Señalética Turística en el Cementerio de Tarija
Los cementerios no sólo son lugares para los familiares de los muertos, sino que muchas veces también son destinos turísticos



Los cementerios no sólo son lugares para los familiares de los muertos, sino que muchas veces también son destinos turísticos, sobre todo si en ellos están enterradas destacadas personalidades, convirtiéndose a lo largo del tiempo en lugares de peregrinación.
Conocer nuestro Cementerio General supone adentrarse en la historia y en la identidad de Tarija. El patrimonio tangible e intangible del que son depositarios, muestra la realidad antropológica de nuestra ciudad a través del hecho de la muerte y su tratamiento en la historia. De este modo, el recorrido a través del cementerio busca reforzar, la construcción de una identidad común, entrelazando hitos históricos con manifestaciones culturales, ya sean religiosas o artísticas.
El turismo funerario que queremos desarrollar es un tipo de turismo cultural que consistirá en visitar nuestro Cementerio público, por las personalidades en él enterrados, por las obras funerarias que albergan, porque en ellos suceden acontecimientos únicos, porque forman parte de prácticas de devoción popular, etc. Este tipo de turismo nos llevará a conocer espacios y lugares relacionados con la muerte, pero también con el transcurso de la vida y de la historia de la ciudad.
Sin duda el turismo cultural, al estar motivado por el deseo de conocimiento, comprensión y disfrute de los rasgos materiales e inmateriales de las distintas sociedades, significa un impulso vital para el desarrollo de los itinerarios culturales. En este tipo de viajes, la acción turística -sin ignorar su carácter económico- se convierte en una actividad que persigue tanto la erudición como el bienestar emocional y espiritual. Ciertamente, este tipo de turismo favorece el establecimiento de relaciones entre las personas que comparten los itinerarios, la valoración de lo descubierto en el trayecto e, incluso, el reforzamiento de la propia identidad. Así, los itinerarios culturales son una realidad cultural en sí, que configuran una apelación identitaria en los espacios que recorren; y ahí reside una parte esencial de su condición patrimonial.
Los tarijeños, podemos afirmar que somos muy orgullosos de nuestra tierra, de nuestras costumbres, de nuestra cultura.
Es verdad que los tarijeños venimos de una rica tradición cultural y artística. Somos herederos de poetas como Manuel Campero de la Peña, Franz Ávila del Carpio; publicistas como Bernardo Trigo Pacheco, Heriberto Trigo Paz; escritoras como Emma Espinosa Lora y Zulema Bass Werner; narradores como Víctor Varas Reyes; estadistas como Carlos Paz Vásquez, Bernardo Navajas Trigo; cantantes como Abdón Rivera, Eduardo Farfán. Si hablamos de personalidades en el periodismo, cómo no citar a Castelfort Castellanos Mealla, Hugo Vásquez Campero, Jorge Majluf Orozco, Noé Delfín Varas; eminencias en la educación, como José Manuel Ávila Salinas, Adolfo Piñeiro Román, José Luis Boyán Farfán, Carlos Ávila Claure, Teresa Castellanos Vásquez, Ana Vásquez de Calabi, José Quiroga Laime, Rosa Borda de Arce; personalidades en el deporte como Francisco Pulido Jiménez, José Colodro Robles; al pionero de la radiodifusión en Tarija, Raúl Márquez Salinas; artistas como José Santos Mujica Mier; héroes de la Guerra del Chaco, como Armando Ichazo Urquidi; fundadores de algunos barrios, como Víctor Llanos; tarijeños que participaron en la célebre Guerrilla de Teoponte, como Enrique Farfán M. y Jorge Ruiz Paz; y tantos otros que desempeñaron un papel importante en nuestra historia como Jorge Araoz Campero, Jorge O’Connor d’Arlach Mogro; es decir, tenemos una riqueza humana digna de imitación.
Si bien algunas de estas personalidades tienen plasmados sus nombres en algunas calles, avenidas, unidades educativas, la mayoría quedaron en el olvido. Y si consultamos a estudiantes, profesionales, ciudadanos en general; la mayoría desconoce a estos destacados tarijeños.
Pero ¿Que tienen de común todos estos tarijeños anteriormente citados? Que todos ellos descansan en el Cementerio General de Tarija, sin ninguna referencia hacia ellos
¿Entonces, cómo podemos aprender la vida y obra de ellos, si no existe algún detalle que nos haga conocerlos?
No recordar es no agradecer, el agradecimiento es la memoria del corazón. Cuando recordamos y agradecemos, nos dignificamos como personas, reconocemos nuestros orígenes, nos sabemos todos hermanos, aceptamos que venimos todos de donde mismo y sabemos que juntos llegaremos a un lugar común.
Para dar solución a este desconocimiento, se optó por el colocado de placas (con la imagen, biografía, imagen a 360° y código QR) de estos tarijeños destacados, en los sitios que están inhumados.