Cosett, la decisión final

A la Cooperativa de Servicios de Teléfono de Tarija (Cosett) se le acaba el tiempo. El 5 de abril caduca el primer mandato de intervención expedido por la Autoridad de Fiscalización de Transporte y Telecomunicaciones (ATT). Hasta el 10 de mayo se deben adecuar los Estatutos a la nueva ley de...

A la Cooperativa de Servicios de Teléfono de Tarija (Cosett) se le acaba el tiempo. El 5 de abril caduca el primer mandato de intervención expedido por la Autoridad de Fiscalización de Transporte y Telecomunicaciones (ATT). Hasta el 10 de mayo se deben adecuar los Estatutos a la nueva ley de Cooperativas para no perder las licencias. Todo parece hacerse demasiado a las carreras y de momento no parece verse una salida concreta.

Con el paso de los años, se empieza a difuminar el momento en el que la Cooperativa se empezó a complicar. No está claro ni siquiera que haya un momento particular que lamentar, sino que es probablemente la suma de todas las decisiones en su conjunto desde su propio origen. El modelo cooperativista sirvió para salvaguardar servicios en lugares donde el Gobierno ni llegaba ni se le esperaba. Tarija en ese sentido fue campo de experimentación y nadie puede predecir qué hubiera pasado exactamente sin esos impulsos.

El problema vino después, cuando la sociedad consumista acabó devorando el interés general y el patrimonio común. El modelo cooperativista se vio fracasar por la voracidad de directivos no profesionales cuyo efecto en el negocio dependía de la buena o mala voluntad del empoderado y no de una visión empresarial, pero también por una férrea disciplina sindical vinculado a lo político de la propia cooperativa que ha desdibujado el objetivo inicial, convirtiendo Cosett en un reducto de intereses pequeños, pegas y supervivencia.

La Cooperativa está fuera de control y no hay que ser demasiado hábil para hacer un diagnóstico desde el punto de vista empresarial. Los ingresos son menores que los gastos y los balances se cuadran, por ejemplo, inflando el valor de las acciones y del patrimonio.

Es verdad que la Cooperativa ha sido saqueada en el pasado. No poco. Mucho dinero ha sido esquilmado de Cosett y que los jueces y fiscales no han logrado resarcir esos daños. Es necesario que los casos se apuren y se logren dirimir las responsabilidades y en la medida de lo posible, compensar. Pero ni con esas, ni aunque se lograra recuperar hasta el último boliviano desviado, la Cooperativa podrá eludir sus riesgos.

La intervención determinada por Auto Constitucional y encomendada a la Autoridad de Telecomunicaciones (ATT) tiene un objeto fundamental que no se puede eludir: Determinar la viabilidad de la cooperativa telefónica y sugerir las medidas pertinentes para que ello suceda, por muy traumáticas que estas supongan.

En este punto se ha entregado en cuerpo y alma José Peralta desde que lo nombraron interventor in extremis para tratar de salvar la encomienda tras un mes de parálisis. Peralta, profesional de largo recorrido, ha asumido la medida con rigor, pero con un punto de compromiso por encima de lo que el nombramiento le exige. Peralta se ha reunido con casi todos para tratar de incrementar los ingresos de la Cooperativa. Algo que permita suavizar el trauma… que tarde o temprano deberá de afrontar.

El costo de la plantilla de trabajadores está por encima de lo que recomiendan los manuales de buena gestión. Los supernumerarios acomodados y sobre todo, la seguidilla de incrementos decretados por el presidente Evo Morales, junto a sus dobles aguinaldos, han acabado por perforar la salud de la Cooperativa cuyas perspectivas en el rubro no son las más optimistas.

Las telecomunicaciones conforman el rubro económico más competitivo del mundo, en el que las innovaciones técnicas están a la orden del día y en el que la operación a gran escala ha abaratado costos. En ese rubro compite Cosett, impedida de hacer inversiones por su falta de liquidez e imposibilitado de subir precios porque la competencia es feroz.

No hay fórmula mágica. De la intervención deben salir una serie de medidas traumáticas que aligeren la carga de la Cooperativa y un sesudo análisis de qué es lo que va a hacer, en qué se va a especializar y que servicios va a seguir prestando para seguir respirando. Esto no les va a gustar a todos. Pero la misión principal del equipo de intervención hoy es salvaguardar el interés del socio, que aunque no vaya a las Asambleas, es el legítimo propietario.

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