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Carnaval y el sincretismo tarijeño

Para unos más y para otros menos, pero el Carnaval ya se ha instalado en el departamento de Tarija y particularmente en su capital, dando un breve respiro a la cotidiana batalla política y social en la que nos hemos inmerso con la llegada de “la modernidad”.  Tarija ya no es la de antes,...

Para unos más y para otros menos, pero el Carnaval ya se ha instalado en el departamento de Tarija y particularmente en su capital, dando un breve respiro a la cotidiana batalla política y social en la que nos hemos inmerso con la llegada de “la modernidad”.  Tarija ya no es la de antes, dicen los más viejos con algo de anhelo y dicen los más jóvenes con algo de alivio. En Carnaval se muestran esos dos mundos en una tan sana convivencia que realmente ha generado una atención nacional inédita.

Es verdad que una buena parte del Carnaval se ha privatizado, que las fiestas de disfraces cuestan un riñón y que las chamuyadas son ahora un artículo de lujo; pero también es verdad que ese tipo de fiestas son perfiladas para un sector que lo demanda: macrofiestas con Dj de moda y pintura de importación.
Recuerden que es solo una alegoría y que el miércoles hay que volver a trabajar. Vean lo bueno por encima de lo malo; no se excedan; cumplamos las normas y pensemos en el vecino
Es también verdad que quien quiere puede acomodarse en su casa o en su cuadra y hacer lo propio, y que también se puede ir al campo a vivir esas tradiciones tan nuestras de las coplas y las ruedas al ritmo del erque y la caja; y la chicha.

Compadres y Comadres son en cualquier caso la máxima expresión de ese sincretismo entre lo antiguo y lo moderno. Quien más quien menos festeja el día lo más apegado a la tradición que se puede, y si no, igual, porque al final la cultura es algo vivo que se construye entre quienes la viven. Se puede bailar Gallo Favela con ojotas y camisa chapaca y se puede bailar la cueca con tatuajes y llenito de piercing. Cosas lindas que pasan en Tarija. Lo importante es compartir y pasarla bien.

Es también el Carnaval una inyección económica en diferentes sectores; los cálculos familiares van desde los 250 bolivianos para aquellos adolescentes que apenas gastan en atavíos y globos de agua hasta los 6.000 para aquellos que no perdonan asado y tinto más las fiestas en los boliches de moda. Afortunadamente los excesos en los trajes típicos que se cometen en otros lugares del país se incorporan con moderación. Nunca ha sido costumbre en Tarija el querer aparentar más en Carnaval, sino, en todo caso, el compartir más y mejor con los allegados y los no tan allegados.

Disfrutemos del Carnaval como se merece; quememos lo malo, hagamos las paces, rían, besen, abracen a sus comadres y a sus compadres, a sus abuelos, bailemos hasta el amanecer. Recuerden que es solo una alegoría y que el miércoles hay que volver a trabajar. Vean lo bueno por encima de lo malo; no se excedan; cumplamos las normas y pensemos en el vecino.

En El País seguiremos alerta y a su disposición en la redacción, en la web y en las redes. De corazón para todos nuestros estimados lectores, tengan un feliz Carnaval 2019.

 

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