San Plácido, Patrón del barrio “Las Panosas”
RESEÑA HISTÓRICA DE LA FESTIVIDAD



RESEÑA HISTÓRICA DE LA FESTIVIDAD
En un día esplendoroso del 4 de julio de 1574, fue fundada la Villa de san Bernardo de la frontera por el ilustre don Luis de Fuentes y Vargas, quien al encontrase por las riveras de un cristalino río de aguas dulces lo llamo Guadalquivir en honor al rio del mismo nombre de tierras castellanas.
Han pasado muchos años hasta que en el lugar donde los árboles tocan el cielo y la brisa matinal acaricia nuestra naciente ciudad, comenzó a poblarse esta hermosa zona formando barrios y entre esos nuestro prestigioso barrio Las Panosas , con gente chapaca de antaño que con su alegría característica han hecho del colorido verdor de la arboleda, uno de los lugares más de sueño en nuestra ciudad, la tradición trasciende igual que el aroma de sus rosas, o el sonido de un erke que se perdía por la tradicional calle Colón.
Con el fin de festejar el Santo Patrono del barrio que nacía, allá por el año 1938, se realizó la primera fiesta de San Plácido.
UN SANTO HECHO HISTORIA
San Plácido era de una familia de origen romano, de padres pertenecientes a la alta sociedad, su familia se componía de sus padres, él y su hermana Paulina. Desde temprana edad además de sus estudios aprendió las artes militares y guerreras, llegando de esa manera en su juventud a Centurión o sea Jefe de un grupo de 100 hombres de la milicia romana.
Durante el imperio Romano, los cristianos fueron perseguidos en forma implacable, condenados a la hoguera, al circo romano, donde eran destrozados por las fieras, crucificados y una suerte de suplicios como espectáculo para las hordas romanas que asistían al circo.
Plácido, oficial romano que odiaba a los cristianos, tenía por misión perseguirlos, capturarlos y entregarlos a sus superiores para ser condenados con el beneplácito del emperador, así; en una de sus persecuciones fue anoticiado por un delator, de las reuniones de cristianos en las catacumbas, una noche con el guía delator provistos de sendas antorchas y armados hasta los dientes y satisfechos de que, nuevamente podrán ofrecer al pueblo otro espectáculo, se internaron en los vericuetos de las catacumbas con todo el cuidado de no ser vistos. Al acercarse a un fondo iluminado, toman las precauciones y plácido dispone de su gente en la forma cómo apresar a los cristianos, mientras que en el fondo, un numeroso grupo dirigido por un venerable apóstol del señor, entonaban melodías cristianas.
Entrando agazapadas las milicias romanas, Plácido se adelanta para determinar la ejecución de la redada, pero grande fue su sorpresa al ver a su hermana Paulina al lado del venerable apóstol, entonando canciones cristianas; lejos de percibir la cercanía de su hermano, Plácido no sabe que órdenes dar a sus milicias. Aquí debemos considerar que fue un milagro del señor, para inducir a Plácido a relegar a sus inferiores y retroceder. Ya fuera ordena guardar toda la reserva posible haciéndose responsable de la situación.
Una vez en su casa, espera el retorno de su hermana Paulina, quién al llegar saluda a su hermano que desde luego no estaba en condiciones de responder al cariñoso saludo de ella.
De inmediato es recriminada por su presencia en las catacumbas y de la situación difícil ante el emperador y demás élites militares. Su hermana con toda serenidad declara ser cristiana desde hace mucho tiempo atrás; alzando su rostro al cielo le pide al señor le ayude en esta difícil situación y con la ayuda del Altísimo lograr aplacar la ira de su hermano. A partir de ese episodio a Plácido se le conflicto, tenía la esperanza que sus subordinados mantengan su promesa, pero algún tiempo después es acusado por la actitud de su hermana y él también es sometido al juicio, que lo recibe con resignación. Pero desde el incidente ocurrido en las catacumbas, Paulina consigue convertir a este centurión a la fe del cristianismo y así continúa hasta que el emperador ordena su arresto, situación que recibe con la tranquilidad de saber que es hijo de un ser más grande y sublime.
Es muy fácil deducir lo que Plácido tuvo que soportar en manos de los tiranos que dominaban en el tiempo que nuestro venerado mártir, padeció en la capital del mundo - Roma- ¡Con qué pruebas inhumanas combatían aquellos bárbaros la constancia de los inocentes y víctimas.!
Sin más delito que profesar la verdadera religión de Jesucristo, eran quemados vivos, otros echados a las fieras, otros degollados. Todos los cristianos de aquellos tiempos eran despojados de sus bienes, desterrados como indignos de habitar entre las gentes cuando en realidad no era el mundo digno de ellos.
Después de este padecimiento fue ejecutado por degollamiento igual situación padeció su hermana Paulina, los restos de ambos hermanos estuvieron depositados en una de las catacumbas, seguramente recogidos por sus hermanos de fe.
Después de más de 1800 años, los restos del mártir San Plácido son extraídos del cementerio de San Hipólito en la vía Tiburtina, el 3 de Abril de 1834, ordenado por el Cardenal Vicario del Papa Gregorio XVI y destinado su traslado a Tarija por el R.P. Andrés Herrero, previo reconocimiento de su autenticidad, incluso del vasillo con su sangre, se estima que los restos de nuestro mártir arribaron a Tarija, en el mes de Agosto de 1835, donde fue recibido con gran júbilo como patrono de esta parte de la ciudad de Tarija, las muestras que el glorioso mártir dispensa a los hermanos campesinos, otorgándoles la lluvia, realizando su fiesta en el segundo domingo de Noviembre.
Para finalizar este doloroso relato queremos también referirnos a la personalidad de la hermana de Plácido su cuerpo fue hallado el 21 de Diciembre de 1841, en las catacumbas de Roma en el Cementerio PROPE CYRIACAM en la vía Tiburtina, al lado de la cabeza, estaba un pequeño vaso teñido en sangre y sobre la argamasa que cubría las losas del venerable nicho, se leía la inscripción, "PAULINA DULCISSIMA". Tres años después fue donado a una devota familia romana.
El año 1852 en Abril fue traída a Tarija y su fiesta se celebra el segundo domingo después de pascua. Los mártires no sólo confesaron las verdades de la doctrina de Jesucristo, sino que también las rubricaron con su sangre, por eso se llaman Mártires que significa "TESTIGO".
OTRO DATO SOBRE LA HISTORIA
A decir del Rvdo. Padre Alejandro M. Corrado, por el mes de Agosto del año 1835 (dato encontrado en su obra "El Colegio Franciscano y sus Misiones") en aquel tiempo desde Roma llegaron dos reliquias que enriquecen la Iglesia San Francisco de Tarija, los cuerpos de los Santos Mártires Plácido y Paulina. Se conoce que San Plácido fue extraído del Cementerio de San Hipólito el día 3 de Abril de 1834 por el Exmo. Cardenal Vicario del sumo Pontífice Gregorio XVI y destinado por él mismo hasta Tarija, cuando llegó a La Paz el Sr. Gobernador Eclesiástico reconoció la autenticidad de los sagrados restos a los que venía adjunto un vaso que contenía la sagrada sangre de nuestro mártir, (libro Folklorismo calendario Vernacular de Tarija, Juan de Dios Sigler).
La tradición se manifiesta en la fiesta del barrio cada Ocho de Noviembre, esta tiene mucho contenido religioso, folklórico y deportivo. La intención, es mantener y profundizar la fe católica y rescatar las costumbres de nuestro querido rincón chapaco.
Cuentan los vecinos del barrio que este original nombre "LAS PANOSAS” tiene una relación directa con un par de hermosas y elegantes chicheras de apellido Panoso, que por costumbre del lenguaje popular y por tratarse de personas del sexo femenino se cambiaba de género al apellido y como eran dos se las llamaba "Las Panosas", ellas expendían la rica bebida al final de la Calle Colón, cuando en Tarija sólo se contaba con cuatro barrios, estas mujeres se constituían en aquel entonces, en el centro de atracción tanto de panoseños como de los visitantes. Obviamente, no podían faltar junto a nuestra bebida típica, un plato de Picante de Pollo, Ranga Ranga, saice y deleites de la cocina que por muchos años se expendían los tres días que duraba la fiesta al largo de la Calle Avaroa. El festejo se iniciaba el sábado por la noche con vísperas, enfarolados y embanderado de las viviendas y las calles del barrio, la venta de los tradicionales pasteles de queso y de cebolla y las fiestas de gala que eran proporcionadas por el Club Deportivo y Cultural GARCÍA AGREDA, continuaba esta tradición el día Domingo con la procesión de la inmaculada imagen de nuestro San Plácido, luego de la misma se daba inicie a la venta de chichas en las diferentes casas del barrio entre las que podemos citar a Doña Matiasa Ordóñez, Doña Dora Camacho, Doña Jetrudes de Morales, Doña Clara Vega, Doña Manuela Nieto, Doña Juliana Hoyos, entre otras. Luego los días lunes y martes continuaba la algarabía de la gente que no sólo eran citadinos sino principalmente de las comunidades rurales, quienes llegaban en briosos corceles a integrarse en la gran fiesta.
Lo que debemos aclarar que antiguamente el día conmemorado a San Plácido era día de guardar. Tal era la fe del pueblo y la magnitud de la fiesta.
EL COLEGIO FRANCISCANO DE TARIJA Y SUS MISIONES. (TOMO II)
P. Alejandro Corrado, P. Antonio Comajuncosa
SS. Reliquias del Colegio de Tarija
Dos preciosas reliquias enriquecen nuestra iglesia de Tarija: Los cuerpos de los Santos mártires Plácido y Paulina. El primero, extraído del cementerio de S. Hipólito en la vía Tiburtina, el día 3 de Abril 1834, por el Exmo. Cardenal Vicario del Sumo Pontífice Gregorio XVI, y destinado por el mismo a esta ciudad de Tarija, fue entregado con este objeto al R.P. Andrés Herrero. Reconocida en La Paz por el señor Gobernador eclesiástico la autenticidad de los sagrados restos y del vasillo de sangre que venía adjunto, se transfirieron a Tarija en Agosto de 1835, se recibió con júbilo y afectuosa confianza en la protección al nuevo patrono el que el cielo enviaba.
Esta esperanza no quedo fallida; y las muchas gracias, que el glorioso mártir dispensa a los que invocan, han hecho que su devoción se propague en todo este departamento y aun en las provincias circunvecinas.
En Abril de 1875 se expuso a la pública veneración la Santa Paulina, la fiesta se celebra el segundo Domingo después de Pascua; y los que en este día, habiendo confesado y comulgado, visitaren el sagrado Cuerpo, logran indulgencia plenaria por concesión del Papa Pío IX de s. Men. Igual indulgencia con iguales condiciones, está otorgada a los que visitaren el Santo Cuerpo del Glorioso San Plácido.
ORACIÓN
Omnipotente y buen señor, que concediste
a tu mártir San Plácido, pelear el combate
de fe hasta derramar su sangre, te rogamos
por Intercesión, nos ayudes a vencen las
adversidades que puedan ofender a nuestro
cuerpo, los malos pensamientos y deseos, y
caminar con valentía hasta ti, fuente de
toda vida.
Amén.
INVOCACIÓN
Pues eres, tan poderoso
En Alcanzar el Cielo, sed
Nuestro amparo y consuelo.
San Plácido Glorioso.
De un Mundo tan tormentoso
En el que no se halla reposo
Combatidos del pecado
A sacarnos de este estado
Vienes peregrino hermoso
Rencor, odios, enemistad,
Divorcios, pinitos, pesares,
Huyan de nuestros hogares
Y reine la claridad
De toda calamidad,
Libéranos Santo Piadoso.
Tarija, Enero de 1992. Dr. Oscar Vargas Aparicio
Tarija, Junio 2010. Edición Cortesía de las familias
Bolívar Ayala
Cordero Villarroel