Ante desigualdad proponen limitar la riqueza extrema
“La distancia entre ricos y pobres es más amplia que nunca y sigue aumentando, mientras que el poder está, cada vez más, en manos de las élites”, destaca Oxfam (una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en más de 90 países) en un reciente informe que tiene la...



Para la vida de las personas, es más importante la desigualdad dentro de los propios países. Según la organización, la desigualdad al interior de los países está aumentando rápidamente: “7 de cada 10 personas viven en un país donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años, y en países de todo el mundo, la minoría rica está aumentando aún más su participación en la renta nacional”.A nivel mundial, la desigualdad en términos de riqueza individual es aún más extrema. Oxfam ha calculado que, en 2014, “las 85 personas más ricas del planeta poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad”, y que entre marzo de 2013 y marzo de 2014, estas 85 personas incrementaron su riqueza “en 668 millones de dólares diarios”.“Desde el comienzo de la crisis financiera, el número de milmillonarios ha más que duplicado hasta alcanzar la cifra de 1.645 personas”, destaca la organización. El término “milmillonarios” se refiere a personas que tienen más de mil millones de dólares, o sea que son más ricas que los multimillonarios, que tienen más de un millón. O sea que hay muchos más multimillonarios que milmillonarios en el mundo.Límites a la riquezaSegún cálculos de Oxfam, si en 2014 se hubiese aplicado un impuesto del 1,5% a las personas con fortunas superiores a los mil millones de dólares, se podría “subsanar el déficit anual de financiación para poder escolarizar a todos los menores y proporcionar atención sanitaria” a los países pobres.En la misma línea de cálculos, la institución considera que si se hubiese aplicado este impuesto justo después de la crisis financiera de 2008, “se podrían haber salvado 23 millones de vidas en los 49 países más pobres del mundo, proporcionándoles dinero para invertir en atención sanitaria”.Por otro lado, la riqueza extrema no es sólo un fenómeno de los países ricos. El hombre más rico del mundo es el mexicano Carlos Slim, que desbancó de la primera posición a Bill Gates en julio de 2014. También hay actualmente 16 milmillonarios en África subsahariana que conviven con los 358 millones de personas en situación de pobreza extrema en la región, según una publicación de Forbes. Este tipo de contradicciones se dan en todo el mundo. “Si Bill Gates quisiera utilizar toda su riqueza y se gastase 1 millón de dólares al día, necesitaría 218 años para acabar con su fortuna.Aunque, en realidad nunca se quedaría sin dinero: incluso si obtuviese un rendimiento modesto por su riqueza, inferior al 2%, ganaría 4,2 millones de dólares al día sólo en concepto de intereses”, destaca Oxfam.Y aunque la organización reconoce que es necesario un cierto grado de desigualdad para premiar el talento, las capacidades y la voluntad de innovar y de asumir riesgos empresariales, son claros en afirmar que “la actual desigualdad económica extrema debilita el crecimiento y el progreso y no da lugar a una inversión en el potencial y las capacidades de cientos de millones de personas”.Incluso el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoció hace tiempo que “las desigualdades de renta extremas están ralentizando la reducción de la pobreza y obstaculizando el desarrollo de un crecimiento económico amplio”.En este sentido, el premio nobel de economía Joseph Stiglitz sentenció que este problema está inclusive generando una falta de igualdad de oportunidades, y que “cualquier iniciativa que realmente pretenda erradicar la pobreza debe hacer frente a las decisiones sobre políticas públicas que generan y perpetúan la desigualdad”.Según varios datos recientes, las desigualdades extremas también perjudican el tan ansiado y promocionado crecimiento. En los países donde la desigualdad económica es extrema, el crecimiento no es tan duradero y el crecimiento futuro se ve debilitado. Y recientemente, economistas del FMI han documentado que la desigualdad económica ha contribuido a provocar la crisis financiera mundial.
La principal causa es el fundamentalismo de mercado
Según detalla el economista Thomas Piketty en su libro El Capital en el S.XXI, sin la intervención del Estado, la economía de mercado tiende a concentrar la riqueza en manos de una pequeña minoría, provocando el aumento de la desigualdad.Pese a ello, el pensamiento económico dominante sigue siendo uno de “fundamentalismo de mercado”, que insiste en defender que sólo es posible alcanzar un crecimiento económico sostenido reduciendo la intervención estatal y dejando que los mercados funcionen por sí mismos. “Sin embargo, este enfoque debilita la regulación y la fiscalidad necesarias para mantener la desigualdad bajo control”, dice Oxfam.De acuerdo con datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), tras varios años de reformas neoliberales en Latinoamérica, en el año 2000 los niveles de desigualdad estaban en sus niveles máximos históricos, donde la mayoría de los países registraron aumentos en la desigualdad de ingresos respecto a las dos décadas precedentes.Oxfam estima que la mitad del aumento de la pobreza durante este período se debió “a la redistribución de la riqueza en favor de los más ricos”. Lo mismo se observa para Rusia, donde la desigualdad de ingresos casi se duplicó durante los desde 1991, tras una serie reformas económicas centradas en la liberalización y la desregulación.“Uno de los defectos del fundamentalismo de mercado es que nunca prestó atención a la distribución de los ingresos, ni a la idea de una sociedad buena o justa”, dice Stiglitz.Mientras tanto, el Gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, admite que “el fundamentalismo de mercado sin control puede devorar el capital social necesario para el dinamismo a largo plazo del propio capitalismo”.