“No podemos convertir las redes sociales en medios de masas”
Ismael Crespo (IC), doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Murci, director de Más Poder Local, revista digital sobre comunicación política y presidente la Asociación Latinoamericana de...
Ismael Crespo (IC), doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Murci, director de Más Poder Local, revista digital sobre comunicación política y presidente la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, será uno de los expositores del Primer Seminario Internacional de Comunicación Política a realizarse en el hotel Camino Real de Santa Cruz, el 1 y 2 de junio.
Crespo dictó docencia de grado y postgrado en 65 universidades y centros de investigación de Europa y América Latina, ha participado en 30 congresos nacionales e internacionales y dictado 90 conferencias en veinte países.
América Latina está cerrando un ciclo político, ¿se termina el esquema del Socialismo del Siglo XXI y se abre un escenario de transición hacia otro momento?
IC: Yo pensaba que sí, que se acababa el ciclo, se veían elementos nuevos, como una baja en el crecimiento económico que lleva a una fase de restricciones y crisis, que puede traducirse en un cambio de los modelos políticos, dando un giro hacia gobiernos alineados más en la centro derecha, como ha estado pasando en varios países.
Pero, para tener una visión global, hay que fijarse en los dos grandes de América Latina, México y Brasil, tenemos elecciones en julio en el primero y en octubre en el segundo. Allí se puede generar un cambio de nuevo hacia modelos neo populistas de izquierda, como el caso de López Obrador y en espera de lo que suceda en Brasil, si se dará una especie de designación a dedo de algún candidato vicario por parte de Lula.
Esto abriría espacios nuevos para el mantenimiento de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Hay que esperar a ver qué sucede con los dos gigantes, porque van a influir mucho.
¿Los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI entendieron tarde o se involucraron tarde en el mundo de la revolución digital?
IC: No, yo diría la revés, en el caso de los gobiernos neo populistas, hay ejemplos paradigmáticos como el de Correa en la comunicación digital, utilizando las nuevas tecnologías, al igual que en la comunicación electoral. Se han utilizado de manera masiva los recursos tecnológicos a favor de estos gobiernos, hoy en día la campaña en América Latina ha tenido una parte post moderna, a partir de la comunicación digital, absolutamente urbana, que convive con la otra parte, diríamos pre moderna, feudal, donde los elementos más tradicionales están enroscados en el caudillismo, caciquismo, clientelismo.
¿Cómo ve Bolivia? ¿Cuál es la imagen del proceso político en Bolivia y cómo decantará finalmente?
IC: Bolivia se está viendo como una de las naciones más estables. Pero, junto a otras naciones, con el paso del tiempo han perdido una cierta presencia y perspectiva internacional, sobre todo porque frente a la posibilidad del cambio de ciclo por derivas que han tenido desde el punto de vista construccional, por ejemplo con alteraciones o modificaciones para mantenerse.
Yo creo que Bolivia necesita un cambio, para seguir con la idea de que es un régimen democrático, pues en ellos no se pueden mantener los presidentes que alteran los pactos constitucionales con el objetivo de mantenerse en el poder.
Hay algunos conceptos claves que has planteado, como que los políticos no logran comunicarse, ¿de qué se trata?
IC: Este tema tiene muchos vértices. Lo han intentado abordar los políticos y los consultores, incorporando elementos como la cercanía, el gobierno abierto, las capacidades tecnológicas para entablar una comunicación directa con el ciudadano, pero es que hay un problema básico ni el ciudadano escucha, ni el político escucha, está roto el canal de comunicación. ¿Y por qué? Porque hay grandes problemas inherentes a la política, como la desafección política, el escaso interés del ciudadano por la política, el escaso interés del político por el ciudadano.
¿De qué trata el concepto de desafección?
IC: La desafección supone una crisis de la calidad de la democracia, son esos desafectos que tienen los ciudadanos con elementos consustanciales de la democracia. Son elementos nucleares, pues no se trata de que el individuo está en desafecto con el funcionamiento del sistema, sino con el sistema en su conjunto. Cuando tenemos una desafección grande está relacionada a una calidad baja de la democracia, tiene que ver con que nos desenchufamos y no escuchamos. Si no encontramos un elemento que una, y esto significa conocer a los electores y ciudadanos, puede ser complicado. La desafección puede ser coyuntural o, como está pasando hoy, ya es estructural, es decir, los ciudadanos no nos sentimos representados por los políticos, con independencia de que sean de derecha, izquierda o centro, con independencia de nuestras propias pertenencias ideológicas, que cada vez son menos.
En una entrevista presagiaste que el Big Data sería más importante que las redes sociales, ¿por qué?
IC: Ahí está el núcleo de la evolución de la consultoría. Cuando tomamos una campaña nos preocupamos no sólo de qué comunicar, sino cómo, es decir a través de qué medios. Pero sobre todo debemos buscar a quién llegamos. Este es el elemento fundamental.
Y para eso necesitamos datos, datos de sus gustos, su poder adquisitivo, preferencias políticas, lo que le importa en la vida, aquello que lo moviliza, sus adhesiones, sus geolocalizaciones. Cuando hablamos de la comunicación digital una buena parte se hace sabiendo a quién diriges los mensajes; la comunicación mediatizada en medios tradicionales llega a muchos pero no sabemos quiénes reciben y cómo procesan los mensajes. Por ello, hoy el 80 a 90% de los presupuestos está enfocado ahí, en los datos de tu elector, no está enfocado en escribir en twitter o facebook, lo que tenemos que buscar es cuál es nuestro destinatario, pues no podemos convertir a las redes sociales en los nuevos medios de comunicación de masas. Es decir, donde había mucha gente que nos veía y leía, pero realmente le decíamos cosas que no le interesaba.
Crespo dictó docencia de grado y postgrado en 65 universidades y centros de investigación de Europa y América Latina, ha participado en 30 congresos nacionales e internacionales y dictado 90 conferencias en veinte países.
América Latina está cerrando un ciclo político, ¿se termina el esquema del Socialismo del Siglo XXI y se abre un escenario de transición hacia otro momento?
IC: Yo pensaba que sí, que se acababa el ciclo, se veían elementos nuevos, como una baja en el crecimiento económico que lleva a una fase de restricciones y crisis, que puede traducirse en un cambio de los modelos políticos, dando un giro hacia gobiernos alineados más en la centro derecha, como ha estado pasando en varios países.
Pero, para tener una visión global, hay que fijarse en los dos grandes de América Latina, México y Brasil, tenemos elecciones en julio en el primero y en octubre en el segundo. Allí se puede generar un cambio de nuevo hacia modelos neo populistas de izquierda, como el caso de López Obrador y en espera de lo que suceda en Brasil, si se dará una especie de designación a dedo de algún candidato vicario por parte de Lula.
Esto abriría espacios nuevos para el mantenimiento de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Hay que esperar a ver qué sucede con los dos gigantes, porque van a influir mucho.
¿Los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI entendieron tarde o se involucraron tarde en el mundo de la revolución digital?
IC: No, yo diría la revés, en el caso de los gobiernos neo populistas, hay ejemplos paradigmáticos como el de Correa en la comunicación digital, utilizando las nuevas tecnologías, al igual que en la comunicación electoral. Se han utilizado de manera masiva los recursos tecnológicos a favor de estos gobiernos, hoy en día la campaña en América Latina ha tenido una parte post moderna, a partir de la comunicación digital, absolutamente urbana, que convive con la otra parte, diríamos pre moderna, feudal, donde los elementos más tradicionales están enroscados en el caudillismo, caciquismo, clientelismo.
¿Cómo ve Bolivia? ¿Cuál es la imagen del proceso político en Bolivia y cómo decantará finalmente?
IC: Bolivia se está viendo como una de las naciones más estables. Pero, junto a otras naciones, con el paso del tiempo han perdido una cierta presencia y perspectiva internacional, sobre todo porque frente a la posibilidad del cambio de ciclo por derivas que han tenido desde el punto de vista construccional, por ejemplo con alteraciones o modificaciones para mantenerse.
Yo creo que Bolivia necesita un cambio, para seguir con la idea de que es un régimen democrático, pues en ellos no se pueden mantener los presidentes que alteran los pactos constitucionales con el objetivo de mantenerse en el poder.
Hay algunos conceptos claves que has planteado, como que los políticos no logran comunicarse, ¿de qué se trata?
IC: Este tema tiene muchos vértices. Lo han intentado abordar los políticos y los consultores, incorporando elementos como la cercanía, el gobierno abierto, las capacidades tecnológicas para entablar una comunicación directa con el ciudadano, pero es que hay un problema básico ni el ciudadano escucha, ni el político escucha, está roto el canal de comunicación. ¿Y por qué? Porque hay grandes problemas inherentes a la política, como la desafección política, el escaso interés del ciudadano por la política, el escaso interés del político por el ciudadano.
¿De qué trata el concepto de desafección?
IC: La desafección supone una crisis de la calidad de la democracia, son esos desafectos que tienen los ciudadanos con elementos consustanciales de la democracia. Son elementos nucleares, pues no se trata de que el individuo está en desafecto con el funcionamiento del sistema, sino con el sistema en su conjunto. Cuando tenemos una desafección grande está relacionada a una calidad baja de la democracia, tiene que ver con que nos desenchufamos y no escuchamos. Si no encontramos un elemento que una, y esto significa conocer a los electores y ciudadanos, puede ser complicado. La desafección puede ser coyuntural o, como está pasando hoy, ya es estructural, es decir, los ciudadanos no nos sentimos representados por los políticos, con independencia de que sean de derecha, izquierda o centro, con independencia de nuestras propias pertenencias ideológicas, que cada vez son menos.
En una entrevista presagiaste que el Big Data sería más importante que las redes sociales, ¿por qué?
IC: Ahí está el núcleo de la evolución de la consultoría. Cuando tomamos una campaña nos preocupamos no sólo de qué comunicar, sino cómo, es decir a través de qué medios. Pero sobre todo debemos buscar a quién llegamos. Este es el elemento fundamental.
Y para eso necesitamos datos, datos de sus gustos, su poder adquisitivo, preferencias políticas, lo que le importa en la vida, aquello que lo moviliza, sus adhesiones, sus geolocalizaciones. Cuando hablamos de la comunicación digital una buena parte se hace sabiendo a quién diriges los mensajes; la comunicación mediatizada en medios tradicionales llega a muchos pero no sabemos quiénes reciben y cómo procesan los mensajes. Por ello, hoy el 80 a 90% de los presupuestos está enfocado ahí, en los datos de tu elector, no está enfocado en escribir en twitter o facebook, lo que tenemos que buscar es cuál es nuestro destinatario, pues no podemos convertir a las redes sociales en los nuevos medios de comunicación de masas. Es decir, donde había mucha gente que nos veía y leía, pero realmente le decíamos cosas que no le interesaba.