2016 y especialmente en las últimas semanas. Antes de la elección, el día de las Fuerzas Armadas, Morales habló claramente de un golpe de Estado gestado por algunos oficiales del servicio pasivo. Después lo utilizó para explicar las movilizaciones a partir del 21 de octubre y ayer los ministros expusieron ante la OEA nuevamente el intento de golpe de Estado que a su juicio se viene gestando desde el Comité Cívico de Santa Cruz y el resto de departamentos, dados los plazos y repetidas amenazas vertidas contra el Gobierno.
La verdad debe salir a la luz mediante la ciencia y el estudio. Un análisis completo que nos de seguridades y elimine cualquier tipo de ilegitimidad o dudas sobre el futuro Gobierno
Las advertencias de Golpe de Estado suelen tener más intención de alcanzar los oídos de la comunidad internacional que de los propios bolivianos. El Gobierno de Evo Morales es un gobierno sólido, con apoyo de bases, pero también de la institucionalidad policial y militar, más allá de los hábiles mensajes que el presidente cívico, Fernando Camacho, viene colocando para tratar de debilitar esas posiciones.
El conflicto, sin embargo, está entrando en la fase decisiva. Desde Santa Cruz se han anunciado medidas radicales que probablemente van a necesitar de la intervención de las fuerzas del orden, tanto para desbloquear fronteras como para liberar instituciones del Estado. Las imágenes de represión suelen caer mal al Gobierno. Peor si además se busca algún tipo de confrontación directa entre pueblos.
La comunidad internacional apoya resolver el conflicto a través de la auditoría de la OEA. La auditoría, pactada exclusivamente con el Gobierno aunque tenga muchas simpatías entre la oposición, es la que ha recibido los apoyos de los principales países del G7 y de todos los vecinos del país. Lo que estrictamente no significa un apoyo a Morales, ya que hasta el momento apenas se han producido reconocimientos de los resultados.
Hasta la fecha se han aireado numerosas denuncias de fraude, muchas irregularidades en las actas, algunas formas poco ortodoxas de culminar el cómputo, como en Potosí, y sobre todo, un desafío incomprensible a las reglas básicas de la estadística.
La verdad debe salir a la luz mediante la ciencia y el estudio. Un análisis completo que nos de seguridades y elimine cualquier tipo de ilegitimidad o dudas sobre el futuro Gobierno. Bolivia está en una fase clave de su desarrollo como Estado, y en este largo año electoral ya nos hemos dejado punto y medio de desarrollo respecto al promedio. Es necesario rebajar la violencia y elevar la razón. El debate y el diálogo siempre son buenos, y por ahí se debe encontrar una salida de paz.
El gobierno del MAS lo ha utilizado en diferentes ocasiones a lo largo de sus 14 años de gestión. Cuando más, en los años de la lucha por la autonomía, donde se teorizó aquello del golpe cívico prefectural, a lo que se añadió el caso Rozsa.
En estos últimos años apenas lo ha recuperado, pero sí a partir del referéndum de 2016 y especialmente en las últimas semanas. Antes de la elección, el día de las Fuerzas Armadas, Morales habló claramente de un golpe de Estado gestado por algunos oficiales del servicio pasivo. Después lo utilizó para explicar las movilizaciones a partir del 21 de octubre y ayer los ministros expusieron ante la OEA nuevamente el intento de golpe de Estado que a su juicio se viene gestando desde el Comité Cívico de Santa Cruz y el resto de departamentos, dados los plazos y repetidas amenazas vertidas contra el Gobierno.
La verdad debe salir a la luz mediante la ciencia y el estudio. Un análisis completo que nos de seguridades y elimine cualquier tipo de ilegitimidad o dudas sobre el futuro Gobierno
Las advertencias de Golpe de Estado suelen tener más intención de alcanzar los oídos de la comunidad internacional que de los propios bolivianos. El Gobierno de Evo Morales es un gobierno sólido, con apoyo de bases, pero también de la institucionalidad policial y militar, más allá de los hábiles mensajes que el presidente cívico, Fernando Camacho, viene colocando para tratar de debilitar esas posiciones.
El conflicto, sin embargo, está entrando en la fase decisiva. Desde Santa Cruz se han anunciado medidas radicales que probablemente van a necesitar de la intervención de las fuerzas del orden, tanto para desbloquear fronteras como para liberar instituciones del Estado. Las imágenes de represión suelen caer mal al Gobierno. Peor si además se busca algún tipo de confrontación directa entre pueblos.
La comunidad internacional apoya resolver el conflicto a través de la auditoría de la OEA. La auditoría, pactada exclusivamente con el Gobierno aunque tenga muchas simpatías entre la oposición, es la que ha recibido los apoyos de los principales países del G7 y de todos los vecinos del país. Lo que estrictamente no significa un apoyo a Morales, ya que hasta el momento apenas se han producido reconocimientos de los resultados.
Hasta la fecha se han aireado numerosas denuncias de fraude, muchas irregularidades en las actas, algunas formas poco ortodoxas de culminar el cómputo, como en Potosí, y sobre todo, un desafío incomprensible a las reglas básicas de la estadística.
La verdad debe salir a la luz mediante la ciencia y el estudio. Un análisis completo que nos de seguridades y elimine cualquier tipo de ilegitimidad o dudas sobre el futuro Gobierno. Bolivia está en una fase clave de su desarrollo como Estado, y en este largo año electoral ya nos hemos dejado punto y medio de desarrollo respecto al promedio. Es necesario rebajar la violencia y elevar la razón. El debate y el diálogo siempre son buenos, y por ahí se debe encontrar una salida de paz.