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Sánchez y la violencia intolerable en Tariquía

Nadie puede entender por qué, a cuatro días de que se cumpliera el cuarto intermedio dado por los comunarios de Chiquiacá (Tariquía), la empresa Petrobras y la Policía Nacional, que motivó el levantamiento del bloqueo y la concertación de una reunión el lunes 25 de marzo, el Ministerio de...

Nadie puede entender por qué, a cuatro días de que se cumpliera el cuarto intermedio dado por los comunarios de Chiquiacá (Tariquía), la empresa Petrobras y la Policía Nacional, que motivó el levantamiento del bloqueo y la concertación de una reunión el lunes 25 de marzo, el Ministerio de Hidrocarburos ha decidido forzar la situación, adelantar una inauguración de proyecto para este jueves 21 de marzo y lanzar a la Policía contra los pocos movilizados que se habían anoticiado de las intenciones.

Las imágenes de los comunarios rodando por los caminos empujados por una despliegue policial fuertemente equipado en medio de un paraje idílico como es la Reserva Nacional de Flora y Fauna de Tariquía acaba por consumar el fracaso de un proceso que ha naufragado: el de la recuperación digna y soberana de la tuición sobre nuestros recursos naturales.

Los hechos sucedieron en camino abierto de acceso al cantón de Chiquiacá, en la provincia O´Connor. Al norte del área petrolera San Telmo Norte, que al sur llega hasta el municipio de Padcaya y se extiende por todo el corazón de la Reserva de Flora y Fauna de Tariquía. En ese lugar, rico en producción de maní y maíz y donde nacen tres ríos – Chiquiacá, Churumas y Tarija – que riegan la parte suroriental del departamento, Petrobras ha decidido pinchar dos pozos exploratorios con la venia del Gobierno, pero que no cuentan con el respaldo de gran parte de la población.
Sánchez es quien promovió el decreto que levanta la protección en Áreas Reservadas como Tariquía, el que confiscó el 12% del IDH para “incentivar” la exploración petrolera, el que después aprobó el fracking en Miraflores (Chuquisaca) y el que recientemente ha dado visto bueno a usar OGM en la producción de soya "siempre que sea para etanol"
Mucho han cambiado los postulados éticos que soportaron el proceso de cambio en sus primeros logros y es cierto que YPFB no ha sido capaz de asumir el control de la cadena de los hidrocarburos y se sigue dependiendo en la mayor parte de las empresas extranjeras. Es cierto también que la política errada con ellas no ha dado resultados en exploración, y que la ausencia de una buena cantidad de reservas ha impedido abrir otros mercados, y por tanto, la posición de fuerza ha quedado del lado de nuestros compradores – Brasil y Argentina -, que en las antípodas de la política, no están dispuestos a hacer concesiones a Bolivia. En ese marco de urgencias, es en el que se encuadran las decisiones de Sánchez.

El actual ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, es el que más tiempo lleva en el cargo con Evo Morales, y es también el que ha logrado desterrar cualquier tipo de aspiración soberanista, y de paso, ha enterrado el perfil pachamamista que el presidente Evo Morales todavía trata de explotar en círculos internacionales.

Sánchez es quien promovió el decreto que levanta la protección en Áreas Reservadas como Tariquía, el que confiscó el 12% del IDH para “incentivar” la exploración petrolera, el que después aprobó el fracking en Miraflores (Chuquisaca) y el que recientemente ha dado visto bueno a usar OGM en la producción de soya siempre que sea para etanol.

Hasta ahí, los “fanáticos de la exploración” y el dinero rápido, justifican las acciones tomadas por las necesidades de ampliar las reservas de gas, en franco deterioro amenazando todo el proyecto de Evo Morales. Pero, ¿Cuál era la urgencia de incumplir la palabra dada por cuatro días, utilizar un contingente policial para violentar a comunarios, mujeres y niños? ¿Cuál es la prisa por consumar un acto de tan poca altura?

Sin duda el MAS y el presidente Evo Morales deben recapacitar, pues las cosas importantes de ahora no parecen ser las mismas que las de toda la vida.

 

 

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