Gasolina con etanol: ¿Reducir la subvención o salvar el agronegocio alcoholero?

El ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, confirmó lo que desde principios de año vienen advirtiendo analistas diversos: se comenzará a sustituir la gasolina “especial” con gasolina mezclada con 8% de alcohol anhidro. El precio se mantendrá -al menos por ahora- en Bs....

El ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, confirmó lo que desde principios de año vienen advirtiendo analistas diversos: se comenzará a sustituir la gasolina “especial” con gasolina mezclada con 8% de alcohol anhidro. El precio se mantendrá -al menos por ahora- en Bs. 3,74/litro, y la venta comienza este lunes 6 de mayo.

Desde círculos especializados en hidrocarburos y desde otros especializados en medio ambiente, afirman que ha habido un “fracaso” en la comercialización de la Super Etanol 92 y que la medida apunta a mantener lo comprometido con el sector alcoholero.

La aparentemente insuficiente comercialización de este combustible, según distintos actores, se debe a insuficiente infraestructura de distribución y a que el público y muchos surtidores no están bien informados sobre los beneficios de esta gasolina de mayor octanaje. Desde la población y analistas dicen que el precio -de Bs. 4,50/litro frente a los 3,74 de la gasolina especial- es un desincentivo.
Expertos advierten que el precio que el gobierno paga a sus aliados agroindustriales por el etanol es de 0,69 dólares/litro, cuando en el mercado internacional se está entre 0,36 a 0,39 dólares/litro
Sea como fuere, lo cierto es que el gobierno ya se comprometió con los agroempresarios de Unagro, Guabirá, Aguaí y La Bélgica a comprarles 150 millones de litros de alcohol anhidro. La venta del Super Etanol 92, aparentemente menor a lo esperado, originó que a finales de 2018, dicho sector exija que al gobierno que el etanol se incorpore a todas las gasolinas que se comercialicen en Bolivia sin modificar los precios, pedido que se concretó en enero de 2019.

Mientras estos antecedentes hacen pensar que la medida se da para cumplir la promesa con el agronegocio, desde el Ministerio afirman que el objetivo es de reducir la subvención a la importación de gasolina y de paso, mejorar el octanaje en beneficio de la población boliviana.

Ambos puntos citados por el Gobierno requieren de una mayor y más profunda explicación. Parte de la población teme que el porcentaje de alcohol anhidro no sea bueno para el motor. Si bien en países vecinos como Brasil se comercializa una mezcla con mayor porcentaje de alcohol anhidro, no está claro para el ciudadano común si el porcentaje comercializado en Bolivia es adecuado para su motor particular.

Asimismo, el fin a la subvención es otra nebulosa. Expertos advierten que el precio que el gobierno paga a sus aliados agroindustriales por el etanol es de 0,69 dólares/litro, cuando en el mercado internacional se está entre 0,36 a 0,39 dólares/litro. Si es así, ¿dónde exactamente está ahorrando el Estado boliviano?

Otros hablan de que en realidad la medida terminará siendo un gasolinazo a plazos, diferido, a través de una desregulación gradual. Considerando que la subvención a la gasolina es un evidente agujero negro en el presupuesto estatal y que el déficit se arrastra por tercer año consecutivo, en principio no está mal.

Sin embargo, muchos creen que, si de reducir gastos se trata, habría que empezar por otra parte. Ejemplos abundan e indignan a la opinión pública cada día. Lo pendiente y lo de fondo es dilucidar si se trata de salvar la economía del país o la de ciertos grupos empresariales que se han vuelto aliados del régimen. El tiempo, esperamos breve, lo dirá.

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