Crónicas de Cuarentena: Mi sábado, un encierro color de rosa en Tarija
Y sin darme cuenta no he dejado de mover las piernas frente a mi computadora desde que escuché que la cuarentena ahora es total. Hoy me levanté a las 6 y 20 de la mañana como pocas veces en sábado, mientras me preparo un sándwich de huevo con café. Sin pensarlo dos veces enciendo el...
Y sin darme cuenta no he dejado de mover las piernas frente a mi computadora desde que escuché que la cuarentena ahora es total.
Hoy me levanté a las 6 y 20 de la mañana como pocas veces en sábado, mientras me preparo un sándwich de huevo con café. Sin pensarlo dos veces enciendo el televisor y como es aún menos usual desde el control presiono el 7, que precisamente me lleva al canal de Bolivia TV.
Trato de adelantar un poco el trabajo, programo algunas notas y leo otras, hasta que sean las 07:30, hora en la cual se espera día a día el informe del Ministerio de Salud. No sucede.
Llamo a mi prima, una mujer de 30 años embarazada ya casi de 9 meses y que desde hace tiempo había planeado su baby shower para esta fecha. “Hola flaca, sigue en pie el festejo”, le digo riendo, ella sin tantos titubeos dice “sí, estoy en el centro haciendo las últimas compras, en 20 minutos te veo en mi casa”.
Y es que así hemos visto la vida muchas veces, quizá por ignorancia, o porque hemos creído que al pueblo pequeño nunca le llega nada, ni la plata, ni las obras, mucho menos el Coronavirus.
Pensando en que precisamente no pasará, es que sale Áñez de nuevo al frente, Cuarentena total. Y es justo ahí, donde descarto totalmente la idea de asistir a la fiesta rosa.
Le llamo a mi papá para decirle lo que pasa, nunca contesta, como siempre… Le llamó a mi mamá y le doy un resumen de todo el discurso, y una hora después llegan a casa, con papa, arroz, azúcar, carne y además un regalo para la bebé, que jamás se habría imaginado nacer en semejante coyuntura.
Ya son casi las cuatro de la tarde, se han suspendido las elecciones nacionales del 3 de mayo y yo sigo mirando mi ropero, el vestido rosa que usaría hoy y las risas y fotos que perderé con mi familia en la fiesta de bienvenida.
Sé que mi caso es mucho más sencillo a otros, ya que el no asistir acarreará algunas semanas de enojo con mi prima y “pequeñas” habladurías como es costumbre en la gente chismosa de la familia.
Sin embargo, otros se juegan mucho más que eso al no salir, el pan diario y el guiso de fideo de sus hijos. Y es verdad que quizá siempre hemos estado lejos de las decisiones de Estado y del centro político, pero todavía no tenemos ningún caso positivo y quizá valga la pena todos los sacrificios.
¿Quieres contarnos como lo estás viviendo? Mándanos tu texto o tus fotos a [email protected]
Hoy me levanté a las 6 y 20 de la mañana como pocas veces en sábado, mientras me preparo un sándwich de huevo con café. Sin pensarlo dos veces enciendo el televisor y como es aún menos usual desde el control presiono el 7, que precisamente me lleva al canal de Bolivia TV.
Trato de adelantar un poco el trabajo, programo algunas notas y leo otras, hasta que sean las 07:30, hora en la cual se espera día a día el informe del Ministerio de Salud. No sucede.
Llamo a mi prima, una mujer de 30 años embarazada ya casi de 9 meses y que desde hace tiempo había planeado su baby shower para esta fecha. “Hola flaca, sigue en pie el festejo”, le digo riendo, ella sin tantos titubeos dice “sí, estoy en el centro haciendo las últimas compras, en 20 minutos te veo en mi casa”.
Y es que así hemos visto la vida muchas veces, quizá por ignorancia, o porque hemos creído que al pueblo pequeño nunca le llega nada, ni la plata, ni las obras, mucho menos el Coronavirus.
Pensando en que precisamente no pasará, es que sale Áñez de nuevo al frente, Cuarentena total. Y es justo ahí, donde descarto totalmente la idea de asistir a la fiesta rosa.
Le llamo a mi papá para decirle lo que pasa, nunca contesta, como siempre… Le llamó a mi mamá y le doy un resumen de todo el discurso, y una hora después llegan a casa, con papa, arroz, azúcar, carne y además un regalo para la bebé, que jamás se habría imaginado nacer en semejante coyuntura.
Ya son casi las cuatro de la tarde, se han suspendido las elecciones nacionales del 3 de mayo y yo sigo mirando mi ropero, el vestido rosa que usaría hoy y las risas y fotos que perderé con mi familia en la fiesta de bienvenida.
Sé que mi caso es mucho más sencillo a otros, ya que el no asistir acarreará algunas semanas de enojo con mi prima y “pequeñas” habladurías como es costumbre en la gente chismosa de la familia.
Sin embargo, otros se juegan mucho más que eso al no salir, el pan diario y el guiso de fideo de sus hijos. Y es verdad que quizá siempre hemos estado lejos de las decisiones de Estado y del centro político, pero todavía no tenemos ningún caso positivo y quizá valga la pena todos los sacrificios.
¿Quieres contarnos como lo estás viviendo? Mándanos tu texto o tus fotos a [email protected]