Sobrevivientes y la importancia de la salud mental
Hace diez años la ayuda psicológica no era muy tomada en cuenta, más aún los últimos hechos han demostrado la importancia de ésta. Por tal motivo hoy la mayoría de las unidades educativas tiene un profesional en el área. A pesar del estigma que carga consigo, la Organización Mundial...
Hace diez años la ayuda psicológica no era muy tomada en cuenta, más aún los últimos hechos han demostrado la importancia de ésta. Por tal motivo hoy la mayoría de las unidades educativas tiene un profesional en el área.
A pesar del estigma que carga consigo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de la salud mental. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
De esta manera, se considera a la salud mental como parte fundamental de una persona, ya que puede afectar aspectos específicos de la vida escolar y laboral de los individuos, además de provocarles sentimientos de angustia y llevarles a situaciones extremas.
Todas las mujeres sobrevivientes de violencia superan el trauma de manera diferente. Pero para hacerlo, todas ellas comienzan de la misma manera: hablando. En todo el mundo, una de cada tres mujeres sufrirá maltrato físico, abuso sexual o de otra clase a manos de, en la mayoría de los casos, alguien conocido por ella.
Sin embargo, los servicios públicos, como los servicios de calidad para la salud mental, rara vez tienen en cuenta a las mujeres, su seguridad y el proceso que deben atravesar para recuperarse de la violencia.
La atención psicológica de la violencia debe estar enfocada a problemáticas concretas provocadas por sucesos violentos del mundo exterior que requieren de una re-estructuración de las capacidades de la mujer en cuanto a: manejo emocional de la situación para evitar que ella sea rebasada por su situación; manejo intelectual para poder realizar un análisis adecuado de la situación, visualizando las opciones y los recursos con los que se cuenta para facilitar la asertividad en la toma de decisiones y; el manejo de síntomas, síndromes o trastornos resultantes de la situación específica de violencia, como sería el trastorno por estrés postraumático y la sintomatología relacionada.
Además de favorecer la capacidad de la usuaria para salir de la situación de violencia y detectar, fortalecer o construir sus redes de apoyo, con el fin de parar la situación de violencia. Por último también es fundamental acompañar con apoyo psicológico a mujeres que han pasado por maltratos o han sobrevivido a la violencia, puesto que el trauma puede destruir para siempre la vida de una persona y también la vida de los hijos a cargo de ella.
Como resultado del trauma, muchas sobrevivientes experimentan problemas emocionales o de salud mental que requieren tratamiento profesional de carácter integral y de manera oportuna.
Pero, muy a menudo, este servicio básico para la salud no está disponible o accesible para la gran mayoría de las sobrevivientes, en especial, en los países de ingresos bajos y medianos.
Por todo esto, este servicio se hace urgente e importante. Más aún, es también necesaria la existencia de programas y escuelas para padres con el fin de detectar comportamientos que no son saludables en sus hijos con el fin de recibir una atención psicológica adecuada.
Pues muchos de los agresores ya han presentado desordenes psicológicos desde su edad escolar.
Sin duda estamos ante un problema de esos estructurales, que afectan en cadena si no son resueltos y que también no son tomados en cuenta por las autoridades. Una vez más hacemos hincapié en estos descuidos a la espera de que nuestras reflexiones sean escuchadas.
A pesar del estigma que carga consigo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de la salud mental. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
De esta manera, se considera a la salud mental como parte fundamental de una persona, ya que puede afectar aspectos específicos de la vida escolar y laboral de los individuos, además de provocarles sentimientos de angustia y llevarles a situaciones extremas.
Todas las mujeres sobrevivientes de violencia superan el trauma de manera diferente. Pero para hacerlo, todas ellas comienzan de la misma manera: hablando. En todo el mundo, una de cada tres mujeres sufrirá maltrato físico, abuso sexual o de otra clase a manos de, en la mayoría de los casos, alguien conocido por ella.
Sin embargo, los servicios públicos, como los servicios de calidad para la salud mental, rara vez tienen en cuenta a las mujeres, su seguridad y el proceso que deben atravesar para recuperarse de la violencia.
La atención psicológica de la violencia debe estar enfocada a problemáticas concretas provocadas por sucesos violentos del mundo exterior que requieren de una re-estructuración de las capacidades de la mujer en cuanto a: manejo emocional de la situación para evitar que ella sea rebasada por su situación; manejo intelectual para poder realizar un análisis adecuado de la situación, visualizando las opciones y los recursos con los que se cuenta para facilitar la asertividad en la toma de decisiones y; el manejo de síntomas, síndromes o trastornos resultantes de la situación específica de violencia, como sería el trastorno por estrés postraumático y la sintomatología relacionada.
Además de favorecer la capacidad de la usuaria para salir de la situación de violencia y detectar, fortalecer o construir sus redes de apoyo, con el fin de parar la situación de violencia. Por último también es fundamental acompañar con apoyo psicológico a mujeres que han pasado por maltratos o han sobrevivido a la violencia, puesto que el trauma puede destruir para siempre la vida de una persona y también la vida de los hijos a cargo de ella.
Como resultado del trauma, muchas sobrevivientes experimentan problemas emocionales o de salud mental que requieren tratamiento profesional de carácter integral y de manera oportuna.
Pero, muy a menudo, este servicio básico para la salud no está disponible o accesible para la gran mayoría de las sobrevivientes, en especial, en los países de ingresos bajos y medianos.
Por todo esto, este servicio se hace urgente e importante. Más aún, es también necesaria la existencia de programas y escuelas para padres con el fin de detectar comportamientos que no son saludables en sus hijos con el fin de recibir una atención psicológica adecuada.
Pues muchos de los agresores ya han presentado desordenes psicológicos desde su edad escolar.
Sin duda estamos ante un problema de esos estructurales, que afectan en cadena si no son resueltos y que también no son tomados en cuenta por las autoridades. Una vez más hacemos hincapié en estos descuidos a la espera de que nuestras reflexiones sean escuchadas.
