Alianza del Pacífico se estanca y busca al Mercosur y Eurasia
Según ha revelado el viceministro de Comercio de Chile, Andrés Rebolledo, el comercio entre los miembros de la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú) representa sólo un 4 % del total de estos países, después de 4 años de existencia. ¿Qué está frenando el desarrollo de...



La política comercial de la Alianza del Pacífico está inspirada en el “regionalismo abierto”, planteado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que postula que las economías abiertas favorecen la competitividad de los sectores orientados al exterior y que los proyectos de integración apoyarían la integración productiva de las economías latinoamericanas.Bajo esta lógica, las empresas trasnacionales de la Alianza del Pacífico fueron apoyadas mediante la liberalización del comercio y las finanzas a partir de la década de 1990, por lo que las políticas de industrialización fueron reemplazadas por las de fomento a la exportación de commoditties, entre otras.Según el economista mexicano, Ulises Noyola Rodríguez, esto “socavó las perspectivas de desarrollo de la región”, pues se incrementó la dependencia a factores externos como la conocida contracción del comercio mundial, la caída del precio de las materias primas y la reducción de la inversión extranjera en América Latina.Datos del índice S&P MILA Pacific Alliance Select (índice que mide el rendimiento de las empresas de mayor capitalización de la Alianza del Pacífico), muestran que la rentabilidad de las empresas transnacionales de la Alianza ha sufrido una pérdida acumulada del índice de 20.92% desde su lanzamiento en julio de 2014.En este sentido, Noyola considera que “la Alianza del Pacífico afianzó la nueva era de los proyectos de integración que apoyan la internacionalización de los grupos de capital, sin aportar ningún beneficio a las clases populares en América Latina. La dependencia de las economías de la Alianza del Pacífico se profundiza”.Aumenta liberalización, se estanca la integraciónSegún Noyola, los países miembros liberalizaron 92% del comercio intrarregional como parte del Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico firmado en 2012, mientras que la parte restante se liberalizará gradualmente hasta 2030.Sin embargo, la integración productiva de la Alianza del Pacífico permanece estancada: el comercio intrarregional representa 3.5% del comercio total, “proporción insignificante en comparación con las transacciones intrarregionales de MERCOSUR y la Unión Europea que representan 15 y 66% del comercio total respectivamente”, afirma el economista mexicano.Por otro lado, según el documento Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2014, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el salario mínimo de los miembros no experimentó cambios significativos desde 2009, debilitando la recuperación de las economías nacionales.Ello, sumado al hecho de que la Alianza del Pacífico no llevará a cabo medidas para fortalecer el mercado interno, es un factor que “desfavorece la integración productiva”, dice Noyola, y agrega que la ausencia de mecanismos de financiamiento “como bancos de desarrollo, fondos estructurales, proyectos de inversión comunes, señalan el desinterés por implementar medidas que favorezcan la integración regional”.Acercamiento al Mercosur y EurasiaEn ese contexto, la prioridad de la Alianza del Pacífico es encontrar nuevos mercados en expansión a causa de la baja rentabilidad que genera el mercado interno para las grandes empresas trasnacionales, buscando profundizar las relaciones comerciales con la región de Asia.Sin embargo, según Noyola, “las negociaciones serán difíciles debido a la oposición de EEUU al ascenso de los países asiáticos con el papel predominante de China, que propuso una zona de libre comercio en el Foro de Cooperación Asia-Pacífico incluyendo a los miembros de la Alianza del Pacífico en noviembre de 2014”.Asimismo, el establecimiento de esta zona de libre comercio está obstaculizado por el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), que excluye a China “con el fin de blindar a la Alianza del Pacífico ante el inminente ascenso del gigante asiático en Latinoamérica, reforzando la hegemonía de EEUU”, dice el economista mexicano.Por ello, la Alianza del Pacífico ha tendido la mano hacia el Mercosur, aunque sin desafiar el rol geopolítico de EEUU en la región: “Debemos dejar de una vez por todas de lado el prejuicio de que hay dos bloques contrapuestos que no dialogan entre sí”, dijo la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, principal impulsora de esta iniciativa.Por su parte, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, afirmó que si bien “el Mercosur y la Alianza del Pacífico responden a modelos económicos y formas distintas de inserción en la economía, constituyen dos componentes esenciales, cuya convergencia gradual y pragmática otorgaría importantes beneficios a los países integrantes de cada uno de estos bloques”.Según la Cepal, las exportaciones de la Alianza del Pacífico al MERCOSUR alcanzaron la cifra de 23.700 millones de dólares en 2013 (4.2% de las exportaciones totales), y en caso de liberalizarse las relaciones comerciales entre ambos bloques, el comercio bilateral aumentaría en un monto de 8.000 millones de dólares.Sin embargo, Argentina, uno de los mayores mercados del Mercosur, puso un punto diferenciador al plantear la necesidad de industrializar las economías latinoamericanas: “No podemos seguir siendo simplemente proveedores de materias primas”, dijo el canciller argentino Héctor Timerman.Eurasia más cerca del MercosurEn realidad Asia (Eurasia, por la importancia de Rusia), parece hoy en día más cercana al Mercosur que a la Alianza del Pacífico.En los últimos años, la relación estratégica entre la Unión Euroasiática y el Mercosur representa la mayor apuesta de Rusia en la región sudamericana en materia de integración regional: ambos bloques poseen una extensión territorial de 33 millones de kilómetros cuadrados, una población de 450 millones de habitantes y un PIB combinado por encima de los 8.5 billones de dólares (11.6% del PIB mundial).Según el economista mexicano Ariel Noyola, la relación estratégica persigue dos objetivos generales: disminuir la presencia de Estados Unidos y la Unión Europea en los flujos de comercio e inversión extrarregionales, y acelerar el proceso de desdolarización global a través del uso de monedas nacionales como medios de liquidación.Noyola también ha resaltado la construcción de un sistema de pagos alternativo a la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Internacionales (SWIFT, por sus siglas en inglés) por parte de Rusia (y China cuyo sistema de pagos podría comenzar a funcionar en septiembre), así como la experiencia de América Latina sobre el Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), como nuevos mecanismos financieros que abandonan la órbita del dólar.