La Fe del Uruguay
Que un país de apenas dos millones de habitantes sea una potencia futbolística en el continente que más jugadores exporta al mercado mundial se explica con el partido que hoy ha disputado contra Egipto. Los faraones debutaban después de muchos en la Copa del Mundo con toda la ilusión del...



Que un país de apenas dos millones de habitantes sea una potencia futbolística en el continente que más jugadores exporta al mercado mundial se explica con el partido que hoy ha disputado contra Egipto.
Los faraones debutaban después de muchos en la Copa del Mundo con toda la ilusión del universo, convencidos que con Héctor Cúper en la banca y con Mohamed Salah proclamado como estrella emergente del deporte Rey, estaban llamados a hacer algo grande. Durante 88 minutos lo hicieron. Egipto dominó el juego, por mucho que insistan los comentaristas de Tigo Sport, y fue por fases mejor que un Uruguay con claros síntomas de agotamiento en su juego y en sus ideas.
Hasta que saltó José María Giménez a la salida de un córner y plantó el testarazo perfecto mandando el balón al fondo de las mallas. Era el minuto 88. Cavani acababa de estrellar en el travesaño un libre directo perfecto. La historia reciente decía que Uruguay ya no sabía ganar en sus debuts mundialistas. Cualquier otro equipo hubiera bajado los brazos conformándose con un empate. No Uruguay.
El primer sudamericano en debutar en esta Copa del Mundo lo hace con victoria, ratificándose como favorito de su grupo y por qué no, reivindicándose como uno de los grandes del Mundial. En las anteriores Copas los debuts grises le perjudicaron a la larga en los cruces. La victoria suma enteros.
Los faraones debutaban después de muchos en la Copa del Mundo con toda la ilusión del universo, convencidos que con Héctor Cúper en la banca y con Mohamed Salah proclamado como estrella emergente del deporte Rey, estaban llamados a hacer algo grande. Durante 88 minutos lo hicieron. Egipto dominó el juego, por mucho que insistan los comentaristas de Tigo Sport, y fue por fases mejor que un Uruguay con claros síntomas de agotamiento en su juego y en sus ideas.
Hasta que saltó José María Giménez a la salida de un córner y plantó el testarazo perfecto mandando el balón al fondo de las mallas. Era el minuto 88. Cavani acababa de estrellar en el travesaño un libre directo perfecto. La historia reciente decía que Uruguay ya no sabía ganar en sus debuts mundialistas. Cualquier otro equipo hubiera bajado los brazos conformándose con un empate. No Uruguay.
El primer sudamericano en debutar en esta Copa del Mundo lo hace con victoria, ratificándose como favorito de su grupo y por qué no, reivindicándose como uno de los grandes del Mundial. En las anteriores Copas los debuts grises le perjudicaron a la larga en los cruces. La victoria suma enteros.