Francia queda en deuda
No veíamos amanecer desde Carnaval, pero parecía que valía la pena. Entraba en juego la millonaria Francia de Mbappe, Griezmann, Pogba, Dembele y compañía. La selección más cara del Mundial frente a la débil Australia. Se esperaba goleada y, sin embargo, sirvió para evidenciar una vez...



No veíamos amanecer desde Carnaval, pero parecía que valía la pena. Entraba en juego la millonaria Francia de Mbappe, Griezmann, Pogba, Dembele y compañía. La selección más cara del Mundial frente a la débil Australia. Se esperaba goleada y, sin embargo, sirvió para evidenciar una vez más cuánto vamos a perder con la tecnología.
Francia nunca fue lo que se le suponía ante Australia, ese país del que nadie conoce el nombre del presidente, que es potencia en rugby y tiene su propia modalidad de fútbol combinando ambas disciplinas. Con todo, su estilo reconocible, puramente británico, de balón largo y corazón, dio pelea hasta que en el 57 se impuso el VAR.
El colegiado uruguayo recurrió a la revisión de una jugada de las clásicas, en las que un balón largo fue disputado por Griezmann, que falló en el control y, ya sin posibilidad de precisar un remate, chocó su pierna con el defensor australiano. Los galos ni siquiera reclamaron la acción, pero alguien le debió soplar por el pinganillo.
El propio Griezmann encajó el penal, pero el corazón australiano siguió empujando y pocos minutos después Umtiti hacía un penal inocente al despejar con la mano el saque de esquina. Penal esta vez si reclamado, cobrado por la vía ordinaria y anotado con emoción.
Francia nunca despertó, pero en uno de esos arranques individuales de sus estrellas puso el 2-1. Fue Pogba con dos paredes en la frontal y un remate en vaselina que votó dentro. Yo lo ví. Los australianos también lo vieron. Pero los franceses antes de celebrarlo se quedaron como quien chequea el celular. También el árbitro. Cuando la tecnología dio el ok, la emoción del gol ya se había disipado.
Francia gana sin sentimientos y sin convencer, obviamente sigue siendo una de las grandes favoritas por el tamaño de sus estrellas y sus billeteras, pero de momento está muy lejos de su mejor nivel.
Puedes chequear todos los detalles del partido aquí
Francia nunca fue lo que se le suponía ante Australia, ese país del que nadie conoce el nombre del presidente, que es potencia en rugby y tiene su propia modalidad de fútbol combinando ambas disciplinas. Con todo, su estilo reconocible, puramente británico, de balón largo y corazón, dio pelea hasta que en el 57 se impuso el VAR.
El colegiado uruguayo recurrió a la revisión de una jugada de las clásicas, en las que un balón largo fue disputado por Griezmann, que falló en el control y, ya sin posibilidad de precisar un remate, chocó su pierna con el defensor australiano. Los galos ni siquiera reclamaron la acción, pero alguien le debió soplar por el pinganillo.
El propio Griezmann encajó el penal, pero el corazón australiano siguió empujando y pocos minutos después Umtiti hacía un penal inocente al despejar con la mano el saque de esquina. Penal esta vez si reclamado, cobrado por la vía ordinaria y anotado con emoción.
Francia nunca despertó, pero en uno de esos arranques individuales de sus estrellas puso el 2-1. Fue Pogba con dos paredes en la frontal y un remate en vaselina que votó dentro. Yo lo ví. Los australianos también lo vieron. Pero los franceses antes de celebrarlo se quedaron como quien chequea el celular. También el árbitro. Cuando la tecnología dio el ok, la emoción del gol ya se había disipado.
Francia gana sin sentimientos y sin convencer, obviamente sigue siendo una de las grandes favoritas por el tamaño de sus estrellas y sus billeteras, pero de momento está muy lejos de su mejor nivel.
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