Oblitas, Muñoz y la silla del Fiscal Departamental

La intempestiva renuncia del Fiscal Departamental Carlos Oblitas ha traído hasta el Ministerio Público la batalla territorial y de poder que se vive en el MAS Tarija y sus diferentes ramificaciones que le conectan con el poder nacional. Oblitas asumió el cargo en enero luego de un poco...

DIPUTADO WILSON SANTA MARIA
DIPUTADO WILSON SANTA MARIA
La intempestiva renuncia del Fiscal Departamental Carlos Oblitas ha traído hasta el Ministerio Público la batalla territorial y de poder que se vive en el MAS Tarija y sus diferentes ramificaciones que le conectan con el poder nacional.

Oblitas asumió el cargo en enero luego de un poco ortodoxo relevo. Gilbert Muñoz, hasta entonces todopoderoso Fiscal Departamental y aquel que más tardes de gloria política le ofreció al Movimiento Al Socialismo era relevado de un cargo que le aseguraba presencia mediática permanente y elevado a la categoría de Fiscal Superior, un cargo con sede en Sucre y perfil de supervisor y que, a todas luces, parece creado justamente para situaciones como la que se dio.

Oblitas se va luego de unas jornadas de reuniones frenéticas dejando una carta en la que alega motivos de salud pero recuerda que es fiscal institucionalizado y que por tanto, seguirá desempeñando un puesto en el Ministerio Público.

Todo esto pasa cuando la carrera para elegir Fiscal General está en marcha y se espera tener posesionada a la nueva autoridad a mediados de noviembre. Como es normal, y como ya hizo Ramiro Guerrero en su momento, analizará e inmediatamente después, elegirá a sus Fiscales Departamentales. Se entendería entonces una renuncia por salud, pero los antecedentes y la historia reciente hacen desconfiar a la inmensa mayoría de los actores políticos involucrados. La consideración política de la Fiscalía, obviamente, no la vamos a descubrir en este editorial.

Muñoz se fue dejando a un Óscar Montes prácticamente limpio de sus procesos, imputando a Adrián Oliva, luego de encarcelar preventivamente al exdirector del Sedeca Omar Molina, sin que se pidiera ni una vez la detención preventiva del exgobernador interino Lino Condori, que acumulaba un buen puñado de casos sospechosos, y con una sentencia por enriquecimiento contra Mario Cossío. Eso sí, falló en el emblemático caso Imbolsur.

Oblitas se va dejando reabiertos dos casos de investigación por enriquecimiento sobre Óscar Montes más una denuncia contra los jueces que determinaron la prescripción en uno de ellos, con Oliva absuelto en un proceso laboral y con una solicitud de detención preventiva para Lino Condori.

La coyuntura política a nivel nacional se ha venido tensionando en los últimos meses. Algunos analistas auguran un escenario de violencia a medida que avance el calendario y se acerque la cita electoral con un Movimiento Al Socialismo enconado en la defensa de su espacio y unas plataformas ciudadanas cada vez más radicales. En el mismo escenario, la judicialización de la política vuelve a la actualidad y va desde el encarcelamiento de Leyes, hasta las advertencias a Carlos Mesa, pasando también por la reapertura de algunos casos, como en el caso Montes, que mantienen la inestabilidad para algunas autoridades.

El escenario recuerda al de 2008 – 2009, que solo se resolvió en las ánforas luego del referéndum revocatorio y del de la Constitución. La diferencia esta vez, tal vez, es que los bloques no son homogéneos, sino que ambos bandos purgan sus propias diferencias en el trayecto.

En Tarija nadie duda de que el exfiscal Departamental, Gilbert Muñoz, aparecerá en la carrera para intentar ser Fiscal General. De momento, ha recuperado su influencia en la Fiscalía Departamental y los que votarán, lo saben.

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