La presumible destrucción moral de la campaña electoral

La campaña electoral que se avecina tiene pinta de ser una de las más sucias de la historia de Bolivia y dejar la del referéndum del 21 de febrero a la altura de un inocente juego de niños. En aquella oportunidad, la política se dejó de lado y todo se concentró en el “Zapatazo”, que...

La campaña electoral que se avecina tiene pinta de ser una de las más sucias de la historia de Bolivia y dejar la del referéndum del 21 de febrero a la altura de un inocente juego de niños.

En aquella oportunidad, la política se dejó de lado y todo se concentró en el “Zapatazo”, que tuvo cuerda por meses y contaminó toda la actualidad política. Luego de la derrota, el MAS trató de deslegitimar el resultado repitiendo mil veces que se trató de una manipulación de los votantes por un escándalo inexistente; sin embargo todos los elementos eran reales: Evo Morales reconoció una relación con Gabriela Zapata, quien a su vez, sin mayor cualificación, se había convertido en la supergerente de una poderosa empresa china que obtenía contratos millonarios del Estado. Este asunto, que era el importante, se fue arrinconando por la telenovela en la que se convirtió la relación, la existencia del hijo, el rol de Morales como padre y aseveraciones como las del Vicepresidente que aseguró haber visto a Evo ejerciendo de padre preocupado de un niño que - luego se supo- nunca existió.

Es la postverdad, el relato, el manejo del discurso, la credibilidad del político ante sus votantes. Obviamente que la conducta moral de un Gobierno tenía que ver justamente con lo que se votaba en el referéndum, pues se pedía confianza para poder estar en el poder cinco años más  - hasta 2025 - cuando aún restaban cuatro años de gobierno.

De momento, el tema de esta etapa de la campaña es la economía, y todo parece apuntar que se alargará en el tiempo, convirtiéndose en el eje de voto. El MAS quiere exhibir sus datos y mostrar solidez para al final, decirle al votante, que solo ellos dan seguridad y que no merece la pena experimentos que pueden salir mal.

La oposición, por el contrario, busca vías de agua en un modelo “genuino” según el ministro Luis Arce Catacora y que sin embargo dista poco de la ortodoxia neoliberal. Pasada la bonanza, vienen los problemas, peor en un entorno continental muy politizado y con una gran incertidumbre sobre el petróleo y otros indicadores – Trump entre ellos -  que no auguran una campaña tan plácida.

En ese contexto, unos y otros tienen la tentación de agitar cualquier dato, cualquier problema, cualquier error; basta con ponerlo en la red y esperar su desarrollo, más ahora que se multiplican los discursos y encuentros preelectorales. Es entonces cuando se debe apelar a la ética política y evitar seguir degradando una profesión tan cuestionada como necesaria.

El Vicepresidente habla de devaluación y dice que son los opositores quienes lo dicen. El objetivo es meter miedo a la nueva clase media de origen masista o los nuevos menos pobres que han conseguido hacer un pequeño patrimonio en base a su trabajo. Ahora bien, es necesario mantener un mínimo de ética; se pueden utilizar declaraciones de otros a su favor político, pero no se pueden inventar declaraciones. Ningún político ha dicho que devaluará. No porque tal vez no lo piense, sino porque evidentemente sería un suicidio político.

En este marco, con los “ejércitos digitales” ya públicamente aceptados y en pleno funcionamiento y con decenas de pequeñas páginas web y sitios en Facebook - pero también publicaciones físicas financiadas con dinero público - amplificando bulos, rumores y prestando servicios indisimuladamente a alguno de los sectores en discusión, es buen tiempo para alertar de la podredumbre de alrededor, de renovar los compromisos con la libertad, la verdad, la honestidad y las necesidades de Tarija, y de apelar a usted, querido lector, a estar siempre bien alerta.

DESTACADO.- La economía está en el centro. El objetivo del MAS es meter miedo a la nueva clase media de origen masista o los nuevos menos pobres que han conseguido hacer un pequeño patrimonio en base a su trabajo ante cualquier tipo de cambio

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