Apicultores y ganaderos reciben técnicas contra cambio climático
Luego de que el municipio de Villa Montes elaborara su Plan de Adaptación al Cambio Climático, ahora un grupo piloto de ganaderos y apicultores reciben formación tecnológica para que sus sistemas productivos sean eficientes y así enfrentar las situaciones adversas provocadas por las...
Luego de que el municipio de Villa Montes elaborara su Plan de Adaptación al Cambio Climático, ahora un grupo piloto de ganaderos y apicultores reciben formación tecnológica para que sus sistemas productivos sean eficientes y así enfrentar las situaciones adversas provocadas por las variaciones atmosféricas.
La elaboración del plan fue realizado de manera conjunta con la organización no gubernamental Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa), entidad que trabaja en todo el Chaco trinacional -Bolivia, Argentina y Paraguay- teniendo como eje conductor el río Pilcomayo. En el caso del chaco boliviano son 16 apicultores y 44 ganaderos que reciben formación en nuevos sistemas productivos.
Labores
En la ganadería, informó la responsable de Conservación de Nativa, Marcela Zamora, abordaron cómo mejorar el sistema de pasturas y silvopastoriles, que es la integración de árboles, forraje y el pastoreo de animales domesticados de una manera mutuamente beneficiosa.
También introducir nuevas especies como la Tuna Forrajera que es un alimento alternativo para el ganado y que coadyuva en la época de sequía. En el tema del agua, que es una de las principales problemáticas del Chaco, implementaron un centro de cosecha y distribución de este líquido elemento para que sea referencial en el área boliviana.
Para esto se trabajó de manera conjunta con la Subgobernación de Villa Montes, el centro lo que hace en realidad es vincular una tecnología que ya se empleaba en la zona como son los atajados y los tanques australianos con las áreas de recolección a través de un sistema acanalado en el suelo que permite ampliar la superficie de cosecha de agua.
“Es una de las cosas que tratamos de difundir en todo el territorio para que lo conozcan no solo en el chaco tarijeño, sino también en el chuquisaqueño, a nivel nacional y que sea un lugar referencial sobre las nuevas alternativas para cosechar agua”, apuntó.
El área de abordaje sobre todo es la llanura chaqueña, primero trabajaron en la comunidad de balcones y ahora lo hacen en Capirenda, sin embargo los productores ganaderos que participan del proyecto provienen de otras zonas dela región.
En cuanto a los apicultores, estos provienen de Cutaiquí y Las Bayas -lugares cercanos a la frontera con el Paraguay y Argentina- en coordinación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina, desarrollan con ellos cuatro sistemas productivos no tradicionales para ver cuál de ellos brinda una mejor respuesta, sus beneficios, pros y contras para luego aplicarlo con otros productores.
“De hecho, lo que estamos desarrollando queremos que sea para todo el Gran Chaco, nos focalizamos de manera piloto en Villa Montes y esperamos que los trabajos se apliquen el Argentina, Paraguay y viceversa, utilizar lo que se hace en esos países”, puntualizó.
EL APUNTE
La resiliencia en
la apicultura del
Gran Chaco
La resiliencia de la apicultura en la región se la propone combinando una adaptación basada en ecosistemas, soportándose en el uso de la biodiversidad de los ambientes chaqueños y otra basada en comunidades, a través de una valorización de los conocimientos, saberes y experiencia que las comunidades locales fueron adquiriendo para resolver los problemas climáticos.
Con estos dos abordajes se fueron definiendo una serie de servicios, prácticas y tecnologías que aportan resiliencia a la producción apícola en tres niveles espaciales:
A nivel de apiario, se identificaron cuatro modelos diferentes de colmenas, cada una de ellas relacionadas a un sistema de producción de miel y características ambientales diferentes. Por ejemplo, el sistema “Farra superpuesto” permite aprovechar al máximo las curvas de floraciones intensas, cortas e impredecibles, cada vez más habituales en muchas regiones del chaco.
A nivel organizativo, el trabajo estuvo orientado al desarrollo de un monitoreo colectivo de la dinámica de las floraciones y en la selección y multiplicación genética de las abejas. El conocimiento que tienen los apicultores de su entorno se potencia cuando se les dota de herramientas y tecnologías para su gestión.
A nivel de cuenca o territorios, la participación de las comunidades de apicultores en los sistemas de alerta temprana y en el acceso a datos meteorológicos y pronósticos corto y mediano plazo que son claves para la toma de decisiones y evitar la pérdida de colmenas y productividad ante eventos climáticos adversos.
La elaboración del plan fue realizado de manera conjunta con la organización no gubernamental Naturaleza, Tierra y Vida (Nativa), entidad que trabaja en todo el Chaco trinacional -Bolivia, Argentina y Paraguay- teniendo como eje conductor el río Pilcomayo. En el caso del chaco boliviano son 16 apicultores y 44 ganaderos que reciben formación en nuevos sistemas productivos.
Labores
En la ganadería, informó la responsable de Conservación de Nativa, Marcela Zamora, abordaron cómo mejorar el sistema de pasturas y silvopastoriles, que es la integración de árboles, forraje y el pastoreo de animales domesticados de una manera mutuamente beneficiosa.
También introducir nuevas especies como la Tuna Forrajera que es un alimento alternativo para el ganado y que coadyuva en la época de sequía. En el tema del agua, que es una de las principales problemáticas del Chaco, implementaron un centro de cosecha y distribución de este líquido elemento para que sea referencial en el área boliviana.
Para esto se trabajó de manera conjunta con la Subgobernación de Villa Montes, el centro lo que hace en realidad es vincular una tecnología que ya se empleaba en la zona como son los atajados y los tanques australianos con las áreas de recolección a través de un sistema acanalado en el suelo que permite ampliar la superficie de cosecha de agua.
“Es una de las cosas que tratamos de difundir en todo el territorio para que lo conozcan no solo en el chaco tarijeño, sino también en el chuquisaqueño, a nivel nacional y que sea un lugar referencial sobre las nuevas alternativas para cosechar agua”, apuntó.
El área de abordaje sobre todo es la llanura chaqueña, primero trabajaron en la comunidad de balcones y ahora lo hacen en Capirenda, sin embargo los productores ganaderos que participan del proyecto provienen de otras zonas dela región.
En cuanto a los apicultores, estos provienen de Cutaiquí y Las Bayas -lugares cercanos a la frontera con el Paraguay y Argentina- en coordinación con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina, desarrollan con ellos cuatro sistemas productivos no tradicionales para ver cuál de ellos brinda una mejor respuesta, sus beneficios, pros y contras para luego aplicarlo con otros productores.
“De hecho, lo que estamos desarrollando queremos que sea para todo el Gran Chaco, nos focalizamos de manera piloto en Villa Montes y esperamos que los trabajos se apliquen el Argentina, Paraguay y viceversa, utilizar lo que se hace en esos países”, puntualizó.
EL APUNTE
La resiliencia en
la apicultura del
Gran Chaco
La resiliencia de la apicultura en la región se la propone combinando una adaptación basada en ecosistemas, soportándose en el uso de la biodiversidad de los ambientes chaqueños y otra basada en comunidades, a través de una valorización de los conocimientos, saberes y experiencia que las comunidades locales fueron adquiriendo para resolver los problemas climáticos.
Con estos dos abordajes se fueron definiendo una serie de servicios, prácticas y tecnologías que aportan resiliencia a la producción apícola en tres niveles espaciales:
A nivel de apiario, se identificaron cuatro modelos diferentes de colmenas, cada una de ellas relacionadas a un sistema de producción de miel y características ambientales diferentes. Por ejemplo, el sistema “Farra superpuesto” permite aprovechar al máximo las curvas de floraciones intensas, cortas e impredecibles, cada vez más habituales en muchas regiones del chaco.
A nivel organizativo, el trabajo estuvo orientado al desarrollo de un monitoreo colectivo de la dinámica de las floraciones y en la selección y multiplicación genética de las abejas. El conocimiento que tienen los apicultores de su entorno se potencia cuando se les dota de herramientas y tecnologías para su gestión.
A nivel de cuenca o territorios, la participación de las comunidades de apicultores en los sistemas de alerta temprana y en el acceso a datos meteorológicos y pronósticos corto y mediano plazo que son claves para la toma de decisiones y evitar la pérdida de colmenas y productividad ante eventos climáticos adversos.