Del libro de: Franz Ávila del Carpio – “Bronces en el Alba” 1964
Siembra
señor!
Con el amor a la tierra,
he abierto y he roturado tus entrañas;
he arado con esperanza
y he lanzado la semilla a su seno,
con el anhelo de la cosecha.
No me niegues la dicha de ver
y sentir la fragancia de la mies tierna;
no dejes que la sequía malogre mis esfuerzos;
y has que la lluvia sea leve, suave y cariñosa,
y que el sol ponga su vitalidad en los jóvenes retoños.
Dada la gracia de tu bondad,
veré a los campos, fruto de mi esfuerzo,
peinando la dorada cabellera de las gavillas,
mientras el céfiro riza su canción de amor.
Y vendrán las cosechas,
y las eras se colmarán de grano,
y el grano, aventado al viento de las emociones
me hablará de la blanca harina y el dorado pan campesino.
Entonces, Señor,
Recógeme de la siembra de la vida
porque, campesino del ensueño,
habré aventado al mundo de los cantos
muchos versos, granos de trigo de la ilusión.