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La trampa de Tariquía

Van tres meses de tensión y amenaza desde que los ingenieros de Petrobras abandonaron la Reserva Nacional de Tariquía por el ingreso de Chiquiacá, desde donde se accede al área petrolera de San Telmo y donde la transnacional brasilera, en alianza con YPFB Chaco, pretende perforar los pozos...

Van tres meses de tensión y amenaza desde que los ingenieros de Petrobras abandonaron la Reserva Nacional de Tariquía por el ingreso de Chiquiacá, desde donde se accede al área petrolera de San Telmo y donde la transnacional brasilera, en alianza con YPFB Chaco, pretende perforar los pozos Domo Osso X1 y Domo Osso X2.

Para entonces ya había dos bloques claramente definidos: los que estaban a favor de la exploración y los que estaban en contra. Ambos tienen argumentos y contrargumentos, como se evidenció en la reunión del domingo en Chiquiacá norte, donde los disertantes patrocinados que detallaron las ventajas del sector para el desarrollo local tuvieron su réplica en comunarios de Caigua y otros puntos del Chaco donde han visto sus tierras avasalladas y sus ríos contaminados. Lo cierto es que no hay que salir de Entre Ríos para evidenciar que la exploración no trae ningún genio con su lámpara mágica, cualquier vecino de Palos Blancos - sin agua, sin empleo estable – lo puede explicar con perfección.
Unos y otros tienen claro que la solución no pasa por ellos, es más, son muy conscientes de que con consulta o sin consulta, Tariquía vs Petrobras – YPFB es Goliat contra cualquier otro enano sin piedra.
En estos tres meses, las tensiones y presiones se han incrementado. Unos porque en el día a día a nadie le gusta estar trompeado con el vecino por un asunto que les cayó del cielo y que afecta a los principios; a los otros porque lo de respetar la naturaleza lo han escuchado desde siempre y lo del petróleo, también. Pero en cualquier caso, unos y otros tienen claro que la solución no pasa por ellos, es más, son muy conscientes de que con consulta o sin consulta, es Goliat contra cualquier otro enano que no se llame David.

El Gobierno ha desaparecido. El único representante que queda en el escenario es Walter Ferrufino, el subgobernador de O´Connor que aún trata de hacer méritos con la calculadora en una mano y el calendario en la otra. El domingo se quedó prácticamente solo en la defensa.

Ferrufino había comprometido esfuerzos para traer hasta Chiquiacá a los diferentes agentes implicados – YPFB, Ministerio de Hidrocarburos, Ministerio de Medio Ambiente, etc. –, pero ninguno apareció el domingo y no parece quedar mucho margen de acción. El tiempo electoral está aquí y el Gobierno tiene claras sus prioridades en este momento.

Con el Anexo D de los costos recuperables, todo puede ser negociado con las petroleras. Cómo no, una demora estratégica de un proyecto de alto impacto social que viene a desvelar las verdaderas prioridades del Gobierno en este sentido: primero el gas, después el resto.

Hasta el año pasado, todos los estamentos del Estado habían justificado la urgencia por ingresar a Tariquía en la necesidad de aumentar de forma rápida las reservas de gas; de repente, esa urgencia queda subordinada a los intereses electorales del partido de Gobierno y mientras tanto, se permite que los vecinos del cantón de Chiquiacá vivan en la confrontación y en la incertidumbre, prolongando el malestar y dañando las bases de la convivencia.

Urge retornar a la legalidad, dimensionar el proyecto que se extiende por todo el corazón de Tariquía y proceder a las consultas previas, pero sobre todo, someter el proyecto al escrutinio público. Porque por cosas así, también se vota.

 

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