El orgullo de prestar barato y prestarse caro
El domingo pasado, el presidente Evo Morales afirmó que cuatro países pidieron préstamos monetarios a Bolivia, a tiempo de destacar el crecimiento económico del país que lo ubica como primero en ese índice en Sudamérica. Estas declaraciones son muy similares a las que hizo en octubre de...
El domingo pasado, el presidente Evo Morales afirmó que cuatro países pidieron préstamos monetarios a Bolivia, a tiempo de destacar el crecimiento económico del país que lo ubica como primero en ese índice en Sudamérica.
Estas declaraciones son muy similares a las que hizo en octubre de 2017, en la que tampoco quiso identificar a los países: “No voy a mencionar nombres, pero en los últimos años cuatro presidentes nos han pedido que nosotros prestemos plata ahora porque nuestra economía ha crecido”, dijo el año pasado.
La insistente afirmación del primer mandatario, en un intento por defender su gestión, siembra dudas y contradicciones. Recapitulemos algunas de éstas.
Primero, Bolivia ya presta plata a varios países, bancos, corporaciones, especialmente a aquellos considerados por el propio gobierno como parte del “imperio”. Así lo demuestra el propio Informe de Administración de las Reservas Internacionales 2017, del Banco Central de Bolivia (BCB), el último disponible hasta el momento.
Los 10.260,6 millones de dólares que conformaban las Reservas Internacionales (RIN) al 31 de diciembre de 2017, fueron prestados a Francia, EEUU, China, Corea del Sur, Alemania, Japón, Inglaterra, Holanda, Canadá, Australia, Suecia y Suiza. Por estos préstamos se logró acumular un retorno de apenas 1,17%.
Segundo, el gobierno nacional también presta el dinero del Tesoro General del Estado (TGE), usando los mismos lineamientos que se tiene para prestar las RIN.
Lamentablemente, no ha sido posible acceder a información actualizada sobre los destinos del TGE en los últimos años, y menos sobre las condiciones a las cuales se prestan estos recursos. Pero por informaciones de años anteriores, sabemos que en los años 2013 y 2014 prestó a los polémicos bancos JP Morgan y Barclays Capital montos mayores a los 100 millones de dólares a tasas de interés que no superaban el 0,2% anual.
Tercero, Bolivia se ha prestado ya al menos dos mil millones de dólares a través de la colocación de los llamados Bonos Soberanos, pagando intereses que rondan el 4,5% anual, y tiene intención de volverlo a hacer. Así es, Bolivia presta barato y se presta caro.
Cuarto, el informe de la deuda externa del BCB, al 30 de junio de 2017 (el último disponible), muestra que hasta esa fecha la deuda externa acumulada era de 8.718,5 millones de dólares, más del doble de lo que era apenas 4 años antes: datos del INE revelan que a fines del año 2012 la deuda externa de Bolivia sumaba 4.195 millones de dólares.
Esto sin contar con los más de 7.500 millones de dólares que forman parte de la “cooperación” China, según el embajador Liang Yu.
Si Bolivia tiene para prestar a todo el mundo, ¿para qué aumenta vertiginosamente su deuda? Por otro lado, ¿cuál es la lógica de prestarse caro y prestar barato? ¿Y para qué se sigue financiando al imperio?
Estamos confundidos. Y ante la falta de información disponible, estaremos profundamente agradecidos si las autoridades nacionales tienen a bien explicar al país entero -con exhaustivos datos sobre los destinos, intereses, plazos, condiciones- todos los detalles existentes sobre estas operaciones.
Estas declaraciones son muy similares a las que hizo en octubre de 2017, en la que tampoco quiso identificar a los países: “No voy a mencionar nombres, pero en los últimos años cuatro presidentes nos han pedido que nosotros prestemos plata ahora porque nuestra economía ha crecido”, dijo el año pasado.
La insistente afirmación del primer mandatario, en un intento por defender su gestión, siembra dudas y contradicciones. Recapitulemos algunas de éstas.
Primero, Bolivia ya presta plata a varios países, bancos, corporaciones, especialmente a aquellos considerados por el propio gobierno como parte del “imperio”. Así lo demuestra el propio Informe de Administración de las Reservas Internacionales 2017, del Banco Central de Bolivia (BCB), el último disponible hasta el momento.
Los 10.260,6 millones de dólares que conformaban las Reservas Internacionales (RIN) al 31 de diciembre de 2017, fueron prestados a Francia, EEUU, China, Corea del Sur, Alemania, Japón, Inglaterra, Holanda, Canadá, Australia, Suecia y Suiza. Por estos préstamos se logró acumular un retorno de apenas 1,17%.
Segundo, el gobierno nacional también presta el dinero del Tesoro General del Estado (TGE), usando los mismos lineamientos que se tiene para prestar las RIN.
Lamentablemente, no ha sido posible acceder a información actualizada sobre los destinos del TGE en los últimos años, y menos sobre las condiciones a las cuales se prestan estos recursos. Pero por informaciones de años anteriores, sabemos que en los años 2013 y 2014 prestó a los polémicos bancos JP Morgan y Barclays Capital montos mayores a los 100 millones de dólares a tasas de interés que no superaban el 0,2% anual.
Tercero, Bolivia se ha prestado ya al menos dos mil millones de dólares a través de la colocación de los llamados Bonos Soberanos, pagando intereses que rondan el 4,5% anual, y tiene intención de volverlo a hacer. Así es, Bolivia presta barato y se presta caro.
Cuarto, el informe de la deuda externa del BCB, al 30 de junio de 2017 (el último disponible), muestra que hasta esa fecha la deuda externa acumulada era de 8.718,5 millones de dólares, más del doble de lo que era apenas 4 años antes: datos del INE revelan que a fines del año 2012 la deuda externa de Bolivia sumaba 4.195 millones de dólares.
Esto sin contar con los más de 7.500 millones de dólares que forman parte de la “cooperación” China, según el embajador Liang Yu.
Si Bolivia tiene para prestar a todo el mundo, ¿para qué aumenta vertiginosamente su deuda? Por otro lado, ¿cuál es la lógica de prestarse caro y prestar barato? ¿Y para qué se sigue financiando al imperio?
Estamos confundidos. Y ante la falta de información disponible, estaremos profundamente agradecidos si las autoridades nacionales tienen a bien explicar al país entero -con exhaustivos datos sobre los destinos, intereses, plazos, condiciones- todos los detalles existentes sobre estas operaciones.