La credibilidad del ministro Sánchez

El Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez anunció el lunes que ejecutaría las boletas de garantía por el recurrente impago de facturas del Gobierno argentino por el gas boliviano efectivamente exportado desde el mes de mayo. Facturas que según había afirmado el propio Sánchez hace...

El Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez anunció el lunes que ejecutaría las boletas de garantía por el recurrente impago de facturas del Gobierno argentino por el gas boliviano efectivamente exportado desde el mes de mayo. Facturas que según había afirmado el propio Sánchez hace dos semanas – aunque el lunes no se atrevió a repetir la cifra – ascendía a 450 millones de dólares.
La cifra no es en absoluto menor, peor para un país intervenido por el Fondo Monetario Internacional, que está inyectando dólares para paliar la fuga de capitales sobrevenida con el Gobierno de Mauricio Macri y sus decisiones financieras. Por esta razón y por la estrategia sostenida por el país vecino, que insistentemente, desde 2015, ha venido cuestionando la capacidad de Bolivia de honrar el contrato de importación firmado hasta 2026 en su afán de forzar una negociación a la baja de los precios, era necesaria una respuesta contundente.
La relación con Argentina se ha enrarecido hasta límites insospechados. Argentina no dudó en cobrar la primera multa en la primavera de 2016 luego de una semana aciaga en Margarita que perjudicó el servicio tres días. La multa fue de dos millones de dólares, muy poco comparado con los 450 millones que actualmente Bolivia financia – que es el término correcto – a Argentina.
A pesar de que el círculo del poder asegura que en cuestión de negocios no hay colores políticos, lo cierto es que Macri no le ha puesto ningún entusiasmo a los negocios con Evo Morales, con quien todavía no se ha reunido a meses de acabar la gestión y a quien identifica como enemigo declarado, pues Macri simboliza a la perfección la restauración de la ortodoxia neoliberal en el continente. Es probable que en el conflicto por el gas se encuentre el hambre con las ganas de comer, y aprovechando que Vaca Muerta empieza a dar frutos; que el desempleo ha frenado el uso del aire acondicionado, etc., Macri se apunta la primera muesca del bloqueo económico anti Evo en el continente.
El Ministro Sánchez no hizo ruido luego de la sanción: abrió las puertas a YPF para trabajar en diferentes zonas; corrigió las intenciones de la planta Separadora de Líquidos, cuya productividad es mínima y por ende, los líquidos siguen llegando a Argentina; negoció sin concretar un contrato de diez años de venta de propano por ducto a Refinor y le hizo carantoñas a Juan José Aranguren cada vez que le pedía rebajas de precios o volúmenes.
La situación actual es compleja para el Ministro Sánchez: primero porque amenaza con cobrar garantías al tiempo que anuncia reunión de alto nivel, y nadie se olvida de que el mismo Sánchez es el que prometía 1.000 TCF en las reservas, hablaba de nuevos estudios petroquímicos en agosto o el que aseguró que suspendía la inversión de exploración en Tariquía – un farol que no le duró ni dos días y que aún no ha explicado, y segundo, porque las boletas son de 140 millones de dólares y la deuda de 450, las implicaciones del acto pueden ser fatales y la verdad, es que de un ministro sin credibilidad puede esperarse cualquier cosa.

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