OEA: La vía internacional
Después de casi una semana en algunos departamentos y un par de días en La Paz, el escenario de negociación entre el Gobierno y la oposición parece haber dado algún avance hacia su configuración, aunque el pulso real se mantiene en las calles. La vía de la auditoría de la Organización de...
Después de casi una semana en algunos departamentos y un par de días en La Paz, el escenario de negociación entre el Gobierno y la oposición parece haber dado algún avance hacia su configuración, aunque el pulso real se mantiene en las calles. La vía de la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) parece ser el factor más sólido para llegar a algún acuerdo que desbloqueé la situación, pero aun así, existen demasiados flecos sin cerrar, como por ejemplo, que sea una medida únicamente dialogada con una parte de los implicados.
Después de dos días de furia, con imágenes de golpizas y tensiones en puntos de bloqueo – o incluso en plena calle sin que medie provocación – y ecos fuertes en la comunidad internacional sobre el poco apropiado llamado a cercar ciudades movilizadas, considerado inaudito, el Gobierno ha abierto la mano a través del ala más dialogante, que conforman sus ministros, por sobre el ala dura de los movimientos sociales, por otro lado, los únicos que le han respondido en campaña y que de hecho, siguen en la calle.
El Ministro de Comunicación, Manuel Canelas, ha sido claro al explicar que el Gobierno acepta una auditoría vinculante a los resultados del 20 de octubre por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) con los observadores que se considere. Canelas, con su particular olfato para detectar debilidades, ha instado a Mesa a dar una respuesta clara, puesto que la oposición “duda” entre pedir una segunda vuelta o pedir la anulación total de las elecciones, y ya quedó demostrado durante la campaña que las ambiciones son exageradamente grandes entre sus actores.
La consigna es mantener la fuerza en la calle, pero el bloque opositor, que nunca fue tal, está a punto de colapsar entre sus pedidos, sus dudas y sus desconfianzas mutuas
La Coordinadora en Defensa de la Democracia, que capitanea Carlos Mesa, trata de ganar tiempo convocando un cabildo nacional para el jueves 31 de octubre en La Paz, un escenario en el que seguramente se tomarán esas determinaciones. Mesa está creciendo como líder en La Paz, y muchos votantes opositores parece que acaban de darse cuenta de lo que significaba “el voto útil”, pero igualmente su liderazgo tiene limitaciones. La consigna es mantener la fuerza en la calle, pero el bloque opositor, que nunca fue tal, está a punto de colapsar entre sus pedidos, sus dudas y sus desconfianzas mutuas. El paro sigue para quien quiere, con las dificultades del tráfico que implica la protesta no violenta.
Es cierto que no han parado las confrontaciones, y hoy mismo se anuncian nuevas marchas campesinas y cercos para “hacer respetar el voto rural”. En Tarija se prevé que llegue al centro de la ciudad. Para los más extremistas, hay una suerte de autogolpe en marcha, para otros una operación de desgaste y amedrentamiento que solo puede ser superada desde la no violencia, pero en las calles.
Lo cierto es que la diplomacia y el diálogo debe ser la salida, pero tampoco puede tratarse de una vía unilateral negociada con el Gobierno y sin la participación de otros actores. El Gobierno ha trabajado mucho el frente internacional, y los principales líderes en la región saben que Morales garantizaba “la estabilidad” en el país; pero también quedó en evidencia el paseo floreado de Luis Almagro en Chimoré. De momento, la auditoría es la única vía que puede aclarar el panorama, aunque evidentemente, falta acordar los términos, y muy pocos podrán comprometerse hoy con lo que venga después.
Después de dos días de furia, con imágenes de golpizas y tensiones en puntos de bloqueo – o incluso en plena calle sin que medie provocación – y ecos fuertes en la comunidad internacional sobre el poco apropiado llamado a cercar ciudades movilizadas, considerado inaudito, el Gobierno ha abierto la mano a través del ala más dialogante, que conforman sus ministros, por sobre el ala dura de los movimientos sociales, por otro lado, los únicos que le han respondido en campaña y que de hecho, siguen en la calle.
El Ministro de Comunicación, Manuel Canelas, ha sido claro al explicar que el Gobierno acepta una auditoría vinculante a los resultados del 20 de octubre por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) con los observadores que se considere. Canelas, con su particular olfato para detectar debilidades, ha instado a Mesa a dar una respuesta clara, puesto que la oposición “duda” entre pedir una segunda vuelta o pedir la anulación total de las elecciones, y ya quedó demostrado durante la campaña que las ambiciones son exageradamente grandes entre sus actores.
La consigna es mantener la fuerza en la calle, pero el bloque opositor, que nunca fue tal, está a punto de colapsar entre sus pedidos, sus dudas y sus desconfianzas mutuas
La Coordinadora en Defensa de la Democracia, que capitanea Carlos Mesa, trata de ganar tiempo convocando un cabildo nacional para el jueves 31 de octubre en La Paz, un escenario en el que seguramente se tomarán esas determinaciones. Mesa está creciendo como líder en La Paz, y muchos votantes opositores parece que acaban de darse cuenta de lo que significaba “el voto útil”, pero igualmente su liderazgo tiene limitaciones. La consigna es mantener la fuerza en la calle, pero el bloque opositor, que nunca fue tal, está a punto de colapsar entre sus pedidos, sus dudas y sus desconfianzas mutuas. El paro sigue para quien quiere, con las dificultades del tráfico que implica la protesta no violenta.
Es cierto que no han parado las confrontaciones, y hoy mismo se anuncian nuevas marchas campesinas y cercos para “hacer respetar el voto rural”. En Tarija se prevé que llegue al centro de la ciudad. Para los más extremistas, hay una suerte de autogolpe en marcha, para otros una operación de desgaste y amedrentamiento que solo puede ser superada desde la no violencia, pero en las calles.
Lo cierto es que la diplomacia y el diálogo debe ser la salida, pero tampoco puede tratarse de una vía unilateral negociada con el Gobierno y sin la participación de otros actores. El Gobierno ha trabajado mucho el frente internacional, y los principales líderes en la región saben que Morales garantizaba “la estabilidad” en el país; pero también quedó en evidencia el paseo floreado de Luis Almagro en Chimoré. De momento, la auditoría es la única vía que puede aclarar el panorama, aunque evidentemente, falta acordar los términos, y muy pocos podrán comprometerse hoy con lo que venga después.