El Madrid se va quedando sin sus leyendas
El Triángulo de las Bermudas desaparece
En el Real Madrid, el nombre de Casemiro es el que más se ha escuchado durante toda la semana, como es normal
Carlos Henrique Casemiro, leyenda del Real Madrid, abandona el club blanco para enrolarse en las filas del Manchester United deshaciendo así una de las sociedades más icónicas, exitosas y complementarias que ha dado el fútbol moderno: la que ha formado junto a Luka Modric y Toni Kroos durante siete temporadas. Por el camino, cinco Copas de Europa, tres Ligas, 3 Mundiales de Clubes, 3 Supercopas y un reguero de partidos y actuaciones que les convierten en mitos vivientes del madridismo. Jugaban de memoria.
No ha habido en la historia de la Champions un trío de centrocampistas tan dominante ni tan efectivo a la hora de descifrar los secretos de una competición que hicieron suya en cuatro ocasiones superando situaciones, eliminatorias y rivales de todos tipo. Avasallando o sufriendo al borde del abismo, Casemiro, Kroos y Modric supieron adaptarse a todos los escenarios porque por encima de todo son tres monstruos competitivos, tal y como demostraron por enésima vez en la última final de la Champions ante el Liverpool.
Hace apenas unos días, ningún aficionado del Real Madrid podía imaginarse que el primer miembro del Triángulo de las Bermudas (así los bautizó Ancelotti) en salir del equipo sería el brasileño, el más joven de los tres. Con 30 años, Casemiro vuela a la Premier League para comandar la resurrección del Manchester United y deja un vacío muy difícil de llenar en la caseta blanca, donde su ascendencia fue creciendo exponencialmente. No se va cualquiera, se va uno de los líderes que mejor ha entendido y sabido transmitir la idiosincrasia del Madrid.
Ahora se abre un nuevo escenario para Kroos y Modric, huérfanos de su guardaespaldas. Nadie ha valorado tanto el trabajo de intendencia de Casemiro como sus compañeros de fatigas, conscientes de que sin esa labor oscura ellos no habrían podido desplegar su fútbol expansivo. Ahora todas las miradas se dirigen a Tchouaméni, cuyo estatus en el Madrid ha cambiado drásticamente en apenas unas horas. De aprendiz de Casemiro a tener que curtirse solo con la necesidad de acelerar su aclimatación a Kroos y Modric cuanto antes.
También para Casemiro la situación es nueva: llega con la etiqueta de ser uno de los especialistas defensivos más del mundo a un club grande sumido en un declive lento e imparable con la misión de reflotarlo. Ahora está por ver si sus características se adaptan a un ecosistema nuevo, volátil e impredecible. Mientras tanto, queda por ver cuánto echará de menos el Real Madrid a uno de los jerarcas que ha liderado en el terreno de juego y en el vestuario la segunda era dorada de la historia del club. Palabras mayores.