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Bolivia: Crisis política, silencio económico

En medio de la oleada de desconfianza de una gran parte de la sociedad respecto de las instituciones públicas, con la credibilidad del TSE en el ojo de la tormenta, los datos que debieran servir para mantener a raya los nervios relacionados con la economía tardan en llegar. No nos referimos...

En medio de la oleada de desconfianza de una gran parte de la sociedad respecto de las instituciones públicas, con la credibilidad del TSE en el ojo de la tormenta, los datos que debieran servir para mantener a raya los nervios relacionados con la economía tardan en llegar.

No nos referimos solamente a información sobre producción y comercialización de gas y otros detalles variados sobre la situación de la estratégica industria de los hidrocarburos en el país, que ya lleva años sin ser pública y oportuna como manda la ley.

Tampoco nos referimos al detalle sobre dónde exactamente están prestadas, o “invertidas” las decrecientes Reservas Internacionales Netas (RIN) y la liquidez del Tesoro General del Estado, que son datos que hemos buscado y solicitado durante años sin respuesta.
Es gracias a la población, y no al accionar más reciente de autoridades de distintas reparticiones estatales y dirigentes políticos opositores, que no existe un descalabro económico y social
Aunque se puede seguir engrosando la lista, por razones de espacio y prioridad nos referiremos a datos que hasta hace poco sí eran actualizados con una periodicidad más confiable pero que en las últimas semanas parecen haberse paralizado. Nos referimos al nivel de RIN del Banco Central (BCB) y el estado de los depósitos en el sistema financiero.

En el primer caso, los datos se quedaron estancados al 27 de septiembre durante prácticamente todo el mes de octubre, pese a que se actualizaban semanalmente en el sitio web del BCB. Finalmente, a fines de octubre se pudo acceder a datos actualizados hasta el 11 de octubre, que mantienen la tendencia descendente, situándose en 7.433 millones de dólares, por debajo de los 7.650 millones de fines de septiembre.

Algo que preocupa a los opinadores es el comportamiento que estas reservas podrían haber estado sufriendo después de las polémicas elecciones del 20 de octubre, algo que todavía se desconoce.

Lo propio ocurre con datos de los depósitos en el sistema financiero. En el sitio web de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), los datos más recientes están actualizados al 31 de agosto de 2019. Más de dos meses atrás.

El último dato de la ASFI muestra un nivel de depósitos de 180.662 millones de bolivianos, y una cartera de créditos de 180.320 millones. En un contexto en que los expertos advierten de un “descalce” financiero, donde se teme una cartera de créditos mayor a los depósitos, es ciertamente un dato de creciente sensibilidad, y las dudas que se ciernen a su alrededor debieran ser absueltas con datos actualizados.

Afortunadamente, a pesar de las múltiples incertidumbres actuales, todavía no ha habido un solo rumor de corrida siquiera, nada permite asegurar que no se haya registrado una salida muy importante de depósitos del sistema, o una huida paulatina y natural hacia el dólar.

El temple de acero de los bolivianos es digno de destacar y ponderar. Es gracias a la población, y no al accionar más reciente de autoridades de distintas reparticiones estatales y dirigentes políticos opositores, que no existe un descalabro económico y social. Pero ojo, más pronto que tarde serán estos los temas que solucionar.

 

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