En Navidad
En los abrazos de fin de año
En los abrazos de fin de año
en las tarjetas navideñas
en los aguinaldos y canastones
en los arbolitos y pesebres
en los focos intermitentes
en la risa de Papá Noel...
en las sidras y panetones…
¿dónde hemos de hallarte
niño Jesús?
Naciste pobre:
¿acaso te buscaremos
en la opulencia o en el dinero?
Eres Dios hecho hombre:
¿acaso en el yeso de las imágenes
o en frágil obra humana?
Eres el amor supremo:
¿acaso te hallaremos
acurrucado en nuestro odio
o en la violencia cotidiana?
No, niño carpintero:
tu humilde grandeza
no es
para nuestra soberbia miseria.
Jesús, niño divino,
nos hemos perdido
en el intento de hallarte.
Ignorando a nuestro prójimo
hemos acrecentado la distancia
entre tú y nosotros.
No obedeciendo tu palabra
hemos enredado nuestros pasos
en caminos equivocados.
¡Necesitamos con urgencia vital
rendirnos a ti, Rey celestial!
En esta Navidad, Jesús Niño
nace en el pesebre
de nuestro corazón:
abre sus puertas de par en par
para que no nos cueste el amar.
Crece en nuestro interior
para que cierren las heridas
y brote la flor del perdón.
¡Que la estrella de tu amor
irradie paz y luz en nuestra vida
para aceptar el sentido
que sólo tú le puedes dar!