Hay falta de apoyo estatal
El Comedor Amiguitos de Jesús ayuda a 70 niños pese a la crisis
El comedor sigue alimentando a niños de barrios vulnerables, pese a que todos los productos subieron de precio. Apelan a la solidaridad de la población tarijeña para recaudar más alimentos



En medio de la difícil situación económica que atraviesa Bolivia y especialmente Tarija, donde el precio de la canasta básica se ha incrementado de forma alarmante, el Comedor Amiguitos de Jesús continúa brindando un servicio esencial para más de 70 niños de escasos recursos. Este espacio solidario, impulsado por las Hermanas Carmelitas desde 2006, ha logrado mantenerse con esfuerzo, fe y la colaboración desinteresada de la población.
El comedor no solo proporciona almuerzo y refrigerio a menores de distintas zonas vulnerables, sino que también les brinda acompañamiento, apoyo escolar y un entorno seguro para su desarrollo. “Hay niños desde los 2 años hasta que terminan el bachillerato. Se les atiende de lunes a viernes, y muchos de ellos vienen de barrios alejados y en situación de necesidad”, explicó a El País la hermana Consuelo, quien lidera esta obra desde hace años en Tarija.
A pesar de la crisis económica que golpea fuertemente al país, el comedor sigue en pie. “Confiamos en Dios, todo lo dejamos en sus manos. Siempre toca el corazón de la gente para que nos ayuden, y gracias a eso no hemos abandonado a los niños, al contrario, seguimos dándoles su comida, su sopa, sus frijoles”, expresó con esperanza.
Ayuda: Quienes deseen colaborar ya sea con alimentos o ropa de abrigo pueden comunicarse con la hermana Consuelo al celular 75114890.
Sin embargo, las dificultades son evidentes. Los precios de los alimentos han subido y eso ha obligado a ajustar los menús. “Sí, hemos tenido que reducir algunas porciones o cambiar algunos productos. Pero los niños nunca se quejan, comen todo lo que se les da con alegría”, dijo la hermana.
Actualmente, el comedor sobrevive gracias a pequeños aportes de personas solidarias y de la comunidad parroquial. Sin embargo, la hermana Consuelo también hizo un llamado a la población tarijeña para que, en este tiempo de crisis, extienda su mano solidaria.
“Necesitamos productos básicos para cocinar; quinoa, trigo, avena, arroz, fideo, lo que sea útil para preparar las sopas. A veces un granito de arena, como decimos en Venezuela, hace la diferencia”, comentó.
Hace unos meses recibieron una donación de víveres por parte del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) y de Ruth Ponce, esposa del Gobernador, pero esos productos ya se terminaron debido a la alta demanda. “Antes, había una beca para 120 niños que daba la Gobernación. Ahora ya no la tenemos, y solo podemos alimentar a 70. Lo demás lo compramos como podemos”, dijo.
En Tarija, este no es el único comedor solidario. Hasta antes de la pandemia, también funcionaba un comedor en el Obispado, detrás de la Catedral, que atendía a personas en situación de calle, migrantes y otros ciudadanos en tránsito. Este espacio también operaba con el apoyo de los feligreses y vecinos que donaban alimentos.
Pero cerró durante la emergencia sanitaria para evitar contagios. “Se tenía la intención de volver a abrir, pero ahora se analiza si la población podrá seguir colaborando, ya que la situación es aún más dura que antes”, informaron a El País.
A pesar de todo, el Comedor Amiguitos de Jesús continúa siendo un refugio para decenas de niños que, sin este apoyo, pasarían hambre. “La población tarijeña ha sido muy solidaria, y esperamos que en este tiempo difícil podamos seguir contando con ese corazón generoso que siempre nos ha sostenido”, concluyó la hermana Consuelo.
La crisis golpea a los más pobres
El incremento constante de los precios de los productos de la canasta básica golpea con fuerza a la población de escasos recursos en Tarija. Familias enteras enfrentan dificultades para acceder a productos esenciales como arroz, aceite, carne y otros insumos necesarios para una buena alimentación. La crisis económica agrava la situación, dejando a muchos sin opciones y dependiendo de la solidaridad de la población para subsistir.