San Juan El Santo del Campesino
El 24 de junio se festeja con toda preferencia esta festividad de San Juan, con algunas demostraciones de culto exterior, entre las que sobresalían las fogatas que se encendían en la noche anterior, (vísperas de San Juan). Para la quema, se usaba un combustible llamado “suncho”, que se...



El 24 de junio se festeja con toda preferencia esta festividad de San Juan, con algunas demostraciones de culto exterior, entre las que sobresalían las fogatas que se encendían en la noche anterior, (vísperas de San Juan).
Para la quema, se usaba un combustible llamado “suncho”, que se halla en los rastrojos dejados después de levantar la cosecha de maíz. Era admirable ver a la ciudad de Tarija desde La Loma de “San Juan” como se iluminaba con sus destellos presentando un hermoso espectáculo para miles de habitantes dentro de nuestro radio urbano.
Según referencias, esta costumbre data de muchos años atrás antes de la Colonia. Tenía por objeto advertir a los indios chiriguanos de la existencia de una raza superior a ellos, llamada “Los Tomatas” que ocupaban la zona de “Erquis”, “La Victoria”, “El Rancho”, hasta los confines de “Canasmoro”.
San Juan, es el Santo del Campesino, puesto que hace llover cuando hay sequía, naturalmente el chapaco es su fiel devoto y le rinde verdaderamente toda su fe y confianza, porque las veces que se le ha pedido una súplica ha realizado el milagro.
En estos tiempos se cantaba.
Padre San Juan
aumente mi manantial,
danos agua a torrentes,
para la harina de nuestro pan.
Taitito San Juan,
agua nos has de dar
para tenerlo florido,
a nuestro trigal.
El tiempo está duro,
no quiere llover.
Taitito San Juan, haz que del cielo
caiga agua pa’ nuestro maizal
Al Santo siempre se lo llevaba a visitar a sus fieles devotos, su presencia era motivo de suma alegría.
En el campo se festejaba y aún se festeja este día cantando coplas alusivas al Santo.
Una vez se tomaba chicha en una casa de esas donde fue llevado el Santo milagroso, y un contrincante de esos endilga coplas a una mujer con el punto y contra punto. Los chapacos “hacen cancha” y se dividen las simpatías motivo siempre éste, de donde resultan las serias desavenencias entre esos moradores de nuestros campos, que por “quitarse esas pajas” salen los cuchillos de sus vainas.
Canta el ofensor:
Callá chola solterona
pa’ que queris enamorar,
con el genio que te gastas,
quien te va a buscar.
Contesta ella:
Velay, este mocito
tan puesto en razón,
como si fuera sujeto,
pa’ aguantar una traición.
Contesta él:
Yo me quisiera casar
con una mujer de tener,
no con una tontona,
que cuernos me ha de poner.
Contesta ella:
Quien será este mocito
Cara de tuna madura
tan farsante con su plata,
cuando ni la vida dura.
Asimismo en el campo existía la costumbre de las grandes fogatas que alcanzaban kilómetros de extensión en las cercanías circundantes a Tarija, con gran perjuicio para el pastoreo y cultivo de los árboles que quemaban esos rastrojos erizados de malezas con el fuego atizado por el viento.
Ahora estas fogatas fuera de la ciudad, están (prohibidas bajo multas y fuertes sanciones.
Al día siguiente de las luminarias, el día mismo de San Juan, se acostumbraba jugar con agua, porque se la consideraba bendita y no podía hace mal a quien se le mojaba. También se acostumbraba sortear con plomo fundido que se sumergía en un bañador con agua para vaticinar su buena o mala suerte o si se va a vivir pocos o muchos años más. Eran los tiempos de las supersticiones.
Para esta festividad se tenía la costumbre de sacar al Santo de la Iglesia Matriz a la Plazuela Uriondo. De allí, se lo trasladaba al templo de la Loma de San Juan.
Este histórico templo, fue el cuartel general donde se reunió el famoso guerrillero de nuestra Independencia, Don Eustaquio Méndez, con su Estado Mayor para preparar la “Batalla de La Tablada” el “15 de abril de 1817”, que selló por estos lares nuestra emancipación del “yugo español”. Hoy esta Iglesia está declarada “Monumento Nacional”...
La Iglesia conserva su tipo colonial con las mismas campanas que llamaron a rebato, al grito de: ¡Viva la Libertad...! hoy, en la colina notable de La Loma de San Juan se ha levantado un monumento a “Cristo Redentor”, obra del que fuera nuestro progresista Alcalde Don Isácc Attie, el que consiste en una estatua de bronce cincelada por el Escultor Militar Emiliano Luján, admirable Artista Nacional, que será una obra imperecedera para mantener latente la fe religiosa del pueblo tarijeño.
Para la quema, se usaba un combustible llamado “suncho”, que se halla en los rastrojos dejados después de levantar la cosecha de maíz. Era admirable ver a la ciudad de Tarija desde La Loma de “San Juan” como se iluminaba con sus destellos presentando un hermoso espectáculo para miles de habitantes dentro de nuestro radio urbano.
Según referencias, esta costumbre data de muchos años atrás antes de la Colonia. Tenía por objeto advertir a los indios chiriguanos de la existencia de una raza superior a ellos, llamada “Los Tomatas” que ocupaban la zona de “Erquis”, “La Victoria”, “El Rancho”, hasta los confines de “Canasmoro”.
San Juan, es el Santo del Campesino, puesto que hace llover cuando hay sequía, naturalmente el chapaco es su fiel devoto y le rinde verdaderamente toda su fe y confianza, porque las veces que se le ha pedido una súplica ha realizado el milagro.
En estos tiempos se cantaba.
Padre San Juan
aumente mi manantial,
danos agua a torrentes,
para la harina de nuestro pan.
Taitito San Juan,
agua nos has de dar
para tenerlo florido,
a nuestro trigal.
El tiempo está duro,
no quiere llover.
Taitito San Juan, haz que del cielo
caiga agua pa’ nuestro maizal
Al Santo siempre se lo llevaba a visitar a sus fieles devotos, su presencia era motivo de suma alegría.
En el campo se festejaba y aún se festeja este día cantando coplas alusivas al Santo.
Una vez se tomaba chicha en una casa de esas donde fue llevado el Santo milagroso, y un contrincante de esos endilga coplas a una mujer con el punto y contra punto. Los chapacos “hacen cancha” y se dividen las simpatías motivo siempre éste, de donde resultan las serias desavenencias entre esos moradores de nuestros campos, que por “quitarse esas pajas” salen los cuchillos de sus vainas.
Canta el ofensor:
Callá chola solterona
pa’ que queris enamorar,
con el genio que te gastas,
quien te va a buscar.
Contesta ella:
Velay, este mocito
tan puesto en razón,
como si fuera sujeto,
pa’ aguantar una traición.
Contesta él:
Yo me quisiera casar
con una mujer de tener,
no con una tontona,
que cuernos me ha de poner.
Contesta ella:
Quien será este mocito
Cara de tuna madura
tan farsante con su plata,
cuando ni la vida dura.
Asimismo en el campo existía la costumbre de las grandes fogatas que alcanzaban kilómetros de extensión en las cercanías circundantes a Tarija, con gran perjuicio para el pastoreo y cultivo de los árboles que quemaban esos rastrojos erizados de malezas con el fuego atizado por el viento.
Ahora estas fogatas fuera de la ciudad, están (prohibidas bajo multas y fuertes sanciones.
Al día siguiente de las luminarias, el día mismo de San Juan, se acostumbraba jugar con agua, porque se la consideraba bendita y no podía hace mal a quien se le mojaba. También se acostumbraba sortear con plomo fundido que se sumergía en un bañador con agua para vaticinar su buena o mala suerte o si se va a vivir pocos o muchos años más. Eran los tiempos de las supersticiones.
Para esta festividad se tenía la costumbre de sacar al Santo de la Iglesia Matriz a la Plazuela Uriondo. De allí, se lo trasladaba al templo de la Loma de San Juan.
Este histórico templo, fue el cuartel general donde se reunió el famoso guerrillero de nuestra Independencia, Don Eustaquio Méndez, con su Estado Mayor para preparar la “Batalla de La Tablada” el “15 de abril de 1817”, que selló por estos lares nuestra emancipación del “yugo español”. Hoy esta Iglesia está declarada “Monumento Nacional”...
La Iglesia conserva su tipo colonial con las mismas campanas que llamaron a rebato, al grito de: ¡Viva la Libertad...! hoy, en la colina notable de La Loma de San Juan se ha levantado un monumento a “Cristo Redentor”, obra del que fuera nuestro progresista Alcalde Don Isácc Attie, el que consiste en una estatua de bronce cincelada por el Escultor Militar Emiliano Luján, admirable Artista Nacional, que será una obra imperecedera para mantener latente la fe religiosa del pueblo tarijeño.