Bolivia depende de demasiados productos que llegan de otros países
Importaciones evidencian fragilidad de la economía nacional
La estructura de las importaciones de bienes de consumo pone en evidencia que Bolivia continúa dependiendo de otros países para abastecerse de muchos productos, en vez de fortalecer la producción nacional.



A medida que la crisis adquiere forma, las economías comienzan a sentir su impacto en los eslabones más débiles de su estructura. La economía boliviana tiene varios puntos críticos y uno de ellos es su dependencia a productos importados para el consumo.
Entre enero y agosto de este año, Bolivia importó un valor de 4,247 millones de dólares, 35% menos de lo importado en el mismo periodo del año pasado ($US 6,573 millones). En el caso de bienes de capital, el país importó 43% menos, lo que tiene que ver con el freno al que la economía estuvo sometida. Sin embargo, la importación de artículos de consumo solo redujo en 13%, debido a que muchos de ellos son bienes necesarios.
Las consecuencias de este hecho se evidenciarán en el mediano y largo plazo, ya que lo que sucede es que el país vive un proceso de desinversión y tendrá problemas para producir en el futuro, sin embargo, no habrá dejado de transferir su excedente hacia el extranjero. En vez de que esos recursos sirvan para apuntalar la producción nacional.
Los productos de consumo que importa Bolivia
La importación de bienes que están destinados al consumo directo representa poco más de 21% del total del valor de las importaciones. Estos productos se organizan en alimentos y bebidas, por un lado, y, por el otro, en artículos de consumo.
Entre los alimentos y bebidas básicos (no industriales), lo que más se importa son manzanas frescas. Entre enero y agosto de este año se importaron el equivalente a más de 12 millones de dólares de este producto. En cambio, en el caso de los alimentos y bebidas elaborados, lo que más se importó fue: preparados alimenticios ($US 80 millones); artículos de confitería ($US 12 millones); extractos, esencias y concentrados de café ($US 11,5 millones); granos o cereales preparados ($US 10,6 millones).
Por su parte, los artículos de consumo se subdividen en tres categorías: duraderos, semiduraderos y no duraderos. En el caso de los artículos duraderos, lo que más se importó fue: receptores de televisión ($US 20,1 millones); refrigeradores y congeladores ($US 19,8 millones); armas no militares por un valor de $US 15 millones, un gasto inusitado en tiempos de pandemia, que tiene que ver con la poco clara política de seguridad del actual gobierno.
Los artículos de consumo semiduraderos más importados fueron las confecciones de materias textiles, que entre enero y agosto se importaron por un valor de $US 50 millones. A este le siguen los calzados (normales y deportivos), cuyo valor asciende a más de 25 millones de dólares. Mientras que el valor de los artículos de materiales plásticos asciende a más de 11,5 millones de dólares.
Finalmente están los artículos de consumo no duradero ‒el grupo más grande de los bienes de consumo importados (326 millones de dólares)‒. Los productos de este grupo que más se importaron entre enero y agosto de este año fueron: medicamentos ($US 79,9 millones); agentes orgánicos tensoactivos ($US 38 millones); artículos de papel o derivados ($US 38 millones); preparados para el uso de cabello ($US 17 millones).
Asimismo, se debe observar que el principal país del que se importaron bienes de consumo en los meses señalados ha sido China, con un valor de casi 300 millones de dólares. A este país le sigue Brasil ($US 176 millones), Perú ($US 95 millones), Argentina ($US 93 millones).
Bolivia debe apuntar al mercado interno
Preocupa de sobremanera la cantidad de bienes de consumo que importa el país y que podrían ser producidos de manera interna. Por su parte, en esta crisis han sido pocas las políticas que el gobierno impulsó para apoyar la producción, en especial aquella relacionada con los pequeños y medianos productores y que podría sustituir la importación de varios bienes. Es fundamental generar incentivos para apuntalar el consumo interno.