Año nuevo “Flores nuevas”
En la noche del 31 de diciembre, la familia se reúne en una casa familiar: allí el abrazo el beso y la bendición de Dios a quienes están reunidos en espera del !Año Nuevo!. Es el augurio de días felices...! La noche del Año Nuevo, no reconoce privilegios ni distinciones. El grande, el...



En la noche del 31 de diciembre, la familia se reúne en una casa familiar: allí el abrazo el beso y la bendición de Dios a quienes están reunidos en espera del !Año Nuevo!. Es el augurio de días felices...!
La noche del Año Nuevo, no reconoce privilegios ni distinciones. El grande, el chico, el pobre, el rico, el triste y el alegre, el joven y el viejo, se confunden dentro del abrazo familiar. Todos se vaticinan días venturosos llenos de dicha y salud. Todos anhelan tener suerte, libertad, todos salir de la pobreza y otros tener más.
Después de la media noche y del abrazo por el nuevo año, viene el Champagne, cóctel de exquisito moscatel, luego viene la deliciosa picana de cordero, gallina o bien pavo relleno rociado con licores finos, vinos criollos y la exquisita cerveza “quilmes” paceña, como también la “taquiña”, etc., que alegran la vida con este áureo motivo espiritual. En el campo también la familia campesina se reúne para celebrar esta festividad con las mismas bebidas, agregando su rica “agua i’anchi”. En toda nuestra tierra se preludia su folklore y se recuerda el pasado. Los más se visten de trajes nuevos este día, porque de no hacerlo así, tienen la abusión de no “estrenar” durante el año.
El instrumento típico que se toca en esta fiesta es el “erque”.
Esta fiesta es matizada con coplas populares como éstas:
Estas son las flores blancas
principios del año nuevo,
a buscar amor se ha dicho,
amor que no tenga dueño.
Amor nuevo mey buscar
a costa de mi pellejo,
y si no encuentro amor nuevo,
huasca con el amor viejo.
Amorcito nuevo
quisiera tener,
al mismo tiempo no quiero,
por no verlo padecer,
Pajarito carcelero
sacame de esta prisión
a pasar el año nuevo
y vengar una traición.
Año Nuevo es el día de la !Esperanza!. Para unos cumplida, para otros incumplida...! Así es la vida...
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CARNAVAL
“COMPADRES YCOMADRES”
Esta fiesta en Tarija, como es universalmente, era festejada con mucha alegría y locura. Siempre se conserva pero no con el entusiasmo de tiempos pasados.
El penúltimo domingo antes de carnaval o bien el jueves de “compadres”, se iban preparando las comparsas que daba realce y alegría a estos días de libertinaje. Para la efectividad de estos festejos existía y aún existe la tradicional costumbre de los compadrascos”. Dentro de sus relaciones íntimas las mujeres de toda clase social debían mandar un obsequio a la persona escogida, consistente en una pequeña torta de masa debidamente elaborada y adornada con flores y albahacas, serpentinas, banderitas de papel de seda en colores etc., añadiéndose a todo esto su “pavo relleno” o bien su chanchito al homo o un cordero vivo bien pintado envuelto en serpentinas y enflorado. La persona preferida con este obsequio, de hecho queda comprometida como “compadre”.
El jueves siguiente llamado jueves de “comadres” antes de carnaval, el “compadre” devuelve el compadrasco, enviando a la “comadre” algunos objetos valiosos o bien algunas botellas de licor destinadas para el festejo. De todas maneras, esta correspondencia, demandaba un serio compromiso económico para el compadre elegido. También para mayor realce de la fiesta debían asistir las relaciones íntimas de la “comadre”, como una demostración de aprecio y sincera amistad. Ya en la casa, al calor de una atmósfera cordial y acogedora, entre el: “le invito compadre” y “le pago comadre”, la fiesta se inicia y se toma cada rato más alegre, al conjuro de una amistad a toda prueba.
Después, al compás del bordón de una guitarra y con los finos licores mandados por el compadre, el baile se dibujaba en el festejo: besos, abrazos, lloros, recordando glorias pasadas.
Del bordón de esa guitarra, del piano o de la orquesta, según la categoría de los compadres, se bailaba y se cantaba. Esto era el preludio del carnaval.
Llega el domingo de carnaval, día de la entrada, cuando las comparsas irrumpen por las calles de la ciudad con gran alegría y entusiasmo. Las calles y la plaza principal estaban colmadas de gente para ver el paso de las comparsas, a cuál más bien disfrazadas y ocurrentes.
Muchachos con sus canastas vendiendo cascarones con agua florida, cartuchos de harina de todo color para jugar entre comparsas y con quien encontraban al paso., daban motivo a la alegría sin control. Embadurnarse con esa harina era suficiente disfraz y muy barato, daba lugar a las carcajadas.
Se formalizaban los cuadros de las comparsas, recorriendo las calles de la ciudad y rompiendo cuanto vidrio había en una ventana o balcón de las “casas grandes” que así las llamaban. Algunas veces estas comparsas salían con bandas de música para dar el “malón” a su preferencia.
Era una diversión lindante en la locura. Por las calles se cantaban coplas populares y alegres como éstas:
Vamos cantando y bailando
vamos alegrándonos,
de glorias que son pasadas,
vamos recordándonos.
Arriba solteros
viudos y casados,
vamos por las calles
todos disfrazados.
Unos con guitarras
y otros con botellas,
y toditos bailando
vamos con las bellas.
El humor conviden
es nuestra divisa,
no hay cosas tristes
sólo canto y risa.
Por qué no cantan y bailan
y se alegran como yo,
porque no se hacen las cuentas
que hoy somos mañana no.
Aprovecha el tiempo joven
y no juegues con la suerte,
que la vejez llega luego
y luego viene la muerte.
Estos carnavales
quien inventaríya,
algún mocito alegre,
como yo seriya.
! Vamos, vamos, vamos !
hay vidita al campo a dormir!!...
porque la justicia,
! hay vidita nos hay perseguir!!...
Después, las comparsas hacían sus visitas a las casas de los “padrinos”, donde viejos y jóvenes, sufrían el rigor de los “diablos” sueltos. Luego venían las menciones, el bailecito y las cuecas con alegres parejas ni son de las guitarras con airosos pañuelos, luego la rueda al son del erque, la copla y el contrapunto. Se solía invitar el consabido “chancao” de gallina con sus pupas harinosas, y su ají amarillo por encima para luego asentarlo con una tutuma de chicha, “agua i’ anchi” embotellada o bien encantarada que se servía en “yambuy”, fuerte y clarita...
Siempre el buen humor predisponía al baile de la cueca o la rueda, todos adornados con serpentinas y mixtura.
El carnaval del campo tenía su expresión muy propia, fue lo más hermoso de aquellos tiempos. Era todo un saturnal.
El día lunes de carnaval, las comparsas, la gente de la ciudad y regiones aledañas, se trasladaban al lugar de “Tomatitas” llamado también “E1 Puente” a cinco kilómetros de la ciudad. Allí las pulperas recibían a los visitantes con simpatía y la sonrisa a flor de labios. En todas las casas que expedían chicha, colgaban de una caña en las puertas banderitas coloradas de trapo con borlitas de hilo en colores llamando a la chicha; los erques resonaban por todas las huertas; ruedas multicolores, canto, baile, música y rica chicha en abundancia. El camino y los patios de las casas, estaban colmados de ruedas llevando por delante una chacra en alto adornada con quesillos y albahacas, la misma que guiaba a la rueda cimbreándose en todas direcciones al son del erque cantarino, bombo y cajita. Algunos seguían detrás de la rueda portando en la cabeza canastones de choclos, con quesillos, tomates, repollos, zapallos, y botellas de chicha y vino adornados con flores, serpentinas y albahacas. Luego los alegres bailarines regresaban a la casa donde estaban tomando a servirse nuevamente sus “yambuis” de chicha siempre con su alegre “erque” bombo y cajita y sus coplas populares de carnaval.
Por aquellos tiempos las pulperas tenían la costumbre de convidar los famosos pucheros, chancao, o bien ají de arroz con gallina a la gente que hacía gasto en chicha.
“Tomatitas”, es una Villa pintoresca y tiene un hermoso balneario natural.
El martes de carnaval, se festejaba y aún se festeja en “Tarija Cancha”. Allí se puede apreciar la “caballada” de monteños y canasmoreños grupos de hombres y mujeres bien montados en briosos caballos con sus lindas monturas chapeadas, se desplazan al galope a “Tarija-Cancha”. Algunos con sus mujeres o enamoradas en las ancas levantando en alto la cajita carnavalera y cantando coplas de carnaval como éstas:
La luna para salir
licencia le pide al cielo,
yo para cantar aquí
licencia pido primero.
Monteño soy señores
lindo chapaco cantor,
esta copla la dedico
a la dueña de mi amor.
A mí me llaman el negro
así negro quiero ser,
porque hey visto a una rubia
por un negro padecer.
La golondrina en el mar
busca nido donde estar,
como no hey de buscar yo,
brazos donde descansar.
Tienes cara de buen mozo
cuerpo de corregidor,
pero tienes una falta
que eres falso en el amor.
Quereme numás vidita
mirá que no soy monteño,
soy chapaco divertido,
soy mozo canasmoreño.
Voy a preguntar al Juez
a preguntar al Fiscal,
si el querer a esta negrita
no es delito criminal.
“Tarija Cancha”, está situada en la localidad de San Lorenzo (Provincia Méndez) a 15 kms. de la ciudad de Tarija. Tiene una hermosa campiña, como bien dice la cueca chapaca: Y del huerto feliz... del verde “Tarija-Cancha”.
En esta bella localidad el martes de carnaval es muy concurrido y se puede apreciar las ruedas chapacas llenas de colorido bailando al son de su alegre instrumento el “erque” y “bombo” en todos los patios y huertas de las casas. Las voces de los “erques” y de los copleros, resuenan por todo el ambiente del valle llorido.
Allí también se puede saborear los exquisitos picantes de gallina, el chancao, chanchito al homo, o cordero, papas con ají y sus tajadas de queso, pasteles con cebolla y queso y rica agua i’anchi en “yambuis”, In cual se sirve en mates y se dice: “le invito”.
También se puede apreciar cómo algunos jinetes penetran hasta medio patio de las casas y saludan al público con sus caballos parados en dos patas.
Los tarijacancheños son gente “apasible” y saben dar buen trato a los visitantes.
Ahora también, se acostumbra festejar el carnaval el día lunes en la localidad de “E1 Rancho”, a 10 kms. de la ciudad de Tarija, donde se dan cita las comparsas de la ciudad y gente de todas partes. Allí acontece lo mismo que en “Tarija Cancha”, teniendo como marco El hermoso paisaje, bordeado por el río “Guadalquivir”.
El martes de carnaval, también se festeja en la región de “San Luis” a 5 kms. de la ciudad de Tarija.
Las comparsas, turistas, gente de la ciudad y el campo se dan cita para presenciar los festejos: los bailarines “Diablos de San Luis” y servirse los exquisitos picantes, chancao y la buena chicha. Su campiña es bella y atractiva, bordeada también, por el río “Guadalquivir”.
Aquí tenéis una muestra deliciosa de las copias populares de carnaval que se cantan en esta campiña:
Voy agarrar mi cajita
y mi moditu’i cantar,
callarán las malas lenguas
no tendrán pa’quien hablar.
Este carnaval que viene
alegrito lo ’i tunar,
domingo, lunes y martes
miércoles lo ’i de acabar.
Pobrecita mi vidita
por donde se encontrará
en un camino tan largo,
porque no se volverá.
El arito de mi caja
tiene boca y sabe hablar,
Sólo los ojos le faltan
para ayudarme a llorar
Sale el sol, sale la luna
son luces que Dios ha puesto,
no seya que con el tiempo,
hasta de eso cobren impuesto.
Verde, verdecito
verde cebollar,
aunque tenga cuatro o cinco,
de vos no me ’i olvidar.
Más la quiero pobre y fea
que bonita y con dinero
la pobre me mira a mí,
y la bonita al espejo.
Llegaba el domingo de tentación. Nuevamente las comparsas en jolgorio, hacían su aparición para despedir al carnaval con una ceremonia muy curiosa y con otra “tupida tomada”, canto y baile, dejándolo muerto al carnaval hasta el próximo año. A horas siete de la tarde un muñeco grande y desvencijado era llevado sobre un callapu en medio de una gran caravana de gente que seguía “el entierro”, acompañaba también la viuda del carnaval y dolientes llorando por detrás, mientras iba por delante una rueda grande de chapacos bien alegres con el erque y bombo. Se llevaba también botellas de trago, vino y chicha para rociar al difunto. Se solía cavar un hoyo y al compás de coplas de carnaval se enterraba al muñeco para luego desenterrarlo el domingo siguiente y ser guardado por el alférez hasta el año entrante.
Aquí vemos algunas coplas que se cantan en domingo de tentación:
El carnaval se ha muerto
ya lo llevan a enterrar,
lo han de echar jarta tierra,
no se vaya a levanta
Al cura lo ’i preguntar
cuando esté en la procesión,
si será bueno cantar,
el domingo de tentación.
La alegría de mi pecho
no ha de haber quién la deshaga,
sólo la muerte pudiera
muerte que todo lo acaba.
Cantando me ’i de morir
cantando me ’i enterrar,
cantando me ’i de ir al cielo
cantando la cuenta hei dar.
Abrase la rueda
vuélvase a cerrar,
ábrase la tierra
vivo me ’i de enterrar.
En el campo, muy especialmente en “Tarija-Cancha” y la región de “San Luis”, esta tradición aún se la conserva; pero ya no como en los años mozos.
Nuestro agro ya no está para fiestas debido a la emigración del campesino tarijeño a la República Argentina en busca de fuentes de trabajo.
Nuestras costumbres y tradiciones van desapareciendo cada día más. Es lamentable y triste al recordar lo que ha sido el carnaval de antaño en nuestra tierra andaluz.
La noche del Año Nuevo, no reconoce privilegios ni distinciones. El grande, el chico, el pobre, el rico, el triste y el alegre, el joven y el viejo, se confunden dentro del abrazo familiar. Todos se vaticinan días venturosos llenos de dicha y salud. Todos anhelan tener suerte, libertad, todos salir de la pobreza y otros tener más.
Después de la media noche y del abrazo por el nuevo año, viene el Champagne, cóctel de exquisito moscatel, luego viene la deliciosa picana de cordero, gallina o bien pavo relleno rociado con licores finos, vinos criollos y la exquisita cerveza “quilmes” paceña, como también la “taquiña”, etc., que alegran la vida con este áureo motivo espiritual. En el campo también la familia campesina se reúne para celebrar esta festividad con las mismas bebidas, agregando su rica “agua i’anchi”. En toda nuestra tierra se preludia su folklore y se recuerda el pasado. Los más se visten de trajes nuevos este día, porque de no hacerlo así, tienen la abusión de no “estrenar” durante el año.
El instrumento típico que se toca en esta fiesta es el “erque”.
Esta fiesta es matizada con coplas populares como éstas:
Estas son las flores blancas
principios del año nuevo,
a buscar amor se ha dicho,
amor que no tenga dueño.
Amor nuevo mey buscar
a costa de mi pellejo,
y si no encuentro amor nuevo,
huasca con el amor viejo.
Amorcito nuevo
quisiera tener,
al mismo tiempo no quiero,
por no verlo padecer,
Pajarito carcelero
sacame de esta prisión
a pasar el año nuevo
y vengar una traición.
Año Nuevo es el día de la !Esperanza!. Para unos cumplida, para otros incumplida...! Así es la vida...
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CARNAVAL
“COMPADRES YCOMADRES”
Esta fiesta en Tarija, como es universalmente, era festejada con mucha alegría y locura. Siempre se conserva pero no con el entusiasmo de tiempos pasados.
El penúltimo domingo antes de carnaval o bien el jueves de “compadres”, se iban preparando las comparsas que daba realce y alegría a estos días de libertinaje. Para la efectividad de estos festejos existía y aún existe la tradicional costumbre de los compadrascos”. Dentro de sus relaciones íntimas las mujeres de toda clase social debían mandar un obsequio a la persona escogida, consistente en una pequeña torta de masa debidamente elaborada y adornada con flores y albahacas, serpentinas, banderitas de papel de seda en colores etc., añadiéndose a todo esto su “pavo relleno” o bien su chanchito al homo o un cordero vivo bien pintado envuelto en serpentinas y enflorado. La persona preferida con este obsequio, de hecho queda comprometida como “compadre”.
El jueves siguiente llamado jueves de “comadres” antes de carnaval, el “compadre” devuelve el compadrasco, enviando a la “comadre” algunos objetos valiosos o bien algunas botellas de licor destinadas para el festejo. De todas maneras, esta correspondencia, demandaba un serio compromiso económico para el compadre elegido. También para mayor realce de la fiesta debían asistir las relaciones íntimas de la “comadre”, como una demostración de aprecio y sincera amistad. Ya en la casa, al calor de una atmósfera cordial y acogedora, entre el: “le invito compadre” y “le pago comadre”, la fiesta se inicia y se toma cada rato más alegre, al conjuro de una amistad a toda prueba.
Después, al compás del bordón de una guitarra y con los finos licores mandados por el compadre, el baile se dibujaba en el festejo: besos, abrazos, lloros, recordando glorias pasadas.
Del bordón de esa guitarra, del piano o de la orquesta, según la categoría de los compadres, se bailaba y se cantaba. Esto era el preludio del carnaval.
Llega el domingo de carnaval, día de la entrada, cuando las comparsas irrumpen por las calles de la ciudad con gran alegría y entusiasmo. Las calles y la plaza principal estaban colmadas de gente para ver el paso de las comparsas, a cuál más bien disfrazadas y ocurrentes.
Muchachos con sus canastas vendiendo cascarones con agua florida, cartuchos de harina de todo color para jugar entre comparsas y con quien encontraban al paso., daban motivo a la alegría sin control. Embadurnarse con esa harina era suficiente disfraz y muy barato, daba lugar a las carcajadas.
Se formalizaban los cuadros de las comparsas, recorriendo las calles de la ciudad y rompiendo cuanto vidrio había en una ventana o balcón de las “casas grandes” que así las llamaban. Algunas veces estas comparsas salían con bandas de música para dar el “malón” a su preferencia.
Era una diversión lindante en la locura. Por las calles se cantaban coplas populares y alegres como éstas:
Vamos cantando y bailando
vamos alegrándonos,
de glorias que son pasadas,
vamos recordándonos.
Arriba solteros
viudos y casados,
vamos por las calles
todos disfrazados.
Unos con guitarras
y otros con botellas,
y toditos bailando
vamos con las bellas.
El humor conviden
es nuestra divisa,
no hay cosas tristes
sólo canto y risa.
Por qué no cantan y bailan
y se alegran como yo,
porque no se hacen las cuentas
que hoy somos mañana no.
Aprovecha el tiempo joven
y no juegues con la suerte,
que la vejez llega luego
y luego viene la muerte.
Estos carnavales
quien inventaríya,
algún mocito alegre,
como yo seriya.
! Vamos, vamos, vamos !
hay vidita al campo a dormir!!...
porque la justicia,
! hay vidita nos hay perseguir!!...
Después, las comparsas hacían sus visitas a las casas de los “padrinos”, donde viejos y jóvenes, sufrían el rigor de los “diablos” sueltos. Luego venían las menciones, el bailecito y las cuecas con alegres parejas ni son de las guitarras con airosos pañuelos, luego la rueda al son del erque, la copla y el contrapunto. Se solía invitar el consabido “chancao” de gallina con sus pupas harinosas, y su ají amarillo por encima para luego asentarlo con una tutuma de chicha, “agua i’ anchi” embotellada o bien encantarada que se servía en “yambuy”, fuerte y clarita...
Siempre el buen humor predisponía al baile de la cueca o la rueda, todos adornados con serpentinas y mixtura.
El carnaval del campo tenía su expresión muy propia, fue lo más hermoso de aquellos tiempos. Era todo un saturnal.
El día lunes de carnaval, las comparsas, la gente de la ciudad y regiones aledañas, se trasladaban al lugar de “Tomatitas” llamado también “E1 Puente” a cinco kilómetros de la ciudad. Allí las pulperas recibían a los visitantes con simpatía y la sonrisa a flor de labios. En todas las casas que expedían chicha, colgaban de una caña en las puertas banderitas coloradas de trapo con borlitas de hilo en colores llamando a la chicha; los erques resonaban por todas las huertas; ruedas multicolores, canto, baile, música y rica chicha en abundancia. El camino y los patios de las casas, estaban colmados de ruedas llevando por delante una chacra en alto adornada con quesillos y albahacas, la misma que guiaba a la rueda cimbreándose en todas direcciones al son del erque cantarino, bombo y cajita. Algunos seguían detrás de la rueda portando en la cabeza canastones de choclos, con quesillos, tomates, repollos, zapallos, y botellas de chicha y vino adornados con flores, serpentinas y albahacas. Luego los alegres bailarines regresaban a la casa donde estaban tomando a servirse nuevamente sus “yambuis” de chicha siempre con su alegre “erque” bombo y cajita y sus coplas populares de carnaval.
Por aquellos tiempos las pulperas tenían la costumbre de convidar los famosos pucheros, chancao, o bien ají de arroz con gallina a la gente que hacía gasto en chicha.
“Tomatitas”, es una Villa pintoresca y tiene un hermoso balneario natural.
El martes de carnaval, se festejaba y aún se festeja en “Tarija Cancha”. Allí se puede apreciar la “caballada” de monteños y canasmoreños grupos de hombres y mujeres bien montados en briosos caballos con sus lindas monturas chapeadas, se desplazan al galope a “Tarija-Cancha”. Algunos con sus mujeres o enamoradas en las ancas levantando en alto la cajita carnavalera y cantando coplas de carnaval como éstas:
La luna para salir
licencia le pide al cielo,
yo para cantar aquí
licencia pido primero.
Monteño soy señores
lindo chapaco cantor,
esta copla la dedico
a la dueña de mi amor.
A mí me llaman el negro
así negro quiero ser,
porque hey visto a una rubia
por un negro padecer.
La golondrina en el mar
busca nido donde estar,
como no hey de buscar yo,
brazos donde descansar.
Tienes cara de buen mozo
cuerpo de corregidor,
pero tienes una falta
que eres falso en el amor.
Quereme numás vidita
mirá que no soy monteño,
soy chapaco divertido,
soy mozo canasmoreño.
Voy a preguntar al Juez
a preguntar al Fiscal,
si el querer a esta negrita
no es delito criminal.
“Tarija Cancha”, está situada en la localidad de San Lorenzo (Provincia Méndez) a 15 kms. de la ciudad de Tarija. Tiene una hermosa campiña, como bien dice la cueca chapaca: Y del huerto feliz... del verde “Tarija-Cancha”.
En esta bella localidad el martes de carnaval es muy concurrido y se puede apreciar las ruedas chapacas llenas de colorido bailando al son de su alegre instrumento el “erque” y “bombo” en todos los patios y huertas de las casas. Las voces de los “erques” y de los copleros, resuenan por todo el ambiente del valle llorido.
Allí también se puede saborear los exquisitos picantes de gallina, el chancao, chanchito al homo, o cordero, papas con ají y sus tajadas de queso, pasteles con cebolla y queso y rica agua i’anchi en “yambuis”, In cual se sirve en mates y se dice: “le invito”.
También se puede apreciar cómo algunos jinetes penetran hasta medio patio de las casas y saludan al público con sus caballos parados en dos patas.
Los tarijacancheños son gente “apasible” y saben dar buen trato a los visitantes.
Ahora también, se acostumbra festejar el carnaval el día lunes en la localidad de “E1 Rancho”, a 10 kms. de la ciudad de Tarija, donde se dan cita las comparsas de la ciudad y gente de todas partes. Allí acontece lo mismo que en “Tarija Cancha”, teniendo como marco El hermoso paisaje, bordeado por el río “Guadalquivir”.
El martes de carnaval, también se festeja en la región de “San Luis” a 5 kms. de la ciudad de Tarija.
Las comparsas, turistas, gente de la ciudad y el campo se dan cita para presenciar los festejos: los bailarines “Diablos de San Luis” y servirse los exquisitos picantes, chancao y la buena chicha. Su campiña es bella y atractiva, bordeada también, por el río “Guadalquivir”.
Aquí tenéis una muestra deliciosa de las copias populares de carnaval que se cantan en esta campiña:
Voy agarrar mi cajita
y mi moditu’i cantar,
callarán las malas lenguas
no tendrán pa’quien hablar.
Este carnaval que viene
alegrito lo ’i tunar,
domingo, lunes y martes
miércoles lo ’i de acabar.
Pobrecita mi vidita
por donde se encontrará
en un camino tan largo,
porque no se volverá.
El arito de mi caja
tiene boca y sabe hablar,
Sólo los ojos le faltan
para ayudarme a llorar
Sale el sol, sale la luna
son luces que Dios ha puesto,
no seya que con el tiempo,
hasta de eso cobren impuesto.
Verde, verdecito
verde cebollar,
aunque tenga cuatro o cinco,
de vos no me ’i olvidar.
Más la quiero pobre y fea
que bonita y con dinero
la pobre me mira a mí,
y la bonita al espejo.
Llegaba el domingo de tentación. Nuevamente las comparsas en jolgorio, hacían su aparición para despedir al carnaval con una ceremonia muy curiosa y con otra “tupida tomada”, canto y baile, dejándolo muerto al carnaval hasta el próximo año. A horas siete de la tarde un muñeco grande y desvencijado era llevado sobre un callapu en medio de una gran caravana de gente que seguía “el entierro”, acompañaba también la viuda del carnaval y dolientes llorando por detrás, mientras iba por delante una rueda grande de chapacos bien alegres con el erque y bombo. Se llevaba también botellas de trago, vino y chicha para rociar al difunto. Se solía cavar un hoyo y al compás de coplas de carnaval se enterraba al muñeco para luego desenterrarlo el domingo siguiente y ser guardado por el alférez hasta el año entrante.
Aquí vemos algunas coplas que se cantan en domingo de tentación:
El carnaval se ha muerto
ya lo llevan a enterrar,
lo han de echar jarta tierra,
no se vaya a levanta
Al cura lo ’i preguntar
cuando esté en la procesión,
si será bueno cantar,
el domingo de tentación.
La alegría de mi pecho
no ha de haber quién la deshaga,
sólo la muerte pudiera
muerte que todo lo acaba.
Cantando me ’i de morir
cantando me ’i enterrar,
cantando me ’i de ir al cielo
cantando la cuenta hei dar.
Abrase la rueda
vuélvase a cerrar,
ábrase la tierra
vivo me ’i de enterrar.
En el campo, muy especialmente en “Tarija-Cancha” y la región de “San Luis”, esta tradición aún se la conserva; pero ya no como en los años mozos.
Nuestro agro ya no está para fiestas debido a la emigración del campesino tarijeño a la República Argentina en busca de fuentes de trabajo.
Nuestras costumbres y tradiciones van desapareciendo cada día más. Es lamentable y triste al recordar lo que ha sido el carnaval de antaño en nuestra tierra andaluz.